La cultura de la eterna disponibilidad altera tu cerebro: ¿qué sucede si estás siempre pendiente del correo electrónico?

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  • El síndrome del burnout o trabajador quemado, la falta de desconexión digital y las barreras diluidas entre vida y trabajo propician que muchas personas desarrollen estrés crónico, ligado a múltiples problemas de salud.
  • Las consecuencias para tu cerebro de abrir constantemente correos electrónicos después del trabajo son varias: zonas como la amígdala o el hipocampo se ven afectadas, mientras que los niveles de cortisol se disparan. 
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La excesiva consulta del email es uno de los grandes males de la empresa moderna: no solo lastra la productividad, sino que estar permanentemente atentos a sus notificaciones puede resultar realmente dañino para la salud. 

El problema está relacionado con un concepto que muchos expertos denominan cultura de la disponibilidad, en la que existe un flujo constante de comunicación y la expectativa de estar disponible las 24 horas. En este círculo vicioso de notificaciones constantes, ansiedad y distracciones, los trabajadores se esfuerzan por ser perpetuamente visibles. 

Además, los nuevos modelos híbridos y flexibles y el auge del teletrabajo acentúan este fenómeno: los límites se diluyen, las jornadas se vuelven interminables, el agotamiento llega, y por supuesto, el estrés se va por las nubes, llegando en muchos casos a tornarse crónico.

Si creías que vigilar todo el día tu correo electrónico no puede enfermarte, craso error: la apatía, los problemas de sueño, las lesiones por esfuerzos repetitivos o la depresión pueden derivar de este y otros factores ligados a la falta de desconexión digital. 

Desde Real Simple analizan algunas de las consecuencias y efectos que produce en el cerebro consultar el email fuera del horario laboral. 

Un estudio de 2016, realizado por autores de las universidades de Lehigh, Virginia Tech y Colorado State, reveló los impactos particulares del correo electrónico como factor de estrés laboral, descubriendo queobstaculiza la capacidad de los trabajadores para recuperarse fuera del trabajo, contribuyendo a la experiencia de la sobrecarga de trabajo.

Cortisol disparado, estrés constante y memoria lastrada

Suceden 3 cosas en el cerebro bajo las situaciones de estrés constante, tal y como explica el psicoterapeuta Daryl Appleton, responsable de trabajar con clientes de Fortune 500 en el apogeo de sus carreras. 

En primer lugar, la amígdala —una región del sistema límbico ligada a las emociones y encargada de recibir información del entorno y captar los estímulos importantes— comienza a percibir todo como una amenaza y a reaccionar de forma exagerada. ¿Nunca has tenido la sensación de que cualquier detalle nimio supone el fin del mundo?

Además, la corteza prefrontal también se ve afectada: al asustarte, la toma de decisiones se vuelve más emocional que racional. Y por otra parte, el hipocampo, considerado el centro de la memoria, se encoge. Seguramente bajo situaciones de ansiedad no recuerdas donde has dejado el móvil o las llaves; son claros signos de agotamiento físico y fatiga emocional. 

SegúnMayo Clinic, a nivel hormonal el estrés crónico pone tu salud en riesgo: la activación a largo plazo del sistema de respuesta al estrés y la sobreexposición al cortisol y otras hormonas del estrés como la adrenalina pueden alterar casi todos los procesos de tu organismo, causando desde dolores musculares y de cabeza a problemas digestivos, accidentes cardiovasculares y aumento de peso. 

A nivel personal, la vida se desploma: aparecen emociones negativas como la desilusión, la tristeza, el desinterés y la frustración y el impacto negativo puede salpicar a relaciones de pareja, familiares, laborales o de amistad. 

¿Las claves para combatir esto? Aunque no existe una fórmula mágica, el descanso físico y mental debe ser prioritario. Dejar que otros tomen la iniciativa, huir del exceso de estímulos visuales y tecnológicos, instaurar una rutina de sueño regular, pasear sin el móvil, relajarse con un buen libro y desactivar todas las notificaciones al acabar la jornada laboral pueden ser de gran ayuda. 

En las empresas, los propios gerentes deben luchar contra la cultura de la disponibilidad y el estrés anticipatorio que supone para los trabajadores la expectativa de estar siempre conectados. 

Fomentar el tiempo libre, garantizar la desconexión digital de forma activa, priorizar el descanso fuera del trabajo y tener una potente estrategia de bienestar laboral también contribuirá a que los trabajadores concilien y recuperen el aliento. 

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