El coche eléctrico se convierte por primera vez en el principal consumidor de cobalto a nivel mundial, superando a móviles y ordenadores portátiles

Un hombre mira su móvil mientras carga un coche eléctrico en Sant Cugat del Vallés (Barcelona).
Un hombre mira su móvil mientras carga un coche eléctrico en Sant Cugat del Vallés (Barcelona).

Reuters/Albert Gea

El crecimiento del coche eléctrico, que alcanzó su techo en 2021 con más de 6,75 millones de unidades vendidas en todo el mundo entre eléctricos e híbridos enchufables —la mitad de ellas, en China—, tiene un impacto directo en las materias primas: metales como el litio, el níquel o el cobalto están viendo crecer su precio por el aumento de la demanda y las tensiones geopolíticas.

Un efecto directo del avance de la movilidad eléctrica es que el cobalto, un metal cuyo principal destino es la fabricación de baterías (el 85% de lo que se extrae está destinado a ese fin) ya se emplea más para surtir al sector de la automoción que a cualquier otro, cuando hasta ahora su principal destino eran las baterías de los productos tecnológicos.

Tanto es así que el 34% del cobalto empleado a nivel mundial se aplicó directamente en la industria del coche eléctrico en 2021, según el último informe anual del Cobalt Institute, una entidad que agrupa a productores, industrias, compañías de reciclaje y comercializadoras de este metal.

Unos operarios insertan una batería en un Chevrolet Bolt en Michigan (EEUU).

En total, la demanda de cobalto durante el año pasado ascendió a 175.000 toneladas, un 22,1% más que el año anterior. De ellas, 59.000 correspondieron al sector de los coches eléctricos.

La diferencia ya es sustancial respecto a otros usos: las baterías para teléfonos móviles requirieron 26.000 toneladas de cobalto, un 12% más que el año anterior por el aumento de tamaño de baterías de los modelos compatibles con la tecnología 5G, los portátiles y las tabletas emplearon 16.000 toneladas. Otra tecnología en crecimiento de consumo de cobalto son los drones, un 5% más.

Un metal que ha duplicado precios en Europa en el último año

El principal productor mundial de cobalto es la República Democrática del Congo, que genera el 74% de la minería de este metal, muy por delante de otros productores como Finlandia, Indonesia o Madagascar. Sin embargo, el país que más cobalto refina es China, que suministra el 71% del cobalto refinado a nivel mundial, seguido a mucha distancia por Indonesia.

Esta curiosa cadena de suministro, de África a China, ha provocado problemas durante los últimos años, hasta el punto que la presión sobre los márgenes de los productores chinos han provocado una caída de la producción del 35%. En Europa, los precios se han duplicado en 2021, de 16 dólares la libra en enero a 32 a finales de año.

La previsión del Cobalt Institute es que la demanda de cobalto de los coches eléctricos no haga más que crecer, hasta suponer el 70% del crecimiento de la demanda en los próximos 5 años. En 2026, los coches eléctricos supondrán la mitad de la demanda de cobalto a nivel mundial.

Elon Musk, director general de Tesla

Sin embargo, los fabricantes tienen una alternativa para reducir su dependencia de este metal: las baterías de litio-ferrofosfato o LFP. Esta tecnología, que ya está siendo utilizada por compañías de referencia del sector como Tesla para los vehículos que salen de su fábrica en Shanghái (China), ofrece algo menos de autonomía y rendimiento, pero permite fabricar baterías sin cobalto ni níquel.

Actualmente, las baterías LFP suponen el 25% del mercado, frente a las que emplean níquel y cobalto. Según los productores de cobalto, esta alternativa se mantendrá en el 27% hasta 2026, pero está por ver si los fabricantes de coches eléctricos se acogen más a esta composición química para eludir los riesgos de depender de un metal cuyos precios van en aumento.

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