La guerra de la que nadie habla: qué está haciendo la Oficina de Patentes y Marcas para impulsar la soberanía industrial española frente a potencias como EEUU o China

  • El director de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) detalla a Business Insider España las líneas con las que tratan de impulsar la soberanía industrial del país.
  • José Antonio Gil Celedonio recuerda que la falta de respiradores en lo peor de la pandemia puso de relieve que España debe contar con más capacidad productiva para no depender tanto de terceros.
  • La necesidad de reindustrializar España y Europa coincide con una serie de políticas comunitarias que buscan regular y reclamar la soberanía también en el mundo digital.
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Es 2021 y Europa quiere reivindicar su soberanía tecnológica.

El pasado lunes el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, mantuvo una reunión con la Representante Comercial de EEUU, Katherine Tai. En el encuentro se trató la necesidad de "regular el espacio digital". La Comisión ya ha planteado dos borradores de leyes sobre Servicios Digitales y Mercado Digital, cuyo propósito es salvaguardar una serie de garantías y obstaculizar monopolios y oligopolios en la industria tecnológica.

Pero este concepto de soberanía tecnológica está muy ligado al de soberanía industrial, defiende José Antonio Gil Celedonio en una reciente entrevista mantenida con Business Insider España. Gil es el director de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), un organismo dependiente del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Cuando se le pregunta si Europa se ha quedado atrás en la carrera de la innovación que mantienen en liza a potencias como Estados Unidos o China, él considera que no, aunque "hay cierta parte de verdad en esa afirmación".

De hecho, China, Japón y EEUU acaparaban en 2019 el 78% de las protecciones registradas sobre sistemas de inteligencia artificial en todo el mundo, según el informe de ese año de la WIPO, el máximo órgano internacional sobre patentes al que se adscribe la propia OEPM. Si bien el director de la OEPM recuerda que un desarrollo en IA por sí mismo no es patentable, ya que el software, las líneas de código, se protegen mediante derechos de autor, y no patentes.

Pero José Antonio Gil recuerda que "a día de hoy Europa, entendida como un conjunto de países con una serie de acervos comunes y grandes disparidades" no puede compararse con EEUU o China. "La política de patentes de EEUU es única, la política de patentes de China es única". En Europa "no es lo mismo el estado de la ciencia y la tecnología en Dinamarca, Francia, Italia o Rumanía". "No estamos comparando lo mismo".

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El discurso de Gil Celedonio desvela las líneas maestras con la que la OEPM pretende reforzar esa soberanía industrial española. Muchas de las mismas se detallan en el Plan Estratégico de la OEPM que ya está en curso y se prolonga hasta 2024. "En España tenemos una cierta idea de que investiguen o inventen otros", lamenta el responsable de la oficina. "Siempre decimos que los países ricos son los que investigan, desarrollan o innovan".

"Es justo al revés", matiza. "Los países que innovan o investigan son los que se vuelven ricos". Gil cree que España tiene los ingredientes necesarios para empezar a exportar tecnología. "Tenemos muy buena posición en rankings internacionales de investigación y desarrollo, en marcas en el mundo, tenemos una posición exportadora muy importante y mucha fama internacional gracias al turismo", abunda. Lo que toca es exportar "de forma segura".

"Al final las marcas o las patentes son cláusulas de seguridad para nuestra creatividad. Si estamos de acuerdo en que queremos un modelo de sociedad inclusivo, con servicios públicos, con políticas públicas para todos, tendremos que financiarlas. Ese crecimiento económico está vinculado a la innovación, a la tecnología y a la ciencia, y son esenciales para financiarlo".

La pandemia, una oportunidad

La ministra Reyes Maroto presentando el Plan Estratégico de la OEPM hasta 2024.
La ministra Reyes Maroto presentando el Plan Estratégico de la OEPM hasta 2024.

Ministerio de Industria, Comercio y Turismo

Lo primero es el diagnóstico. Según Gil Celedonio, desde los 70 y 80 ha habido "una cierta desregulación de la economía que ha llevado a un incremento del sector financiero o del sector terciario". "La crisis del coronavirus ha demostrado que tenemos que tener capacidades productivas propias para no depender de fuera".

"Me limito a lo que vivimos en abril y mayo de 2020", continúa. España necesitaba más respiradores que nunca para atender a los pacientes de coronavirus en los hospitales durante la primera oleada de la pandemia. "Nos dimos cuenta de que no teníamos capacidad productiva inmediata y dependíamos de exportaciones de terceros. ¿Qué ocurre si confiamos en unas reglas de libre comercio y de repente hay un factor no económico que las frena?". "Esto quizá suene algo marxista, pero es así: pasa que quien posee los medios de producción, manda".

"De ahí que la soberanía industrial sea un elemento muy importante. Debería ser un elemento que trascendiera a un análisis político e ideológico. Es importante que los países europeos tengamos una soberanía industrial independientemente de que uno sea más o menos conservador, liberal y socialdemócrata. Y esto va muy ligado a la cuestión de las patentes".

En 2020 se registró un incremento de las solicitudes de patentes que rompía una tendencia a la baja que se registraba desde 2010. En concreto, durante el año de la pandemia se presentaron 1.483 solicitudes, un 9,2% más que el año anterior, como destacabaNewtral. El director de la OEPM confirma que las cifras de este año son similares y expone algunas de las posibles razones por las que este número creció en plena crisis.

