La Luna ya está abierta para hacer negocios: los empresarios corren para embolsarse miles de millones

Marianne Guenot
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La Luna está abierta a los negocios.
La Luna está abierta a los negocios.

iStock; Robyn Phelps/Insider

  • La NASA tiene previsto volver a la Luna y esta vez va en serio.
  • Algunas empresas privadas están ayudando en la construcción del transporte lunar, el GPS, el wifi y muchas cosas más.
  • Este nuevo mercado, valorado en más de 100.000 millones de dólares, podría cambiar las reglas del juego de la humanidad.

Si la NASA se sale con la suya, enviará astronautas a la Luna a finales de esta década, convirtiéndolos en los primeros humanos en pisar la superficie lunar en más de medio siglo. Pero no se trata de una misión científica más. Esta vez, la NASA va en serio.

Con sus misiones Artemis, la agencia espacial estadounidense pretende sentar las bases de los primeros asentamientos humanos más allá de la Tierra y allanar el camino para la colonización extraplanetaria. Y el negocio está en el centro de su estrategia.

"En este momento no es algo teórico, sino que está sucediendo", explica Brendar Rosseau, profesor de la Harvard Business School, a Business Insider

"Un punto de inflexión histórico": por qué la misión Artemis I de la NASA para volver a la Luna es clave para la futura conquista de Marte

La agencia está contratando a empresas privadas como SpaceX, Blue Origin, Nokia, Lockeed Martin y General Motors para que desarrollen soluciones de cara a las misiones lunares, como vehículos espaciales, streaming lunar, GPS lunar y mucho más.

Este nuevo mercado, valorado en más de 100.000 millones de dólares, podría cambiar las reglas del juego de la humanidad. "Sin duda, la Luna va a ser un gran negocio", afirma Prachi Kawade, analista de NSR, una empresa de investigación especializada en el mercado espacial.

Artemis no es Apolo 2

Lo que la NASA pretende conseguir en la Luna es "algo que nunca se ha hecho antes", ha comentado Rosseau. Mientras que las misiones Apolo querían comprobar si los humanos podían llegar a la Luna, las misiones Artemis pretenden que los humanos vivan allí, trabajen allí y construyan allí.

Al principio, las misiones lunares podrían limitarse a un par de semanas o meses en un campamento base lunar. Pero más adelante, la intención es que la Luna se convierta en un centro de actividad humana y robótica y se transforme en una parada dentro del camino hacia Marte.

Impresión artística de las actividades de extracción en una base lunar.
Impresión artística de las actividades de extracción en una base lunar.

ESA - P. Carril

Esto crea muchas oportunidades de desarrollo comercial por el camino. Y la NASA es consciente de ello.

"Queremos dejar tras de sí una estela de actividad comercial y comercio y más rutina de vida y trabajo en el espacio", ha declarado Steve Creech, administrador adjunto en funciones para la campaña Artemis, a Business Insider.

La extracción lunar puede dar mucho dinero

En última instancia, el principal atractivo comercial de la Luna es su potencial para la "utilización de recursos in situ", ha afirmado Creech. Esto significa encontrar formas de extraer y explotar los recursos lunares en la Luna o en la Tierra.

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Huella de astronauta en la superficie lunar.
Huella de astronauta en la superficie lunar.

NASA photo AS11-40-5877.

Un recurso de interés comercial es el regolito (nombre científico del polvo lunar). De él podría extraerse helio-3, una partícula rara no radiactiva que podría utilizarse en reactores de fusión para crear energía limpia en la Tierra, o también podría utilizarse para la construcción en la Luna. China, por ejemplo, ha dicho que quiere construir su estación lunar con regolito.

Otra posibilidad para la extracción lunar son los elementos procedentes de tierras raras que pueden haber dejado tras de sí milenios de meteoritos que han chocado contra la Luna. Según Kawade, podrían utilizarse para fabricar productos electrónicos.

