El teletrabajo está teniendo un efecto enorme e inesperado en la carrera profesional de las mujeres

Aki Ito
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La pandemia provocó que muchas mujeres saliesen del mercado laboral, pero han vuelto con más fuerza que nunca.
La pandemia provocó que muchas mujeres saliesen del mercado laboral, pero han vuelto con más fuerza que nunca.

Arantza Pena Popo/Insider

  • Aunque la pandemia afectó más a las mujeres trabajadoras que a los hombres, gracias al teletrabajo han podido volver al trabajo en cifras récord.
  • Sin embargo, el trabajo desde casa podría convertirse en una piedra en el camino, que acabe reforzando los techos de cristal.

2020 fue un año duro para todos, pero en especial para las mujeres. El confinamiento afectó especialmente a sectores liderados por ellas, desde la sanidad hasta los servicios. Además, el cierre de los colegios hizo imposible que muchas madres pudiesen compaginar su trabajo con el cuidado de sus hijos. Como consecuencia, tuvieron que salir del mercado laboral. En 2021, a medida que la economía se recuperaba en Estados Unidos, más de un millón de mujeres permanecieron fuera del mercado, llevando a muchos economistas a alertar sobre un posible retroceso en el progreso de la mujer trabajadora.

Sin embargo, acabó sucediendo lo contrario: las mujeres batieron el récord de incorporación al mercado laboral. A comienzos de 2023, se habían recuperado los niveles prepandemia. Actualmente, el 77,8% de las mujeres estadounidenses entre los 24 y los 54 años forman parte de la población activa. La pandemia no ha perjudicado a la mujer trabajadora: le ha dado más energía.

El aumento se ha visto favorecido por la firme recuperación económica. Pero no es sólo eso. Incluso en una época de auge para quienes buscan empleo, los hombres no han vuelto a trabajar en la misma proporción que las mujeres. Y, sorprendentemente, los mayores aumentos se han producido entre las mujeres de 30 años, la edad en que las mujeres con estudios universitarios suelen empezar a tener hijos, lo que las lleva a reducir o abandonar sus empleos.

Los datos llevan a pensar que hay una razón importante que impulsa el aumento del empleo femenino: la revolución del teletrabajo. La mayor disponibilidad para que las mujeres profesionales trabajen desde casa ha hecho posible que las madres jóvenes mantengan empleos exigentes mientras crían a sus hijos

Según Aaron Terrazas, economista jefe de Glassdoor, el trabajo desde casa ha cambiado tanto las reglas del juego que puede haber aumentado la población activa en 1,3 millones de mujeres. "Eso equivale aproximadamente a un año de inmigración. Ha sido un regalo para la oferta de mano de obra", afirma Terrazas. Gracias al teletrabajo, el futuro del empleo podría ser femenino.

 

Durante el siglo XX, la proporción de mujeres en la población activa estadounidense aumentó de forma constante, gracias al avance social, las leyes contra la discriminación, el acceso a la educación superior y la píldora anticonceptiva. Pero en torno al año 2000, ese progreso se detuvo, y no está del todo claro por qué. 

Algunos apuntan a las exigencias de tiempo de los puestos de élite, que imposibilitan a las mujeres con hijos acceder a los puestos donde más se gana. Otros apuntan al aumento del coste de las guarderías. Pero una cosa es indiscutible: el estancamiento es exclusivo de Estados Unidos. 

En otras economías desarrolladas (aquellas que obligan al permiso parental, el acceso a guarderías y el derecho a trabajar a tiempo parcial) la participación de la mujer en la población activa siguió aumentando. En 1991, la población activa femenina estadounidense estaba a la par con la de Francia, Alemania y el Reino Unido. En 2019, era al menos 5 puntos porcentuales inferior.

En España, también se aprecia ese estancamiento: según publica Statista, el porcentaje de población activa por género no ha variado sus número significativamente entre 2009 y 2022. La tasa de mujeres trabajadoras se sitúa alrededor del 53%, mientras que los hombres representan el 63% aproximadamente. Es cierto que la brecha se ha reducido desde la pasada década, cuando el porcentaje masculino llegaba al 68% y el femenino era del 52%. Sin embargo, lo que esto indica es que el paro ha crecido entre los hombres, mientras que las mujeres se encuentran más o menos en la misma situación.


