El gran reto de los CEO de Wall Street esta primavera es conservar sus dos empleos

David M. Solomon, CEO de Goldman Sachs; Larry Fink, CEO de BlackRock, y Brian Moynihan, del Bank of America.
David M. Solomon, CEO de Goldman Sachs; Larry Fink, CEO de BlackRock, y Brian Moynihan, del Bank of America.

Lester Cohen/Getty Images; Thos Robinson/Getty Images; John Lamparski/Getty Images

  • Goldman Sachs, BlackRock y Bank of America se enfrentan este año a la propuesta de inversores que quieren dividir la doble función de CEO y presidente, para que una sola persona no pueda tener todo el poder. 
  • Incluso si estas propuestas prosperan, los expertos se muestran escépticos sobre el efecto positivo que la división de estas dos tareas pueda tener en la empresa. 

Un trío de altos directivos de Wall Street se enfrenta esta primavera a la presión de ciertos inversores por sus puestos de trabajo. 

Los inversores de Goldman Sachs, BlackRock y Bank of America han propuesto dividir las funciones de consejero delegado y presidente que ahora mismo ostentan David Solomon, Larry Fink y Brian Moynihan, respectivamente, en la lista de propuestas de los accionistas de este año. Los intentos de añadir una supervisión más independiente a los consejos de administración de las empresas es una reprimenda pública a esos consejeros delegados.

Los asesores de voto —proxy advisors, empresas que recomiendan el sentido del voto a los grandes accionistas— suelen preferir que el consejero delegado y el presidente del consejo de administración estén ocupados por personas distintas para reducir los conflictos de intereses. 

La semana pasada, Glass Lewis y la Institutional Shareholder Services recomendaron a Goldman y Bank of America que separaran sus puestos de consejero delegado y presidente. Un fondo activista británico pide lo mismo para BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo.

Separación de los roles de CEO y presidente

Estas propuestas aparecen y desaparecen cíclicamente, y Wall Street ha vivido muchos momentos similares en las votaciones, de accionistas grandes y pequeños. La mayoría han sido rechazadas o han dado lugar a cambios a corto plazo.

Bank of America, por ejemplo, separó las funciones de consejero delegado y presidente bajo la presión de los accionistas en 2009, pero cinco años después volvió a asignar el cargo a Brian Moynihan. El banco se enfrenta de nuevo a una propuesta de los accionistas para separar las funciones de Moynihan, en una repetición de una votación similar que fracasó en 2015.

El año pasado, casi el 14% de las empresas del índice estadounidense S&P 500 recibieron propuestas de los accionistas para separar las funciones de consejero delegado y presidente, frente al 6% en 2021, según el proveedor de datos ISS-Corporate. Las propuestas han contado con un apoyo medio de alrededor del 30%. BlackRock apoyó una propuesta de este tipo en 2020 en Exxon, pero la medida fracasó.

En las últimas décadas, las empresas estadounidenses han separado cada vez más los puestos de trabajo. Pero la división de funciones "no es inequívocamente positiva" para el rendimiento de las empresas, escribieron investigadores de la Escuela de Negocios de Stanford en un artículo de 2016.

Los investigadores de Stanford hicieron un seguimiento de los cambios en los consejos de administración de 100 de las mayores y 100 de las menores empresas estadounidenses que cotizan en bolsa en los 20 años que terminaron en 2016. Descubrieron que un tercio de las empresas, incluida Bank of America, separaron las funciones de presidente y consejero delegado y posteriormente las combinaron durante el periodo de 20 años.

CEO Día

Las grandes empresas —como el trío de firmas de Wall Street en la actualidad— fueron objeto de propuestas de los accionistas para dividir los puestos con mucha más frecuencia que las pequeñas empresas. En el periodo de 20 años, 56 de las 92 grandes empresas se enfrentaron al menos a una propuesta de los accionistas para añadir un presidente independiente. Solo tres de las 95 empresas más pequeñas lo hicieron.

"Esto sugiere que las empresas a las que se dirigen los accionistas para abogar por un consejo de administración independiente no son necesariamente las que tienen los problemas de gobernanza más graves, sino las que son los objetivos públicos más visibles", escribieron los investigadores de Stanford. 

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