Descubren que los perros y gatos podrían ayudar a los niños a tener menos alergias alimentarias

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  • Los bebés expuestos a perros y gatos en la primera infancia tienen un riesgo menor de alergias alimentarias hasta los 3 años, según un estudio japonés.
  • En cambio el contacto con hámster casi duplicó el riesgo de alergias a los frutos secos.

Vivir con ciertos animales desde el desarrollo fetal y en la primera infancia puede conllevar beneficios extra como un menor riesgo de alergias alimentarias hasta los 3 años, según ha encontrado un nuevo estudio.

Publicado en PLOS One, se basó en datos retrospectivos de más de 66.000 menores japoneses. Los resultados muestran que los niños expuestos a gatos y perros en casa ven reducir su riesgo entre un 13 y un 16% en relación con aquellos que no viven con animales.

La especie se vinculó con los distintos tipo de alimentos. Así, la exposición a perros se asoció a una menor incidencia de alergias a huevos, leche y frutos secos —principales alérgicos alimentarios— mientras que el contacto con gatos conllevó una menor incidencia de alergias a huevo, trigo y soja.

Frente a esta protección convivir con hámsteres se asoció con casi el doble de riesgo de alergia a los frutos secos. La hipótesis de los investigadores apunta a que estos alimentos que sirven como alimento de los roedores pueden sensibilizar a los bebés a través del contacto físico o el polvo de la casa.

Los investigadores descubrieron además que la exposición a perros o gatos solo durante el período fetal no tuvo un efecto significativo sobre la incidencia. Este hallazgo sugiere que seguir teniendo estas mascotas después del nacimiento puede ser beneficioso para minimizar las probabilidades de alergia.

"Los resultados de este trabajo apoyan investigaciones previas que indican que determinadas exposiciones ambientales, como el hecho de que los niños crezcan con un hermano mayor o en un entorno agrícola durante los primeros años de vida, se asocian a una mayor diversidad bacteriana y a un menor riesgo de sensibilización alérgica", señala Sara Benedé Pérez, profesora de Inmunoalergia de la Universidad Complutense de Madrid en SMC España.

Es lo que se conoce como hipótesis de la higiene. Esta teoría propuesta por primera vez en 1989, propone que la elevada incidencia de alergias y enfermedades autoinmunes en los países desarrollados parece deberse al exceso de higienización que rodea a los menores. Aunque no todos los científicos comparten esta opinión.

 

Si bien el estudio no ha dilucidado los mecanismos por los cuales la exposición a las mascotas afecta las alergias alimentarias, los autores teorizan que podría estar relacionado con la microbiota intestinal. "La exposición a las mascotas puede afectar la microbiota intestinal del bebé directa o indirectamente a través de cambios en la microbiota intestinal de los padres o en el microbioma del hogar", escriben.

Siguiendo en esta línea, un ensayo  de 2019 detectó que los bebés que crecen en granjas tienen más bacterias intestinales que combaten la inflamación. 

Sin embargo, "se trata de un estudio retrospectivo, es decir, que se han utilizado datos ya existentes para comparar entre dos grupos, alérgicos y no alérgicos", recalca Benedé.

Los propios autores reconocen las limitaciones de este tipo de estudios a la hora de establecer una relación causa-efecto, explica la especialista,  "ya que hay otros factores no controlados que podrían influir en los resultados, como por ejemplo la predisposición genética a padecer algún tipo de afección alérgica o determinados factores ambientales".

En todo caso, "el estudio plantea una cuestión interesante que necesita seguir siendo investigada y abre la vía para diseñar estudios de investigación", asegura.

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