Los fabricantes de coches que compiten por el suministro de baterías necesitan formas de rastrear los componentes de los vehículos eléctricos: un "pasaporte" podría ser la solución

Alexa St. John
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Ford es uno de los fabricantes de automóviles que se inclina por el nuevo concepto de "pasaporte de baterías".
Ford es uno de los fabricantes de automóviles que se inclina por el nuevo concepto de "pasaporte de baterías".

Ford Motor Co.

  • Las empresas automovilísticas están desesperadas por conseguir baterías para vehículos eléctricos, pero tienen que ser de origen y fabricación sostenibles.
  • Un "pasaporte de baterías" que rastree todo, desde la extracción de una batería hasta su reciclaje, podría ayudar. Los expertos afirman que el uso del este pasaporte podría separar a los ganadores de la industria del automóvil de los perdedores.

Las empresas automovilísticas de todo el mundo se afanan por abastecerse de baterías y, además de la escasez de materiales fundamentales, se enfrentan a normativas gubernamentales que restringen cómo y dónde obtienen lo que necesitan para abandonar el motor de combustión interna. 

El pasaporte de baterías, una nueva forma de documentar la procedencia y el destino de todos los componentes de una batería, podría aliviar este problema. La idea proviene de la Global Battery Alliance, una asociación público-privada formada en el Foro Económico Mundial en 2017. 

Los expertos afirman que, aunque este pasaporte no sea un requisito para quienes construyen vehículos eléctricos y sus baterías, podría ser un elemento imprescindible para los fabricantes de automóviles que buscan mantenerse en la cima de un mercado en rápido crecimiento.

Esto se debe a la presión que existe para garantizar que la producción de vehículos eléctricos se realice de forma responsable. Por un lado, el litio, el níquel, el cobalto y otros metales clave proceden desde hace tiempo de lugares con un historial de derechos humanos dudoso y una huella de carbono turbia.

Por otro lado, la Ley de Reducción de la Inflación de este verano prevé la concesión de créditos fiscales para los vehículos eléctricos que utilicen materiales de origen nacional o de países con los que Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio. En Europa, las nuevas normativas han aumentado el escrutinio de la sostenibilidad y la seguridad de las baterías.

"Hay que pasar por todos estos obstáculos", afirma Pavel Molchanov, analista de Raymond James. "El pasaporte para baterías podría facilitar las cosas".

¿Dónde ha estado la batería?

La Global Battery Alliance, compuesta por grupos de interés públicos y empresas automovilísticas, fabricantes de baterías y empresas mineras, presentó el concepto de pasaporte para baterías en 2020 y tiene previsto lanzar una prueba de concepto a principios del próximo año.

La idea es trazar el recorrido de una batería desde la extracción de la materia prima, pasando por el procesamiento y la fabricación de las celdas, hasta el reciclaje o el aprovechamiento de la segunda vida útil, para ayudar a los fabricantes de baterías y a las empresas automovilísticas a cumplir los objetivos de producción y las directrices de sostenibilidad.

 

El pasaporte adopta la forma de un "gemelo digital" que reúne 3 componentes: datos técnicos sobre una batería, como su historial de fabricación o su contenido reciclado; el seguimiento de los materiales utilizados en la batería, como el litio, el manganeso, el grafito y el cobalto; y los indicadores de sostenibilidad de la batería, relacionados con su huella de carbono y cualquier problema de derechos humanos.

Peter Maithel, analista principal del sector de la automoción en Infor, afirma que "estos pasaportes para baterías van a ser muy importantes, sobre todo teniendo en cuenta las normativas y la legislación que se han aprobado recientemente en EEUU, en relación con el abastecimiento ético y la segunda vida de las baterías y el seguimiento de los minerales y materiales que entran en el flujo de residuos".

Los primeros en adoptarlo se están preparando

Sin embargo, uno de los retos es conseguir que las empresas opten por algo que podría requerir la divulgación de información confidencial o ventajas técnicas competitivas. Sin embargo, algunos están aprovechando la oportunidad para obtener una ventaja.

Ford, junto con la empresa de transparencia digital Everledger y los recicladores Cirba Solutions y Li-Cycle, está probando un pasaporte para seguir el ciclo de vida de sus baterías con inteligencia artificial y tecnología de cadena de bloques. 

Por su parte, startups como Circulor ofrecen tecnología que rastrea los materiales, las emisiones y las necesidades relacionadas con el cumplimiento de la normativa para un determinado material.

"Esto se va a convertir en un requisito normativo de una forma u otra", señala Inga Petersen, directora ejecutiva de la alianza. "Introducir la transparencia en la cadena de suministro es el primer paso". 

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