Una experta en lenguaje ha creado un método para que su perra se comunique con los humanos: ya sabe 29 palabras y es capaz de hacer frases completas

Stella, el perro que ha aprendido a hablar a través de botones que emiten palabras.
Stella, el perro que ha aprendido a hablar a través de botones que emiten palabras.hunger4words/Instagram
  • Christina Hunger es una especialista en habla y lenguaje que ha enseñado a su perra Stella a hablar a través de sistemas de AAC (Augmentative and Alternative Communication en sus siglas en inglés).
  • La especialista le enseña a su perro a emitir órdenes y dar respuestas a sus gestos a través de botones que emiten las palabras relacionadas a estas acciones como "jugar" o "salir". 
  • Stella, la aprendiz, es capaz de expresar ya emociones y opinión sobre lo que hacen Christina y Jake, su pareja. 
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Decir que un perro puede comunicarse con los humanos, que es capaz de interpretar y responder a 29 emociones o necesidades parece ciencia ficción, sin embargo, es una realidad. 

Stella, es una pequeña cachorro, mezcla de American Leopard Hound y Blue Heeler, que fue adoptada por Christina Hunger y Jake, su pareja. Un paso que cambió su vida, la de sus propios dueños y puede que la vida de muchas otras mascotas y amantes de los animales. Y es que Stella está a punto de convertirse en uno de los perros influencers más famosos de todo el mundo. 

Christina, su dueña es especialista en lenguaje y comunicación e "inspirada por su pasión por la comunicación aumentativa y AAC, además de, obviamente su pasión y amor por los perros" ha aplicado técnicas de aprendizaje de lenguajealternativas al habla para que su perra pueda decirle qué quiere en cada momento. 

"Si los perros pueden entender las palabras que les decimos, ¿no deberían ser capaces de decirnos palabras, o comunicarse con los humanos? ¿Pueden los perros usar técnicas alternativas al habla para comunicarse con los humanos?", cuenta en su blog, Hambre por las palabras, sobre la primera hipótesis del experimento. La patóloga explica que al igual que los humanos tienen dos tipos de lenguajes (receptivo y expresivo) los perros podrían manifestarse igual manera.

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El experimento

Al principio, Christina le facilitó a Stella un botón para indicar "afuera". Cuando iban a sacarla, cuando decían "afuera" y/o abrian o cerraban la puerta apretaban con el pie el botón, hasta que Stella comprendió el significado y la relación y llegó un momento en el que  cuando quería salir, empezó a accionar dicho botón con su pata.

Inmediatamente empezaron a añadir otros botones como "comer", "jugar" e incluso emociones como "feliz" o "te quiero". Stella comenzó a avanzar a pasos agigantados hasta conseguir asociar cosas que veía, que tenían relación con lo que ella hacía y que comunicaba con los difentes botones de los que disponía.

"En lugar de recompensar a Stella con un regalo por usar el botón, respondemos a su comunicación reconociendo el mensaje y respondiendo en consecuencia. La voz y las opiniones de Stella son tan importantes como las nuestras", explica Christina en su blog.

Por ejemplo, apretaba el botón de "agua" cuando Christina estaba regando las plantas seguidos de un "no" indicando que su plato estaba lleno de agua. Hasta decirle a su dueña que no quiere que se vaya a trabajar como puedes ver en el siguiente vídeo: 

Según Christina, Stella ha aprendido más de 29 palabras y puede combinar hasta cinco a la vez para formar una frase.

Una vez tubo las palabras sueltan aprendidas Stella aprendió a combinar diferentes botones para formar frases.

Una tarde pidió “comer” a las 3:00 pm. Cuando su dueña no respondió con comida, Stella dijo “no” y “amor” y salió de la habitación.

Stella ha desarrollado unas capacidades del lenguaje que hasta ahora no se habían visto en ningún otro perro, aunque según la autora, "un perro cualquiera entiende aproximadamente 165 palabras". De hecho, existe también una relación entre el experimento de Christina y el famoso perro pavloviano. Es decir, una relación entre estímulo y respuesta

Sin embargo, el experimento de Pavlov —con el que un perro asociaría una campana a "es la hora de comer"— es superado y llega a otro nivel cuando Stella pasa de la relación endógena entre estímulo y respuesta y es capaz de decir "esto me gusta y esto no"

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