Pero el recurso más atractivo de la Luna es, con diferencia, el agua. Los científicos descubrieron depósitos de agua cerca de los polos lunares que podrían extraerse y convertirse en combustible para prolongar las misiones lunares o para llenar los cohetes de camino a Marte, según Kawade. "Así que la Luna se convierte en una parada en boxes hacia Marte".

Distribución del hielo superficial en los polos sur (izquierda) y norte (derecha) de la Luna.
Distribución del hielo superficial en los polos sur (izquierda) y norte (derecha) de la Luna.

NASA

Según Kawade, aún falta al menos una década para que se envíen personas o robots a explotar la superficie de la Luna, pero eso no significa que no se esté ganando dinero mientras se sientan las bases de este negocio.

"Estamos hablando de unos 137.000 millones de dólares en oportunidades durante los próximos 10 años, y calculamos que se lanzarán más de 400 misiones durante este periodo", ha dicho Kawade. 

La NASA quiere llevar negocios a la Luna 

Artemis forma parte de un plan más amplio para que el sector comercial se haga cargo de la exploración espacial, una iniciativa del entonces presidente George W. Bush, en la década de 2000. Este pidió a la NASA que situara al sector privado en el centro de su estrategia tras retirar el programa del transbordador espacial. 

Desde entonces, la NASA ha desarrollado una "verdadera mentalidad comercial", ha afirmado Rousseau. La agencia adjudica ahora contratos a entidades privadas para que suministren productos—como cohetes, módulos de aterrizaje o servicios— a cambio de unas cantidades de dinero determinadas.

Un transbordador espacial despegando en 1994.
Un transbordador espacial despegando en 1994.

NASA

Esto significa que la agencia limita sus propios costes de investigación y desarrollo, mientras que las empresas pueden arriesgarse a desarrollar una tecnología más ambiciosa porque tienen a la NASA como cliente incorporado. 

"Se está cociendo en el sector comercial como parte de sus planes", ha dicho Rosseau. "Genera competencia. Ha creado incentivos para que las empresas hagan las cosas de la forma más fiable y barata posible".

Según Rosseau, este modelo ha empezado a dar sus frutos. Empresas como Blue Origin y SpaceX probablemente no existirían sin la ambición de la NASA de ir a la Luna, ha argumentado.

Hay dinero en hacer que los futuros colonos lunares se sientan cómodos

No pueden extraerse recursos en la Luna sin la infraestructura adecuada. Y los que quieren construirla están empezando a ver cómo llega el dinero. 

Una forma de apoyar las misiones a largo plazo es encontrar la manera de realizar envíos baratos de la Tierra a la Luna. La NASA ha invertido mucho en el desarrollo de alunizajes robotizados sin tripulación que puedan transportar bienes y servicios a la Luna a través de su programa de Servicios Comerciales de Carga Lunar (Commercial Lunar Payload Services, CLPS).

La empresa aeroespacial de Pittsburg Astrobotic Technology es uno de los principales participantes en el programa. Ha conseguido un contrato por valor de 320 millones de dólares para suministrar varias cargas útiles a la NASA. Una de estas cargas útiles, el Volatiles Investigating Polar Exploration Rover (VIPER), llegará al polo sur en 2024. El robot buscará rastros de hielo en la Luna.

Ilustración del Volatiles Investigating Polar Exploration Rover (VIPER) de la NASA sobre la superficie de la Luna.
Ilustración del Volatiles Investigating Polar Exploration Rover (VIPER) de la NASA sobre la superficie de la Luna.

NASA Ames/Daniel Rutter

Intuitive Machines, una empresa de exploración espacial con sede en Texas, también ha obtenido un contrato de 77 millones de dólares de la NASA para tres misiones de carga útil, dos de las cuales se entregarán este año.