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La primera de esas razones es que en abril de 2017 entró en vigor la nueva Ley de Patentes y desde la OEPM se ha hecho una labor "pedagógica" a la hora de explicar "cuáles son las ventajas de solicitar una patente bajo el nuevo régimen jurídico". "Cualquier cambio legislativo en un tema tan complejo como este requiere de un proceso de aprendizaje. Ha costado, pero se ha conseguido". Los principales solicitantes de patentes en 2020 fueron el CSIC y determinadas universidades con marcado carácter tecnológico, como la Universidad Politécnica de Madrid, la de Vigo o la Politécnica de Cartagena.

La otra razón es que "al final la ciencia y la tecnología han vuelto a salvarnos una vez más". "No somos del todo conscientes, y podemos tener una posición más o menos favorable sobre las farmacéuticas y sus políticas empresariales. Pero al margen de eso, el hecho es que en junio de 2021 estamos camino de que España esté inmunizada frente a una enfermedad que se conoció a finales de 2019". "Todo esto se ha logrado porque la ciencia y la tecnología están en un estado en el que no estaban hace tiempo".

"Lo que ha ocurrido es que hay multitud de empresas españolas y de solicitantes españoles que han visto cómo la pandemia no solo daba más pie a intentar patentar invenciones relacionadas con técnicas de salud, sino que también quizá el parón económico y el cierre prácticamente obligado de muchos establecimientos empresariales y económicos dio la oportunidad de repensar un poco la estrategia y la cartera de patentes".

Qué está haciendo la OEPM

Gil Celedonio confía en que 2021 "suponga un cambio en la tendencia en solicitudes de patentes y modelos de utilidad", porque se trata, reconoce, "del eslabón débil en la propiedad intelectual en España". "España es un país que tiene mucha creatividad", insiste. "Está en un lugar muy destacado gracias a una industria audiovisual y artística muy potentes". "En el ámbito de las marcas también está muy bien posicionada".

Pero son varios los desafíos a la hora de abordar cómo impulsar la soberanía industrial. En primer lugar, en inglés el concepto de intellectual property (IP) engloba tanto las propiedades intelectuales como las propiedades industriales. "En español se distingue y es verdad que jurídicamente son derechos diferentes". Por eso, una de las primeras encomiendas que Gil Celedonio asumió al llegar a la dirección de la OEPM hace 3 años fue mejorar la colaboración entre los ministerios de Cultura y Deporte e Industria, Comercio y Turismo.

Hoy por hoy la OEPM tiene la capacidad de conceder y atender las solicitudes de patentes en un plazo de un año y medio o dos años. "Son datos muy buenos, teniendo en cuenta lo que se tardan en resolver las patentes en otros países de nuestro entorno", remacha el director de la oficina, que asegura que se han conseguido estas cifras "gracias al uso masivo de las tecnologías de la información" y al "gran número de examinadores de patentes" de los que dispone el organismo, "al tratarse de una oficina con una clara vocación internacional".

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De hecho, la OEPM es una de las 23 oficinas colaboradoras de todo el mundo según consta en el Tratado internacional de Patentes. Para que una patente se acepte debe reunir tres requisitos: "que sea novedosa, que tenga actividad inventiva y que tenga una aplicación industrial". Fruto de esa internacionalización de la OEPM, las solicitudes se comparan con bases de datos mundiales, por lo que en ocasiones se han detectado solicitudes de patentes que se han visto rechazadas porque en Corea del Sur, por ejemplo, se ha patentado una técnica similar.

"Esto significa que en el procedimiento el examinador se pone en contacto con el solicitante y le aclara por qué motivos la patente no es novedosa, y se le insta a cambiar determinados aspectos de la misma para que sí lo sea", destaca José Antonio Gil. 

"Nuestro objetivo es que la pyme, el grupo de investigación, la gran empresa o los investigadores individuales puedan contar con un título de patentes fuertes que les permita licenciar, comercializar, exportar y llevarlo a otros países. Eso es lo verdaderamente esencial. Que las patentes españolas sean fuertes, poderosas y puedan competir globalmente".

Los 'ojeadores' de la innovación

Por eso, la OEPM también está emprendiendo una campaña con la que trata de acercarse a esos "polos de innovación" para tratar de captar más solicitudes de patentes. Un buen ejemplo de ello es una pequeña empresa llamada Aquilón CyL, spin off de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, que surge cuando un catedrático del Departamento de Enfermedades Infecciosas considera que tiene el suficiente conocimiento para llevar al mercado un producto destinado a la mejora de la sanidad animal.

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"La gestión de la propiedad industrial en Aquilón es clave para la protección de nuestros proyectos. Es la única manera que tenemos como empresa pequeña de poder proteger una idea o un desarrollo hasta el punto de licenciárselo a una empresa farmacéutica mayor para poder recuperar esa inversión económica", destaca Marta García, directora de Proyectos de esta compañía.

Gil Celedonio lo confirma. Es una suerte de si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. "Tenemos un gran número de expertos en la OEPM especialmente habilidosos en observar los potenciales de la propiedad industrial en la empresa o en el sector público. Con determinadas precauciones, sin extralimitarse y con un acuerdo de confidencialidad, acuden a empresas o a equipos de investigación para detectar si hay algo patentable en su cartera".

El director de la OEPM confirma que por precios reducidos, e incluso subvencionados a cuenta de fondos europeos, las empresas y estos equipos podrán contar con la visita de especialistas en propiedad intelectual. Confía que de esta manera la Oficina siga mejorando en uno de sus principales propósitos: ser catalizadores de la innovación española. Y de esta manera, garantizar la soberanía industrial y tecnológica del país.

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