Apple, Google o Microsoft han recurrido a Nicholas Bloom para diseñar su regreso a las oficinas: esto es lo que recomienda el economista de Stanford

Aki Ito
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Elizabeth Viggiano for Insider

Elizabeth Viggiano para Business Insider

  • Desesperadas por la necesidad de encontrar respuestas sobre el trabajo a distancia, muchas empresas han recurrido al economista Nicholas Bloom.
  • Bloom ha presentado su investigación a un centenar de directivos de las principales empresas estadounidenses.
  • Su consejo más reciente puede ser impopular: "Establece una política para todos. No dejes que la gente elija".
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Cientos de millones de personas en todo el mundo trabajan ahora desde casa, en muchos casos por primera vez, y han descubierto las sorprendentes ventajas de esta modalidad, incluso en medio de la miseria de la pandemia.

Y han estado presionando a sus superiores para que les den respuestas y puedan empezar a planificar su vida después de la pandemia. ¿Deberían volver a firmar el contrato de alquiler para vivir en un estudio de precio astronómico en el centro de grandes ciudades como San Francisco, París, Londres o Madrid? ¿Se pueden mudar a otras ciudades, regiones o incluso a diferentes países si van a seguir trabajando en remoto? ¿En qué colegio deben matricular a sus hijos este otoño?

Desesperadas por un consejo, muchas empresas tecnológicas de Estados Unidos han recurrido a Nicholas Bloom, profesor de economía de la Universidad de Stanford

No sólo era uno de los pocos economistas que había estudiado el trabajo a distancia antes de 2020, sino que además ya estaba en el corazón de Silicon Valley dando clases en una universidad que es básicamente sinónimo de la industria tecnológica. 

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Desde la pasada primavera, Bloom, de 47 años, ha presentado sus investigaciones sobre el teletrabajo a un centenar de directivos de empresas como Microsoft, Facebook, Google, Apple, Twitter o Intel.

Desde el principio, Bloom recomendó que las empresas adoptaran una política de trabajo flexible desde casa: de uno a tres días en casa y el resto de la semana en la oficina. 

Basándose en sus investigaciones, así como en los primeros resultados de las encuestas que realizó durante la pandemia, explica que tanto los empleados como sus directivos podrían beneficiarse de la incorporación del trabajo a distancia de forma permanente.

Pero también dice que sabe que el trabajo desde casa tiene sus inconvenientes, como las dificultades para colaborar virtualmente y los posibles riesgos en torno a la soledad. Combinando algunos días en casa y otros en la oficina, "probablemente podamos obtener lo mejor de ambos mundos", afirma.

Dentro de ese marco híbrido, Bloom destacó al principio la importancia de la elección. "Dejemos que los empleados elijan sus horarios y dejemos que los cambien a medida que evolucionan sus opiniones", escribió en un informe en junio.

 Los trabajadores tenían diferentes preferencias sobre la frecuencia con la que querían trabajar desde casa. Así que, ¿por qué no dejarles elegir? Así todos están contentos. 

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Pero después de hablar con un mayor número de directivos, se dio cuenta de que había pasado por alto un peligro en su planteamiento de "elige tu propia aventura". 

Algunos le dijeron que sus empleadas con hijos parecían preferir trabajar desde casa en mayor medida que sus trabajadores solteros. ¿Podría esto acarrear problemas en el futuro?

Bloom volvió a sus encuestas y también constató la diferencia: entre los empleados con estudios universitarios y con hijos pequeños, las mujeres eran mucho más propensas a querer trabajar en un horario totalmente remoto que los hombres. 

Además, en sus anteriores investigaciones, los empleados remotos eran ascendidos con menos frecuencia que sus compañeros que trabajaban en las oficinas. Bloom se dio cuenta de que esto podría ser una "bomba de relojería para la diversidad", seguida de "una lluvia de demandas", relata.

Otro de los problemas que planteaba la implantación de una semana laboral híbrida era que los empleados no tendrían garantizado el tiempo de convivencia con sus compañeros si eran libres de elegir los días que querían venir. 

Con los equipos divididos entre el hogar y la oficina en un día determinado, las reuniones serían incómodas, con algunos apiñados en una sala de conferencias y otros comentando desde pequeños recuadros en una pantalla. Eso anularía el sentido de hacerles desplazarse a la oficina de entrada. 

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Todo el mundo tiene ahora su propia semana laboral ideal después del COVID-19, basada en su mezcla única de circunstancias, personalidades y experiencias. E incluso si antes no nos importaba demasiado trabajar desde casa, es probable que muchos de nosotros tengamos fuertes convicciones al respecto ahora que lo hemos probado durante todo un año. 

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Bloom entiende que es un terreno difícil, pero sigue pensando que la alternativa es peor, sobre todo porque es más difícil que una empresa dé marcha atrás una vez que, por ejemplo, permite que un empleado se mude a cientos (o miles) de kilómetros de distancia.

 "Mi consejo es que, a corto plazo, vayas a lo seguro porque estás abriendo la caja de Pandora", explica.

 "Hay algunas empresas aventureras por ahí. Aconsejaría ir despacio y aprender de sus errores antes que de los tuyos".

Este contenido fue publicado originalmente en BI Prime.

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