Una de ellas es la sonda Polar Resources Ice Mining Experiment-1 (PRIME-1), destinada a buscar hielo bajo la superficie lunar. Según la NASA, será la primera demostración de utilización de recursos in situ en la Luna.

Los astronautas también necesitarán electricidad. Uno de los planes es construir redes eléctricas locales llevando reactores nucleares a la Luna. Lockheed Martin es una de las empresas que trabaja en una propuesta conceptual.

La NASA también quiere desarrollar vehículos apropiados para la Luna. General Motors se ha asociado con Lockheed Martin para desarrollar un vehículo lunar alimentado por baterías que podría viajar mucho más lejos que los utilizados en la época del Apolo. 

Otro requisito previo para un asentamiento a largo plazo es la navegación y las comunicaciones. En la Luna no hay GPS ni wifi. Eso significa que las misiones dependen de la supervisión constante de los ingenieros en la Tierra, lo que rápidamente se hará insostenible, ya que está previsto lanzar cientos de misiones en la próxima década.

Para llenar ese vacío, la NASA ha ofrecido un contrato de 14 millones de dólares a Nokia para llevar Internet a la Luna. El objetivo de la empresa es enviar una red 4G a la Luna en 2024.

Así podría ser el futuro de la exploración lunar si se llevan allí redes telefónicas.
Así podría ser el futuro de la exploración lunar si se llevan allí redes telefónicas.

peepo/NASA

Llévame a la Luna

Sin embargo, la parte más lucrativa del mercado lunar con diferencia es el desarrollo de cohetes, ha afirmado Kawade, que dirige el informe sobre el mercado lunar de NSR.

La NASA ha construido su propio sistema de cara a las próximas misiones lunares Artemis: el megacohete Space Launch System (SLS) con su nave Orion. Pero la agencia ha puesto en manos de empresas privadas el desarrollo del sistema de aterrizaje humano (HLS) de la misión, que llevará a los astronautas desde la órbita lunar hasta la superficie lunar.

SpaceX, de Elon Musk, ha sido la favorita en la carrera por hacerse con esta propuesta, al obtener contratos multimillonarios para desarrollar el HLS para las misiones Artemis III y IV de la NASA.

Por el camino, Musk ha prometido reducir el coste del lanzamiento y hacer que sus cohetes sean reutilizables, lo que podría abaratar el coste de futuras misiones. Los contratos de la NASA también impulsaron el desarrollo del megacohete de alta capacidad insignia de la empresa, Starship, el proyecto más ambicioso de SpaceX hasta la fecha. 

Starship minutos antes de su lanzamiento el 17 de abril de 2023.
Starship minutos antes de su lanzamiento el 17 de abril de 2023.

SpaceX

Hay un inconveniente: aunque Starship es crucial para las próximas misiones de la NASA, el cohete aún no ha volado con éxito a órbita. De hecho, explotó en su primer lanzamiento integrado en abril.

Aun así, la NASA no está apostando todo a SpaceX. Blue Origin acaba de obtener un contrato de 3.400 millones de dólares para el lanzador lunar humano Artemis V de la NASA, una victoria para una empresa que había perdido sus anteriores ofertas frente a SpaceX. El contrato debería impulsar el desarrollo del megacohete de la propia empresa, New Glenn.

Incluso la nave espacial SLS de la NASA —construida y desarrollada internamente, una reliquia del antiguo enfoque de la NASA para el desarrollo de cohetes— ha supuesto mucho dinero para el sector privado.

Lockheed Martin ha obtenido un contrato de 2.700 millones de dólares y una prórroga de 1.900 millones para suministrar seis naves espaciales Orion para las misiones de Artemis III a VIII.

Puede que el mercado no sea autosuficiente antes de mediados de 2030

En este momento, la NASA sigue siendo el cliente más destacado del mercado lunar. Si mañana el gobierno estadounidense decidiera retirar su respaldo a la inversión privada, es posible que el mercado no sobreviviera por sí solo.

