¿Café para todos con los fondos europeos? Por qué la asignación del dinero podría truncar el efecto transformador en la economía

Ilustración con un café y un trampolín

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  • Los fondos europeos podrían ser la gran oportunidad para solucionar el origen de los males de la economía española: su baja productividad.
  • El problema es que la asignación del dinero se parece más a un café para todos que podría acabar con el pretendido efecto transformador.

Los fondos europeos podrían ser la gran oportunidad para solucionar el origen de los males de la economía española: su baja productividad, estancada desde hace dos décadas. El problema es que no está claro que se esté seleccionando a las empresas beneficiarias del dinero basándose en unos requisitos que aseguren esa productividad, y esto podría terminar convirtiendo la asignación de fondos en una suerte de café para todos. 

"El problema es que estos fondos se están asignando desde el Gobierno Central, y la sensación es un poco de café para todos", confirma José Emilio Boscá, investigador asociado de Fedea y profesor Titular de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Valencia. 

Boscá se refiere concretamente a que parte del dinero de los fondos le está llegando sobre todo a empresas públicas, "y estas no son las más productivas", matiza. De las 100 empresas que han recibido los primeros 5.112 millones de euros de los fondos, más del 60% son públicas.

En cambio, avisa Boscá, "en el sector privado, a las pequeñas empresas están llegando parcialmente, y hay muchas empresas que también están renunciando por la complejidad".

España ha sido el primer país en recibir el dinero de los fondos europeos y uno de los más beneficiados en su cuantía: más de 163.000 millones de euros que irán a parar a la economía en un momento crucial, cuando el crecimiento podría verse resentido por una inflación más pegajosa de lo esperado, el impacto de los tipos de interés o el riesgo de recesión. Con una condición: hay que gastar ese dinero en tiempo récord, de aquí a 2026.

De momento, España ha recibido en torno a 37.000 millones de euros en ayudas directas de los fondos NextGenerationEU. Ese dinero se ejecuta según las competencias de las distintas administraciones públicas, apunta Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano: "Los ministerios acuerdan con ellas la cantidad a transferir y los criterios de asignación de los fondos a las comunidades autónomas. Dichos criterios varían según cada proyecto asociado".

Pero a la hora de ver al detalle qué tipo de empresas están recibiendo el dinero, resulta que hay diferencias en función del tamaño: las grandes se quedan con las licitaciones, mientras que las pequeñas empresas optan a más ayudas directas.

Ilustración de diferencia de tamaño en puño es igual a desequilibrio, pelea

Tras la aprobación del plan de recuperación y la asignación de las primeras partidas, el Banco de España ha empezado a medir los resultados, en colaboración con el Ministerio de Economía. 

"Podemos ver cuántas de las convocatorias se han ido resolviendo, cuánto tiempo han tardado en resolverse y en qué medida cuánto es el dinero que se va filtrando hacia los destinatarios finales", explicaba Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, en unas jornadas organizadas por la APIE, a finales de 2023.

Con la información de los beneficiarios de las licitaciones y subvenciones, cruzada con los datos de la central de balances del Banco de España, el organismo puede ver qué tipo de empresas reciben los fondos, en función de su tamaño, sector o productividad. En cuanto a los resultados, varían en función de si hablamos de licitaciones públicas o de ayudas directas, y la conclusión es agridulce:

Mientras que las empresas adjudicatarias de licitaciones sí parecen ser más productivas que las que no reciben esos fondos, en el caso de las subvenciones no ocurre lo mismo: el Banco de España avisa de que están recibiendo ayudas directas empresas independientemente de su productividad.

Esto se debe básicamente a que, en muchos casos, no se están priorizando las inversiones productivas. "Debería haber una relación más estrecha entre los fondos europeos y la inversión productiva", señala Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas.

Entre otras cosas, porque de eso se trata: de que el dinero de la Unión Europea tenga un impacto transformador sobre la economía española y su tejido productivo. Por algo se llama Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

"Cuando se empezó a hablar de los fondos, lo lógico hubiera sido plantear proyectos de país, unir a grandes multinacionales y medianas empresas, con una estrategia clara", añade Boscá: "podría haber muchos proyectos y al final no se sabe muy bien qué está pasando con los fondos, no se está viendo ese efecto arrastre sobre la productividad.

Para Torralba, "lo deseable sería medir y seguir con la mayor profesionalidad posible la rentabilidad potencial de los fondos cedidos". El problema es que, dado el elevado montante y la cantidad de potenciales proyectos, "la Administración Pública no tiene los recursos ni la formación adecuada para hacerlo, de ahí su lento desarrollo".

Ilustración de empleados en el trabajo sin productividad o sin motivación

Otro problema radica en el propio concepto de productividad, tan difícil de medir y, por tanto, de incluir como requisito para la adjudicación de las partidas. "Tenemos un gran problema de métricas, y es que no disponemos de datos que tengan como objetivo medir las diferencias de productividad en el ámbito de la empresa", lamenta Matilde Mas, catedrática de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y directora de Proyectos Internacionales del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

El riesgo de asignar los fondos sin medir este tipo de cuestiones, avisa Torralba, es que el empuje sea menor sobre la economía y todas esas metas queden en papel mojado: "lógicamente este riesgo es evidente. La proporción de impacto en PIB de los fondos que teóricamente se iban a conceder, asignar y ejecutar entre 2021 y 2023 ha sido muy decepcionante, menos del 0,5% del PIB medio anual del periodo". 

Cómo mejorar la asignación de los fondos europeos

¿Cómo podría evitarse este riesgo? Puesto que la productividad como tal es muy difícil de tener en cuenta como criterio explícito en el desembolso del dinero. Raymont Torres enumera una serie de criterios que permitirían hacer crecer la productividad indirectamente. Básicamente, se trata de objetivos intermedios que ejercen como palanca.

  1. En primer lugar, asegurar la inversión en equipamiento: "Habría que ser más selectivos en lo referente a inversiones que computan o de las que pueden beneficiarse las empresas", explica Torres. Un criterio, por ejemplo, sería filtrar por tipo de inversión y darle mayor peso a aquellas relacionadas con capital intangible (como creaciones de marca o de actividad) o de equipamiento de empresas. Es lo contrario, por ejemplo, a lo que está ocurriendo con el Kit Digital, donde en algunos casos las ayudas concedidas están destinadas a objetivos como la compra de una tablet, cuyo potencial transformador es bastante cuestionable.
  2. Otra fórmula sería marcar como objetivos o darle mayor peso a aquellos sectores que vayan a ser muy importantes en la transformación del tejido productivo o de la productividad, como las energías renovables.
  3. Una tercera receta tiene que ver con tener una óptica más centrada en la cadena productiva. En el Norte de Italia, por ejemplo, tienen un clúster industrial, y la política pública está enfocada en el apoyo a toda la cadena productiva. "Esto podría darse en nuestro caso con el sector agroalimentario, con el fin de desarrollar toda la cadena productiva y evitar efectos aislados en los campeones", añade Torres.

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