Fue al final de esas 2 décadas de estancamiento cuando llegó la pandemia. Las recesiones suelen afectar más a los hombres, pero esta afectó de forma desproporcionada a sectores que emplean a un elevado porcentaje de mujeres. En 2020, en el transcurso de solo 2 meses, 2,2 millones de mujeres abandonaron la población activa, frente a 1,7 millones de hombres. Además, los cierres de colegios y guarderías amenazaban con prolongar su desempleo, lo que les dificultaría encontrar un trabajo cuando finalmente lograran volver al mercado laboral. "La pandemia podría afectar a una generación de madres trabajadoras", informaba The New York Times. Los titulares pesimistas se acumulaban.

Después, el teletrabajo transformó el mercado laboral. La tasa de actividad entre las mujeres de 30 años fue más de un punto porcentual más alta el trimestre pasado que a principios de 2020. "La explicación más obvia es que el teletrabajo ha ampliado las posibilidades para este grupo. En esos años centrales de crianza de la familia y maternidad, las generaciones anteriores de mujeres pueden haber sentido la necesidad de abandonar la fuerza laboral. El trabajo a distancia permitió a muchas de ellas permanecer en la población activa", dice Terrazas. 

Eso, a su vez, implica que tendrán más posibilidades de ascender a medida que avancen en sus carreras, reforzando las filas de mujeres directivas y mejorando su potencial de ingresos. En otras palabras, la flexibilidad que proporciona el trabajo a distancia podría reportar beneficios a las mujeres en los años venideros.

Sin embargo, todo este fenómeno podría verse socavado por un nuevo avance: la presión de las empresas estadounidenses para obligar a los empleados a volver a la oficina. La proporción de ofertas de trabajo a distancia e híbridas en webs como Indeed ha disminuido en los últimos meses. 

Sin la flexibilidad del trabajo desde casa, muchas mujeres con hijos podrían verse obligadas a tener que renunciar a su empleo. Y las que consigan encontrar un trabajo a distancia podrían pagar un alto precio por evitar la oficina.

Las empresas suelen pagar menos por los puestos remotos, y los jefes tienden a recompensar a los empleados que ven en la oficina todos los días con aumentos y ascensos. Esto es un gran problema para las madres trabajadoras, porque a menudo se ven obligadas a asumir más responsabilidades en el cuidado de los hijos que sus maridos, lo que significa que son mucho menos capaces que los hombres de adaptarse a un un trabajo de oficina. El año pasado, el 41% de las mujeres trabajaban desde casa, frente a solo el 28% de los hombres

Si esta tendencia continúa, podríamos acabar creando una mano de obra de 2 niveles en la que las mujeres trabajen desde casa en puestos sin salida y peor pagados, mientras que los hombres acuden a la oficina para ocupar puestos directivos con mejores sueldos.

Así que el trabajo a distancia es bueno para las mujeres, porque ayuda a que se incorporen más fácilmente al mercado laboral. Pero, al mismo tiempo, puede acabar siendo perjudicial si refuerza el techo de cristal. "Lo que aumenta la participación de la mujer en el mercado laboral puede no ser lo que reduzca la diferencia salarial entre hombres y mujeres", señala Marianne Bertrand, profesora de economía de la Universidad de Chicago. "Estar en la fuerza laboral y tener éxito en ella no es siempre lo mismo", añade.

Entonces: ¿Qué podría impedir que el trabajo a distancia se convirtiera, en palabras de la jurista Joan Williams, en un "gueto feminizado"? Para empezar, el Gobierno tiene que seguir el ejemplo de otros países desarrollados y garantizar el acceso a guarderías mejores y más asequibles, lo que permitiría a las mujeres aceptar trabajos presenciales mejor remunerados. Por su parte, las empresas tienen que formar a sus jefes para que supervisen con más eficacia a los empleados que teletrabajan, a fin de garantizarles las mismas oportunidades que de ascenso. 

La revolución del trabajo desde casa podría ser una de las mayores victorias para la igualdad de género desde que las mujeres obtuvieron el derecho al voto hace un siglo, pero solo si aplicamos políticas que hagan del trabajo a distancia un paso adelante y no atrás.

"Los avances en la participación de la mujer en el mercado laboral son notables si pensamos en dónde estábamos hace solo un par de años. Pero tenemos que seguir luchando para garantizar que estos avances no sean temporales", sentencia Rose Khattar, directora de análisis económico del Centro para el Progreso Estadounidense.

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