Toqueteos, mensajes por redes sociales y miradas lascivas: una extrabajadora de Space X denuncia la cultura sexista de la compañía

Trabajar en la empresa de ingeniería líder en el mundo, más concretamente de la industria espacial, y siendo una mujer, además, con ascendencia asiática, no es fácil. Lograr este hito supone romper muchos techos techos de cristal, y eso es lo que consiguió Ashley Kosak trabajando en Space X.

En 2017 Kosak empezó como becaria para unirse 2 años más tarde al equipo de la compañía aeroespacial a tiempo completo. Su desempeño en la empresa ha sido principalmente la de evaluar el riesgo técnico del vehículo Demo-2, la primera operación tripulada de Space X, lanzada en 2020.

Ante la falta de un plan medioambiental, la ingeniera también creó un plan que llevaría a SpaceX a la neutralidad de carbono total para 2030. Los cohetes mandados al espacio, aunque pocos en comparación con el gran número de vuelos comerciales, contaminan hasta 300 veces más por pasajero que un avión.

Pero a pesar de trabajar en una empresa como Space X, un espacio donde a los trabajadores se les promete —en palabras de la exempleada—, que pueden cambiar el mundo, Ashley Kosak tomó la decisión de marcharse porque no soportaba todo el acoso sexual que supuestamente recibía.

"Sólo en el último año, he tenido que llevar a RRHH varios incidentes diferentes de sexismo", cuenta Kosak en una carta en la que asegura que el acoso sexual empezó cuando tan solo llevaba unas semanas como becaria y un compañero le tocó el culo. 

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"Algunos de los hombres que trabajan en SpaceX abrazan a las mujeres sin su consentimiento, miran fijamente a sus compañeras mientras trabajan e interpretaban cada evento social relacionado con la empresa como una oportunidad para ligar con ellas", confiesa.

Además, la extrabajadora de la compañía aeroespacial relata que durante la pandemia algunos hombres de la empresa encontraron su cuenta de Instagram y le enviaron mensajes para invitarla a salir.

"Uno me llamó al teléfono a las 4 de la mañana. Otro compañero de trabajo vino a mi casa e insistió en tocarme incluso cuando le pedí repetidamente que fuéramos profesionales", ha asegurado Kosak.

Excepto el primer episodio en su etapa como becaria, la ingeniera trasladó cada momento en el que se sintió incómoda al departamento de RRHH.

"Informé de cada incidente que sufrí y no se hizo nada. Me dijeron que asuntos de esta naturaleza eran demasiado privadospara discutirlos abiertamente con los implicados. En su lugar, dijeron que se impartirían programas de formación obligatorios en la empresa", relata en la carta la extrabajadora.

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Presentó ideas como un marco estandarizado para sancionar a los acosadores sexuales, ya que en la compañía no habían solucionado nada. Esas ideas no tuvieron respuesta, así que decidió grabar una reunión RRHH.

"Grabé porque me parecía increíble que no hubiera ningún sistema para tratar este comportamiento. Al final no pasó nada, excepto que me advirtieron que grabar la reunión era una violación de la política de SpaceX", ha confesado Ashley Kosak.

A pesar de la advertencia a la ingeniera por grabar, "todos y cada uno de los hombres" que supuestamente la acosaron fueron mantenidos en la empresa, a pesar de la supuesta política de tolerancia cero ante el acoso de la compañía.

Después de más experiencias de acoso sexual, así como de prejuicios de género y raza, finalmente mandó un mensaje a la línea de denuncia anónima de Ética y Cumplimiento de SpaceX. 

"No me sentía preparada para adjuntar mi nombre a la queja, pero a pesar de su anunciado anonimato, la línea de denuncia era en realidad un formulario de Microsoft que permite a los administradores ver la identidad del remitente".

Una semana más tarde, RRHH se puso en contacto con ella. Poco después, se reunió con el director del departamento para explicarle lo mal que estaba. "Me aseguraron que nunca habían oído hablar de mis experiencias de acoso y me pidieron que mandara una lista con soluciones a un email".

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Al final, el estrés que había acumulado durante sus años de trabajo en SpaceX, terminó por quebrantar su salud mental. "En noviembre de 2021, mi psiquiatra escribió a la empresa para pedir que me dejaran tomar un descanso debido a los ataques de pánico que estaba padeciendo".

Mientras se tomaba una semana de baja médica para recuperarme, Kosak recibió "una frenética cadencia de llamadas" de Recursos Humanos, pidiendo hablar supuestamente para firmar un acuerdo de no divulgación a cambio de dinero.

Renunció 10 días después. Lo único que cambió es que ahora los nuevos becarios de SpaceX reciben formación sobre cómo denunciar mejor el acoso. "Los acosadores, en cambio, siguen sin rendir cuentas", concluye en su carta la extrabajadora.

Además del acoso sexual que supuestamente sufrió, Kosak también ha criticado la "sobreexigencia" que ejerce Elon Musk sobre sus trabajadores, llegando teóricamente a amenazar a los ingenieros con la quiebra de la empresa si no trabajaban más duro.