A algunos inversores ya no les impresiona el mesías Sam Altman

Darius Rafieyan
| Traducido por: 

Arantza Peña Popo/Business Insider

  • Se dice que OpenAI está recaudando una ronda de financiación de 100.000 millones de dólares mientras Altman prepara al mundo para la inteligencia artificial general (AGI).
  • Algunos de los que conocen a Altman se muestran escépticos ante su incesante mitificación. En privado, hay incluso quien lo desprecia, aunque se abstienen de hacerlo en público.

Por lo general, cuando una startup intenta conseguir una gran ronda de financiación, organiza una serie de reuniones con empresas de capital riesgo y les ofrece a cada una seductora explicación de cuáles serán sus planes.

A finales de 2023, cuando OpenAI buscaba 300 millones de dólares de los inversores, el CEO Sam Altman eligió un enfoque diferente. En una videollamada en grupo, presentó a un grupo de inversores de alto nivel, como Sequoia, Lightspeed y NEA, una propuesta de "lo tomas o lo dejas" y les dejó debatirla entre ellos.

Un socio de un fondo de capital riesgo, que ya había respaldado a empresas de Altman y estaba presente en la convocatoria, pensó que se había equivocado de enlace cuando se encontró frente a la mesa virtual de sus competidores más acérrimos.

"Esto es surrealista", explica que pensó este inversor. La oferta que había sobre la mesa tampoco era convencional. Todos los participantes en la convocatoria podían comprar a un precio de 29.000 millones de dólares, con una rentabilidad máxima de 3 veces y unas condiciones no negociables. Altman dijo que la estructura mantendría a OpenAI aislada de influencias indebidas, libre para perseguir el bien de la humanidad.

"Yo pensaba que él podía decir lo que quisiera, pero que a mí no me engañaba", confiesa el socio. "Le gusta actuar de forma altruista, pero prefiero que me diga sus verdaderas intenciones". 

A este inversor no le entusiasmaba la estructura de la operación, con pocas ventajas y ninguna desventaja, ni el discurso de Altman al estilo tiburón de las finanzas. Al final, ellos pasaron, pero vieron cómo sus rivales se apresuraron a firmar cheques, incluso aquellos que habían expresado su desagrado por Altman en el pasado.

Sam Altman

Una reacción inevitable

Esta fue una de tantas historias similares recogidas por Business Insider durante un reciente viaje informativo por Silicon Valley. En algunos rincones de este particular mundo, entre cafés de 7 dólares y cócteles artesanales, el meteórico ascenso de OpenAI y Sam Altman está dando paso a una reacción inevitable.

"Es uno de los tipos intelectualmente más deshonestos del mundo de la tecnología", afirma otro inversor de capital riesgo que ha interactuado con Altman y ha invertido junto a él. "He tenido muchas reuniones con él en las que ha dicho cosas que no podían ser ciertas, pero se ha salido con la suya".

Silicon Valley puede ser un lugar voluble. Las empresas de capital riesgo compiten por acceder a los mejores negocios y, cuando pierden, a veces se enfadan y hablan mal de los fundadores de las empresas que han rechazado sus propuestas. El rencor solo crece si las empresas en cuestión alcanzan un gran éxito.

Sin embargo, durante el barrido de Business Insider por Silicon Valley, el creciente descontento con Altman era palpable. Ahora que OpenAI se prepara para una ronda de financiación de 100.000 millones de dólares y su revolución de inteligencia artificial general continúa a buen ritmo, los capitalistas de riesgo están más dispuestos que nunca a hablar de sus sombras. 

La mayoría se abstiene de criticarlo en público, y los inversores que han hablado con Business Insider han pedido no ser identificados. Al fin y al cabo, nadie quiere quedarse fuera de la siguiente ronda, incluso si de nuevo se plantea online y a la vez a un grupo de inversores.

"Es un levantador de mitos", afirma un fundador de una startup de Silicon Valley y business angel que conoce a Altman. "Existe el temor de no estar al tanto de lo que hace". Sam Altman y OpenAI por ahora han preferido no hacer declaraciones.

"La plataforma de Sam"

Algunos de los que conocen a Altman pintan la imagen de un visionario benevolente, un administrador reflexivo de una tecnología prometedora. Ven su plan de construir un imperio de IA de gran alcance que toque todo, desde la fusión nuclear hasta la tecnología antienvejecimiento, como un salto adelante para la humanidad.

