La pandemia venida del frío: ¿podría el deshielo del Ártico traer de vuelta virus mortales?

Ártico

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El Ártico continúa calentándose más del doble de rápido que el resto del mundo. En 2020 en algunas de estas regiones heladas hizo el mismo calor que en España, un nuevo récord de temperatura que alcanzó los 38 °C.

Las consecuencias de ello ya se dejan notar en todo el mundo. Crecida del nivel del mar y aumento del calentamiento global por el metano y el carbono liberado a la atmósfera por el deshielo. No es lo único que preocupa.

Como sacado de un guión de ciencia ficción, a medida que esta región se calienta y los glaciares se derrite crece la inquietud de los científicos por conocer qué podría surgir del hielo. Si los microorganismos atrapados en las capas de hielo y el permafrost, que se liberarán a medida que aumenta la temperatura global, podrían dar lugar al resurgimiento de enfermedades latentes o crear nuevas afecciones.

Con este escenario de fondo una nueva investigación pone el acento en el potencial del Ártico para convertirse en el escenario perfecto para nuevas pandemias virales.

Los investigadores observaron el suelo y los sedimentos del lago Hazen, el lago más grande por volumen al norte del Círculo Polar Ártico. Mediante la secuenciación de segmentos de ADN y ARN encontrados en estas zonas, buscaron identificar el conjunto de virus presentes en el medio ambiente.

Los virus necesitan infectar la célula de un huésped para poder replicarse. Estas relaciones virus/huésped suelen ser estables. Sin embargo, los virus pueden infectar a un huésped nuevo desde un huésped reservorio, un proceso denominado como 'desbordamiento viral'. El paso del SARS-CoV-2  de las poblaciones de animales salvajes a los seres humanos es un claro ejemplo de esta capacidad.

La próxima pandemia podría provocarla un hongo y aún no estamos preparados para frenarla

Utilizando un algoritmo informático, los científicos estimaron el riesgo de propagación viral: es decir, la capacidad de los virus de inundar nuevas especies huéspedes y seguir propagándose, como hizo el SARS-CoV-2 al pasar de las poblaciones de animales salvajes a los seres humanos.

"El riesgo de propagación aumenta con el deshielo de los glaciares, un indicador del cambio climático", escriben los investigadores en el artículo. "Si el cambio climático también desplaza hacia el norte el área de distribución de las especies de posibles vectores y reservorios virales, el Alto Ártico podría convertirse en un terreno fértil para las pandemias emergentes".

El desplazamiento de las especies hacia el norte incrementa el potencial riesgo

El trabajo, publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciencestambién advierte sobre un mayor riesgo de pandemias causadas por otros factores: la destrucción de los hábitats naturales y la actividad humana están obligando obliga a los animales y las personas a vivir en espacios cada vez más próximos.

La necesidad urgente de comprender la relación entre el cambio de hábitat y la proximidad a nuevas fuentes de enfermedades respalda este último estudio, tal y como señalan los autores. Dado que es probable que el calentamiento global lleve a las especies a desplazarse más al norte para mantener un entorno con el mismo tipo de temperaturas, el potencial de que los virus salten a nuevas especies crece aún más.

El Ártico puede parecer extenso y desierto, pero cada vez lo es menos. Lo que incrementa el riesgo de contacto entre patógenos y huéspedes. Los alces y las liebres, por ejemplo, están migrando hacia el norte a medida que crece la vegetación por el aumento de la temperatura. Hay comunidades humanas y mineros, que van y viene. El riesgo aumenta. 

"Este doble efecto del cambio climático, que aumenta el riesgo de contagio y conduce a un cambio hacia el norte en el rango de especies, podría tener efectos dramáticos en el Alto Ártico".

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