Puedes mejorar tu salud cardíaca con solo 15 minutos de este tipo de entrenamiento, según un estudio

El entrenamiento de alta intensidad, conocido como HIIT, es el nuevo fenómeno de moda para ponerse en forma.

Consiste en alternar repeticiones breves de ejercicio intenso con minutos de menor ritmo o descansos. Y es perfecto para aquellos que se escudan en la falta de tiempo para no hacer deporte: con 10 minutos de entrenamiento es suficiente. Los beneficios que aporta además, no son pocos: mejora la aptitud aeróbica, la presión arterial, los niveles de azúcar en sangre y quema grasas como pocos.

Ahora, las conclusiones de un reciente estudio del que informa The Conversationhan demostrado que una forma de HIIT, llamada HIIT de bajo volumen, también presenta beneficios en la salud cardiometabólica. Este tipo de HIIT es un ejercicio en el que el tiempo total empleado en intervalos activos (sin incluir los períodos de descanso) es inferior a 15 minutos.

Esto significa que el HIIT de bajo volumen podría inducir mejoras similares o incluso mayores en la aptitud cardiorrespiratoria, el control de la glucemia, la presión arterial y la función cardíaca en comparación con el ejercicio aeróbico continuo o de resistencia.

Las mascarillas son seguras durante ejercicios de alta intensidad, según estudios preliminares

Los investigadores realizaron una revisión de 11 estudios sobre el HIIT de bajo volumen y sus beneficios para la salud cardíaca y descubrieron que mejoraba la capacidad de una persona para quemar combustible (como los carbohidratos y las grasas), lo que está directamente relacionado con el control del azúcar en sangre, y puede ser importante para prevenir enfermedades, como la diabetes de tipo 2. 

Además de estos beneficios, el estudio demostró que, de manera supervisada, este ejercicio es seguro en personas sanas y en personas con obesidad y diabetes de tipo 2.

Por otro lado, el estudio descubrió que el HIIT de bajo volumen mejora la estructura del corazón, como la ampliación de las cámaras. Esto aumenta el volumen de sangre que el corazón puede bombear al resto del cuerpo en cada latido –ya sea en personas sanas o que padecen insuficiencia cardíaca–, lo que, señalan, puede reducir el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares en hasta un 30%.

Cabe señalar que la mayoría de los estudios se han realizado en entornos de laboratorio, lo que dificulta conocer la eficacia de este tipo de entrenamiento en la realidad.