Esta es la razón por la que nunca deberías dormir con la luz encendida, según la ciencia

Enrique Luque de Gregorio
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Descansar adecuadamente es imprescindible para afrontar el día a día con energías y de manera saludable. Lo más normal es que la gente duerma con la luz apagada, pero incluso desde niños hay casos en que algunos prefieren apostar por una luz tenue para afrontar su descanso. ¿Qué dice la ciencia al respecto? 

Muchos han sido los estudios que han buscado sacar conclusiones certeras al respecto. En base a ellos, es sencillo hacerse una idea de la razón por la que nunca deberías dormir con la luz encendida, y por qué tal práctica puede ser perjudicial en bastantes aspectos. 

La producción de melatonina, clave para el descanso

Muchos estudios recientes alertan de los peligros de exponerse a las pantallas iluminadas de dispositivos como el móvil antes de irse a la cama. Y precisamente la explicación que muchos científicos dan a por qué nunca deberías dormir con la luz encendida va en la misma dirección. 

Una de las principales claves se encuentra en la melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. La exposición a la luz artificial durante la noche puede tener efectos perjudiciales en su producción. Algo así como si el cuerpo continuara pensado que es de día y no se prepara para afrontar las horas de descanso durante la noche. 

Esta circunstancia puede dificultar conciliar el sueño y afectar la calidad del mismo, ya que la melatonina no solo regula el inicio del sueño, sino que también mejora su profundidad y reparación.

Dormir con la luz encendida también puede tener consecuencias psicológicas. La oscuridad se asocia tradicionalmente con el descanso y la relajación, mientras que la luz puede mantener activo el cerebro y dificultar la transición a un estado de sueño. Esto puede contribuir a problemas como el insomnio y la dificultad para conciliar el sueño.

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¿Qué dice la ciencia de dormir con la luz encendida?

Según un estudio compartido por la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences y llevado a cabo por la Universidad Northwestern de Illinois, los riesgos van más allá de tener problemas para dormirse. Para ellos, dormir con la luz encendida provoca que la frecuencia cardiaca se dispare y, como consecuencia de ello, también se altera la gestión de la insulina que hace el cuerpo. 

Si la práctica se prolonga, podría aumentar significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, el desajuste en el ritmo circadiano puede igualmente afectar a la salud cardiovascular y el rendimiento cognitivo.

En la misma línea se muestra el estudio dado a conocer por Nature, aunque enfocándolo a los más pequeños. Según sus conclusiones, casi la mitad de los niños acostumbrados a dormir con una luz, aunque esta sea tenue, terminan por presentar algún grado de miopía a lo largo de su infancia, o la desarrollan una vez llegan a la edad adulta. 

Así que su mensaje también es claro: evitar dormir con la luz encendida, incluso en el caso de los jóvenes con menos edad. El miedo que a veces de da termina por pasarse con los años, pero las consecuencias de descansar en completa oscuridad, en ocasiones pueden permanecer. 

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