Soy azafata de vuelo desde hace siete años: estas son algunas de las mejores y peores partes del trabajo

Jacqueline Ralph
| Traducido por: 
Mejores y peores partes de ser azafata

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  • Hace siete años me hice azafata de vuelo por los resultados de un test de personalidad que hice. 
  • Esta profesión tiene sus ventajas, como viajar gratis a los destinos de mis sueños, pero también tiene importantes desventajas. 

Hace siete años hice un test de personalidad que me indicó que debía ser azafata de vuelo, y es una de las mejores cosas que me han pasado nunca. Pero no todo es brillo y glamour. 

Estas son algunas de las mejores y peores cosas de ser auxiliar de vuelo. 

Puedo elegir con quién trabajo, lo que facilita mi trabajo

Poder elegir con quién trabajo, o con quién no, es un lujo. Cuando hago mi horario, puedo añadir las credenciales de mis compañeros favoritos para asegurarme un buen turno. 

La ventaja más estimulante de ser auxiliar de vuelo es viajar a destinos de ensueño con mis compañeros. Nos encantan los turnos juntos y disfrutamos al máximo de las escalas. 

Puedo hacer mi propio horario 

En mi compañía aérea, trabajamos un máximo de 14 días al mes y seguimos cobrando un sueldo a tiempo completo. El proceso es sencillo: solicitamos nuestro horario en un sistema online y elegimos el lugar, las horas y los días que queremos trabajar. 

Esto me facilita vivir la vida a mi manera. 

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Disfruto del lujo en el trabajo

Luxury hotel lobby in Dubai.
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Después del trabajo, coches privados nos recogen en el aeropuerto y nos dejan en hoteles de lujo. La aerolínea para la que trabajo da prioridad a la comodidad de su tripulación, por lo que alojarme en hoteles de cuatro o cinco estrellas se ha convertido en la norma para mí. 

Aunque me paso el día sirviendo bebidas, vivir estas experiencias me hace sentir como una estrella. Es toda una paradoja.

Viajo a los destinos de mis sueños con todos los gastos pagados

Viajar a un país nuevo sin coste alguno tiene algo de extraordinario. Puedo ir a casi cualquier parte del mundo y me pagan por ello.

Me he dado cuenta de que muchos miembros de la tripulación evitan jubilarse anticipadamente simplemente porque les encanta esta parte del trabajo, y no les culpo. 

Por otro lado, tengo que adaptarme a menudo a diferentes husos horarios.

Flight attendants walking on a runway.
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Una de las cosas más irritantes con las que me he encontrado en los últimos siete años es adaptarme a los cambios de hora y lidiar con el jet lag.

Intento evitar volar demasiado al extranjero porque acabo con al menos cinco horas de adelanto o retraso con respecto a mi horario habitual de sueño, y mi cuerpo puede tardar días en reajustarse.

Mis amigos y familiares piensan que tengo el "remedio" para el jet lag. Pero la verdad es que, como auxiliar de vuelo, nunca lo supero, simplemente aprendo a vivir con ello.

La gente siempre me pide descuentos para vuelos

Gente que apenas conozco me pide descuentos para sus vuelos, y es muy incómodo.

La mayoría de las aerolíneas tienen normas diferentes sobre el intercambio de códigos de descuento. Además, los "pases de amigo" —billetes de avión en lista de espera— tienen límites anuales.

Suelo reservar mis descuentos para algunos amigos y familiares, pero, por desgracia, me siguen bombardeando todo el año. Se ha convertido en parte de la realidad del trabajo. 

Como azafata de vuelo, a menudo tengo que tratar con pasajeros enfadados

Flight attendant walking down an aisle.
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Tratar con clientes enfadados es una de las peores partes de mi trabajo.

Comprendo que hay situaciones frustrantes en los viajes, y la gente de uniforme suele ser con la que es más fácil pagarlo. No es una tarea agradable, pero en los últimos siete años me he curtido bastante.

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