¿No consigues pasar página con 'Love Actually'? La respuesta neurológica que desencadenan los estímulos navideños y la estrategia de contenidos de las plataformas de 'streaming' tienen la culpa

Hugh Grant en Love Actually

Universal Pictures

  • Año tras año las películas navideñas consiguen seducir a una parte importante de la población, a pesar de las limitaciones que impone su estacionalidad (hay escasa demanda fuera de las festividades). 
  • El escaso riesgo económico unido a un público potencial predispuesto a ver contenido facilón hace que sea un negocio redondo. Y las plataformas lo saben bien: hay una oferta ingente en los catálogos de Netflix, Prime Video, Disney+ o HBO.

Love Actually vuelve a casa por Navidad. Parece que el interés del público en esta película, casi 20 años después de su estreno, sigue en plena forma. Y no es la única. La demanda de películas navideñas en estas fechas está en su momento más álgido

El consumo masivo de este género es, en gran medida, consecuencia de la acción combinada de dos elementos: la respuesta neurológica que desencadenan los estímulos navideños (que genera una predisposición natural a consumirlas) y la oferta ingente (que permite un bucle de consumo infinito mientras duran las fiestas). 

Todo lo que tu cerebro quiere por Navidad

Las fiestas navideñas bombardean a la población con estímulos que desencadenan respuestas neurológicas. Dicho factor fisiológico ayuda a explicar las ganas de ver películas ambientadas en Navidad. Es una de las conclusiones que se desprende de un estudio conducido por un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague, con el objetivo era localizar el famoso espíritu navideño en la actividad cerebral de los individuos. 

A tal efecto llevaron a cabo resonancias magnéticas en dos grupos de control, separados según hubiesen celebrado o no de manera especial la Navidad desde su infancia. Los resultados del estudio permitieron concluir que, en el caso de las personas que habían tenido experiencias particularmente intensas y positivas vinculadas a estas fechas, la exposición a estímulos navideños activaba ciertas zonas cerebrales, mientras que esa respuesta no se producía en el otro grupo. 

Los gorros de papá Noel, las luces de las calles o el sempiterno All I want for Christmas de Mariah Carey son catalizadores de este espíritu navideño en las personas para las que la Navidad es una época especial. Lo mismo ocurre con las películas navideñas, muy especialmente las comedias románticas. Logran desencadenar una respuesta cerebral, haciendo que afloren emociones positivas con las que el espectador se encuentra muy a gusto

 

Para Brendan Rooney, profesor asociado de Psicología de la UDC y director del laboratorio de psicología de medios y entretenimiento, el factor nostalgia también contribuye a explicar este fenómeno: "Cuando hay tanta incertidumbre con respecto al futuro, optamos por mirar al pasado y a nuestra memoria. Puede que los recuerdos no sean precisos al 100%, pero tener algo a lo que aferrarse da certidumbre". 

También parece tener beneficios para nuestra salud mental. Como apunta Rooney, hay un tipo claro de recompensa emocional al revisionar una película navideña (o una nueva, aunque totalmente predecible): "Es escapismo, no tanto porque nos haga desconectar sino porque nos reconecta con emociones, en el sentido más terapéutico del término".

Un filón para el streaming

Las respuestas emocionales positivas son buenas para el consumo, de ahí que las plataformas traten de capitalizar esta época del año con su particular arsenal de contenidos navideños. Los servicios de VOD no solo ofrecen acceso a clásicos de catálogo, que los usuarios recuperan año tras año. Cuentan también con una cantidad considerable de producciones originales de este género. Las cifras, desde luego, hablan por sí solas.

Entre noviembre y diciembre de este año en Estados Unidos se estrenaron 150 películas de temática navideña, contando estrenos cinematográficos, de televisión convencional y servicios de vídeo bajo demanda.

El aluvión de oferta es fácil de entender: si hay algo que, de forma muy clara, hace feliz a un porcentaje elevado de la población, invertir en ello es casi obligado. Tienen muchas ventajas. Se trata de películas con unos costes de producción reducidos, requieren poco marketing y, sobre todo, son muy eficientes si se tiene en cuenta la cantidad de horas que visionado que son capaces de generar en espacio de tiempo reducido. “Puede que estas películas no sean material para la gala de los Oscar, pero su popularidad es innegable”, apuntaba Thomas Buckley recientemente en Bloomberg

Netflix es, sin duda, una de las plataformas que más está capitalizando el interés del público en este género. La diversificación de sus originales (en la plataforma se pueden encontrar películas navideñas familiares, graciosas, románticas, feel-good de los años 90, europeas...) y su habilidad a la hora de posicionarlo dentro de la plataforma de la manera adecuada explican su popularidad en el ranking de lo más visto semana a semana. 

Según los datos que Netflix publica en su site TOP 10, en lo que llevamos de diciembre la mitad de las películas más vistas en todo el mundo (tanto en habla inglesa como en lengua extranjera) han sido películas navideñas. 

Año tras año las películas navideñas consiguen seducir a una parte importante de la población, a pesar de las limitaciones que impone su estacionalidad (hay escasa demanda fuera de las festividades). 

El escaso riesgo económico unido a un público potencial predispuesto a ver contenido facilón hace que sea un negocio redondo.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.