Según Kawade, la inversión privada en exploración y explotación extraplanetarias no ha hecho más que empezar, lo que resulta alentador. Por ejemplo, AstroForge, una empresa californiana dedicada a la extracción de asteroides, ha recaudado 13 millones de dólares de capital privado para dos próximas misiones.

Lunar Outpost, una empresa de tecnología espacial de Colorado, ha reunido 12 millones de dólares en inversiones iniciales para desarrollar vehículos y tecnologías lunares.

Sin embargo, para que el mercado sea autosuficiente, las empresas tendrán que encontrar otros clientes que compren lo que venden en la Luna, y no está claro si alguien ha descifrado este modelo de negocio, ha afirmado Rosseau.

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Sin embargo, él mismo anticipa que este punto álgido podría llegar a mediados de la década de 2030. "Creo que lo que realmente entusiasma a los inversores y a las empresas es ver estos enormes vientos de cola en lo que respecta a la actividad lunar", ha dicho.

En cualquier caso, para Kawade no está claro si el mercado lunar puede sobrevivir sin la NASA. En el camino a la Luna, es probable que las empresas descubran tecnologías que pueden tener aplicaciones lucrativas aquí en la Tierra, ha comentado.

Siguiendo el ejemplo de la NASA, otros países también han empezado a incorporar el sector privado a sus programas de exploración espacial, entre ellos Japón, China y las agencias espaciales rusas.

Bienvenidos a la carrera espacial de la década de 2020

El dinero no es el único motor que empuja a Estados Unidos y sus aliados a llevar empresas a la Luna. Según Rosseau, existen fuertes incentivos políticos para llegar antes que China. "Es un hecho: estamos en una carrera espacial", ha declarado Bill Nelson, actual administrador de la NASA.

"Es cierto que más vale vigilar que no lleguen a la Luna con la excusa de la investigación científica", ha añadido. "Y no está fuera de lo posible que digan: 'No os acerquéis, estamos aquí, este es nuestro territorio'".

Más de 24 naciones espaciales han firmado los Acuerdos Artemis de Estados Unidos, un conjunto de normas elaboradas por la NASA para la cooperación internacional en la Luna. China no es uno de ellos. La nación ha establecido su propio camino independiente hacia la Luna, para lo cual busca estrechar relaciones con las agencias espaciales de Rusia, América Latina y Asia Central. 

Estados Unidos sigue dominando el espacio. Tiene más satélites en órbita —3.433 satélites estadounidenses en órbita frente a los 541 de China— y cuenta con más presupuesto —unos 60.000 millones de dólares en 2021 frente a los 16.000 millones de China—, según ha declarado Svetla Ben-Itzhak, profesora adjunta de la Universidad Air de Pakistán, a The Conversation.

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Aun así, China avanza hacia la Luna con un calendario competitivo. Intentó 55 lanzamientos en 2021, cuatro más que Estados Unidos, según Ben-Itzhak. También fue el primer país en poner una nave espacial en la cara oculta de la Luna en 2019 y ha puesto en órbita su propia estación espacial tripulada, justo cuando la Estación Espacial Internacional se acerca al final de su vida útil

Tanto Estados Unidos como China son signatarios del Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre, lo que significa que han acordado que ningún país puede militarizar o reclamar la Luna. Sin embargo, según Rousseau, todavía existe una considerable "ventaja del pionero" para cualquiera que llegue primero.

Un problema, por ejemplo, es la interoperabilidad entre infraestructuras. Mientras que la NASA ha estado trabajando con colaboradores para desarrollar un lenguaje que pueda utilizarse en todos los dispositivos lunares, China no ha participado. Si llega antes, podría establecer una norma diferente, frustrando los esfuerzos de los aliados de Estados Unidos.

"Existe un incentivo real para que las democracias liberales lleguen allí: el que llega escribe esencialmente las reglas", ha concluido Rousseau.

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