El planeta se ahoga bajo el peso de una monstruosa deuda de 220 billones de euros, que equivale a un 320% del PIB mundial
- El Instituto de Finanzas Internacionales revela su última estimación sobre la deuda mundial, que ha superado su propio récord situándose en 220 billones de euros.
- Ese volumen de deuda supone un 320% del PIB mundial, impulsado especialmente por la deuda corporativa no financiera, que supone un 91,4%.
- Mientras, un 59,8% de esa deuda es privada, otro 87,2% es soberana y el 80,8% restante corresponde a pasivo financiero.
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"Si crees que a nadie le importa si estás vivo, intenta no pagar de un par de cuotas de tu coche". En su sabiduría infinita, a menudo ampliada por el alcohol, John Belushi ejemplificó así uno de los problemas más antiguos no solo de la economía sino también de la vida: contraer una deuda.
Y si el simple hecho de pagar tarde un par de letras del coche es en sí mismo una prueba de vida de una persona, si observamos la deuda mundial en su totalidad, entonces podemos decir que el mundo no solo está vivo sino que, literalmente, está lleno de salud.
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De hecho, acaba de publicarse la actualización del Global Debt Monitor del Instituto de Finanzas Internacionales y la conclusión es, por enésima vez a partir de 2008, la ruptura de un nuevo récord en negativo: como se muestra en el siguiente gráfico, el planeta se está ahogando literalmente en deudas.
Y son de todo tipo: soberana, corporativa, privada, financiera y no financiera. Nadie se salva. De hecho, en el primer trimestre de este año, la deuda privada total es igual al 59,8% del PIB mundial, el de las empresas no financieras el 91,4%, la gubernamental el 87,2% y la financiera al 80,8%. Todo para alcanzar la notable suma de 246 billones de dólares, unos 220 billones de euros, que equivalen a casi el 320% del PIB del planeta. No está mal, comparado con un par de cuotas del coche.
Pero hay algo mejor. Estos otros dos gráficos muestran una dinámica aún más preocupante.
El primer gráfico nos dice cómo la deuda de los países emergentes ha alcanzado su récord absoluto en la serie histórica, impulsada casi en su totalidad por China, cuyas empresas acumulaban a fecha del 31 de marzo un endeudamiento de alrededor de 21 billones de dólares (unos 18,7 billones de euros) o el 155% del PIB, cuando hace solo 20 años se situaba en torno al 100% del PIB, con 5 billones de dólares (sobre 4,4 billones de euros).
Además, las empresas chinas emitieron el 42% de todos los bonos corporativos de mercados emergentes el año pasado y quien los compró en primer lugar fue el Banco Popular de China. ¿Intereses, plazos y cupones? Ya lo pensaremos más tarde.
El segundo gráfico nos dice cómo la deuda combinada de las 30 principales economías emergentes ha aumentado al 216,4% del PIB en marzo frente al 212.4% del año anterior, aumentando el total de deuda hasta 69,1 billones de dólares (sobre 61,4 billones de euros).
Una situación que ha llevado a Sonja Gibbs, directora general de iniciativas políticas globales de IFI, a analizar el cuadro desde el mismo punto de vista de John Belushi, aunque de forma más intelectual: "Es casi pavloviano. Caen los tipos y aumenta la deuda. Y una vez que las deudas han sido contraídas y resueltas, es difícil reducirlas sin tener que desviar fondos de otros objetivos, como inversiones productivas por parte de las empresas o gasto gubernamental por parte de los gobiernos ".
Y cuando se observa que en las últimas dos décadas, la deuda corporativa de los países desarrollados ha crecido más o menos en línea con el PIB, mientras que en las economías emergentes la deuda empresarial ha aumentado un 50% más que el PIB, Gibbs afirma: "Ha habido un acceso excesivo y no calibrado de capital a esos mercados en los últimos 20 años. Y no solo en el lado corporativo, sino también en términos de pasivos contingentes para los gobiernos".
"Este no es un grupo de países con experiencia en la gestión de reservas de deuda en el transcurso de ciclos económicos. Además, existe un exceso de deuda corporativa a corto plazo, una dinámica que expone a las empresas de forma decididamente impactante a las desviaciones del apetito de riesgo global", añade Gibbs.
En resumen, hay problemas más serios y estructurales ocultos detrás de las simples cifras. Pero surge una pregunta final: cuando Gibbs habla de "un acceso excesivo y no calibrado de capital en esos mercados en los últimos 20 años". ¿Tal vez esté cuestionando la globalización, pese a que trabaja para una de las instituciones mundiales que fue clave y patrocinador entusiasta de ese fenómeno?
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