Otros dicen que está más interesado en la autopromoción que en el progreso humano. Todos coinciden en que es un narrador magistral que podría vender una nevera a un esquimal. Pero mientras Altman expone una visión radical de la transformación de la sociedad, no todo el mundo en Silicon Valley se lo cree.

Ali Ghodsi, CEO de Databricks, se muestra escéptico ante los planes multimillonarios de Altman para la inteligencia artificial general (AGI), en la que las máquinas realizan muchas tareas económicamente valiosas mejor que los humanos.

"Si tu visión del mundo es que tienes la AGI y es básicamente sobrehumana, cercana a los nuevos dioses, sí, entonces tal vez deberías poner todo el planeta patas arriba. No creo que eso sea lo que está ocurriendo", afirma Ghodsi.

Muchos describen un cierto "campo de distorsión de la realidad" de Altman, en referencia a la famosa capacidad de Steve Jobs para hacer que una cosa exista por pura fuerza de carácter.

"Está construyendo la plataforma de Sam", dice el fundador de una startup, "por eso sus proyectos paralelos se financian como si fueran grandes empresas cotizadas". Esta fuente también ha expresado su escepticismo sobre el hecho de que Altman haya renunciado públicamente a ciertas cantidades de dinero mientras, por otra parte, dirige su propio fondo de inversión desde el interior de OpenAI.

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Catapultado por Loopt

Aunque Altman es un nombre conocido desde hace poco, quienes trabajan en el mundo de la tecnología llevan años escuchando su nombre. Y no siempre en términos elogiosos.

Loopt, el malogrado competidor de Altman en Four Square, se vendió por partes en 2012. Dos años más tarde, Altman fue nombrado director de la legendaria incubadora de startups Y Combinator, pero más tarde fue despedido por prevaricación, según The Washington Post.

Este medio informó de que el fundador de YC, Paul Graham, voló de Reino Unido a San Francisco para despedir personalmente a Altman, su protegido y sucesor elegido a dedo. Al parecer, se temía que Altman antepusiera sus propios intereses a los de las empresas que se suponía que debía cuidar, además de su costumbre de realizar inversiones personales en empresas de YC a través de un fondo independiente que dirigía con su hermano.

"Hay agujeros de un kilómetro de profundidad en el currículum de este tipo, pero se las ha arreglado para averiguar cómo jugar bien sus cartas. Ahora la gente se volvió loca con la IA, y resulta que él es un experto en IA", resume el fundador de la startup.

"A él y a su hermano siempre se les ha dado mucho bombo", añade el irritado socio de VC que participó en la videollamada grupal de 2023, refiriéndose a Sam y a su hermano Jack Altman. "Siempre ha sido como: 'Oh, los hermanos Altman'. Siempre se los ha sobrevalorado".

Un cierto nosequé

Muchos de los inversores que han hablado con BI cuentan que Altman tiene algo especial. Sabe vender una visión e identificar y motivar al talento. No se puede dirigir la startup de IA más importante del mundo sin habilidades y conocimientos.

Pero para algunos inversores, su hábito de mitificarse a sí mismo, su necesidad de ser el protagonista, es un factor decisivo.

"Es un megalómano", dice un inversor que ha pasado tiempo con Altman y ha participado en algunas de sus operaciones. "Por la misma razón que no me fío de Elon, no me fío de alguien cuyas aspiraciones están tan relacionadas con engrandecerse a sí mismo".

El Alejandro Magno de la IA

Casi tan populares como las quejas sobre su egocentrismo son las teorías sobre lo que mueve a Altman. Para algunos, es un charlatán en la línea de Adam Neumann, antiguo CEO de WeWork. Otros creen que ansía poder e influencia. Algunos piensan que podría ser un verdadero creyente de su propia narrativa mesiánica.

"Dice que esta es su vocación y que va a guiar a la humanidad a través de la mayor revolución de la historia, es casi algo religioso para él", afirma el socio que participó en la presentación del grupo.

Algunos de los que le conocen dicen que la ambición de Altman es ser el Alejandro Magno de la IA. El antiguo guerrero griego conquistó gran parte del mundo conocido sin perder nunca una batalla. También murió inesperadamente de fiebre a los 32 años, momento en el que su imperio se hundió en la guerra y el caos.

El destino del incipiente imperio de Altman aún está por decidir.

Axel Springer, la empresa matriz de Business Insider, tiene un acuerdo global para permitir que OpenAI entrene sus modelos con la información de sus medios.

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