Las señales positivas de la economía de Estados Unidos son un espejismo: "Lo peor está por llegar"

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Puede que los datos sobre el empleo y la inflación estén mejorando, pero la economía estadounidense sigue teniendo problemas y se vislumbra una recesión.

iStock; Rebecca Zisser/Insider

En el último mes, la economía estadounidense ha dado señales de haber mejorado. El último dato de la inflación mostraba señales de enfriamiento. Esto podría apuntar a un camino en el que la Reserva Federal suavice sus subidas de tiposde interés, deje que la economía se normalice y evite que el país caiga en una crisis.

Pero estas buenas noticias no quieren decir que la economía esté todavía fuera de peligro. Atendiendo a la evolución de la inflación o al gasto de los consumidores, hay claros indicios que apuntan al peligro de entrar en crisis.

Enfriamiento, pero no el suficiente

En las últimas semanas, el cambio que más ha llamado la atención (y que más esperanzas ha suscitado) ha sido el de los signos de enfriamiento de la altísima inflación. En julio se observó una mejora en varios indicadores, incluida una variación del 0% en los precios intermensuales del IPC, en gran parte debido a la reducción de los precios de la energía

Pero, a pesar de este aparente avance, no se puede cantar victoria.

Incluso con las mejoras en esas métricas, la inflación subyacente sigue siendo muy alta. Por ejemplo, se puede observar el IPC medio de la Reserva Federal de Cleveland, que trata de medir la inflación "media" observando la variación del precio del artículo medio de la cesta de bienes. 

El indicador es de especial interés porque, como señaló la Fed de Cleveland en su investigación sobre esta nueva forma de medir, "el IPC medio proporciona una mejor señal de la tendencia de la inflación subyacente" que las métricas de inflación más observadas. 

Así, mientras que el IPC subyacente, que no tiene en cuenta los costes volátiles de los alimentos y la energía, subió solo un 3,8% en julio, la medida de la Fed de Cleveland subió un 6,5% en julio y un 7,6% en los últimos 3 meses. No es un nivel de inflación aceptable para declarar resuelto el problema.

 

La subida salarial es otra señal de que la batalla de Estados Unidos contra la alta inflación está lejos de terminar. La media del crecimiento salarial de la Fed de Atlanta fue del 6,3% en julio y del 6,7% de media en los últimos 3 meses. El crecimiento de los salarios puede aumentar más la inflación cuando crece mucho más rápido que la productividad de las empresas. Teniendo esta última en cuenta, la medida de la Fed de Atlanta debería estar más cerca del 3,5 al 4%. 

Aunque las expectativas de los estadounidenses sobre la inflación en los próximos 12 meses han disminuido un poco, todavía se sitúan en el 6,2%. "Esto apunta a un riesgo al alza para la inflación, ya que los trabajadores negocian sueldos más elevados que las empresas podrían trasladar a los consumidores mediante el aumento de los precios", escribieron los investigadores de la Fed de San Francisco sobre las expectativas.

En resumen, las razones para esperar que la inflación se mantenga alta en los próximos trimestres son convincentes, incluso apreciándose la baja del precio medio de algunos productos.

Los tropiezos del consumidor

Cualquier debate sobre la fortaleza de la economía de EEUU debe empezar por el consumidor. Y los estadounidenses tienen muchas cosas a su favor: una baja tasa de desempleo, ahorros acumulados y sólidos balances en sus hogares. Incluso cuando el producto interior bruto disminuyó en la primera mitad de 2022, el consumo se mantuvo. 

Sin embargo, si se observan los datos a gran escala, puede apreciarse que, ahora, se está deteriorando. Destacan varios puntos:

La demanda interna privada (la parte del PIB atribuible a la demanda de los consumidores y las empresas estadounidenses, menos los efectos del comercio internacional, las existencias de las empresas y el gasto público) se enfrió en el primer semestre del año. Se trata de un dato clave utilizado por los economistas para prever el crecimiento del empleo. Con la fuerte demanda privada, los consumidores están señalando que, aunque las condiciones del mercado laboral son fuertes, el impulso está perdiendo fuerza. 

Parece inevitable un cierto aumento de la tasa de desempleo, a pesar del impresionante dato de julio. Las solicitudes semanales de subsidio por desempleo tienden a aumentar, y los anuncios de despidos se extienden más allá del sector tecnológico, con empresas como Walmart y Wayfair anunciando recortes. De hecho, en una encuesta realizada por la empresa de contabilidad PwC entre las compañías de EEUU, cerca de la mitad de los encuestados afirmaron estar planeando despidos.

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La ralentización de la demanda privada se produce incluso cuando el total de horas que los empleados dedican al trabajo ha aumentado. Esto significa que los ingresos de las empresas crecen a un ritmo más lento, aunque la cantidad que tienen que pagar a los trabajadores aumente rápidamente, un signo de menor productividad laboral y márgenes de beneficio más estrechos. 

Las compañías tratarán inevitablemente de proteger sus márgenes combinando despidos y recortes en los beneficios de la plantilla.

Incluso con la ralentización de los ingresos, el gasto de los ciudadanos aumentó en el primer semestre del año. Pero esto se debe a que el aumento del gasto de los consumidores en el primer semestre se debía exclusivamente a que recurrieron a sus ahorros. Y esto es algo que no puede continuar indefinidamente. Aunque los ingresos de los ciudadanos se vean aliviados por la bajada de los precios de la gasolina, existe una posibilidad razonable de que los hogares lo utilicen para reponer sus reservas de efectivo en lugar de salir a gastar.

No me gusta apostar contra el consumidor estadounidense, pero si es probable que el mercado laboral se ralentice con un elevado riesgo de inflación, es difícil apostar a favor.

Los problemas del mercado inmobiliario

Otra señal de alarma para la economía procede del mercado inmobiliario, donde la actividad se ha paralizado. La subida de los tipos de interés de las hipotecas ha hecho mella en la demanda de viviendas. Las ventas pendientes y los contratos firmados sobre propiedades existentes se han desplomado, lo que implica una importante caída de los cierres en los próximos meses.

Con el enfriamiento de la demanda, los constructores tendrán que centrarse en deshacerse de la enorme acumulación de viviendas que ya han vendido pero que no han terminado de construir, en lugar de iniciar la construcción de otras nuevas. No es de extrañar que las que están terminadas se hayan recuperado, mientras que las iniciadas se han ralentizado. Esta brecha seguirá cerrándose y, al hacerlo, el número de unidades en construcción disminuirá.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha hablado de un reajuste del mercado inmobiliario. Está claro que este reajuste está en marcha, pero no ha llegado ni mucho menos a su fin. Según datos del Conference Board, el número de personas que planean comprar una vivienda en los próximos 6 meses se hundió a su nivel más bajo desde febrero de 2013. 

Las empresas no quieren invertir

Si los consumidores y el mercado de la vivienda no son susceptibles de impulsar un fuerte repunte económico, tampoco es probable que la inversión fija empresarial no residencial (las empresas que invierten en actualizar equipos y software) sea un gran motor de crecimiento. 

Por un lado, las expectativas de crecimiento del PIB se han debilitado, y cuando esto sucede, la inversión de las empresas tiende a ralentizarse (y viceversa). De hecho, ya puede apreciarse la cautela de las compañías en cuanto a su gasto.

Además, el sector tecnológico, que representó la mayor parte del crecimiento de la inversión fija real de las empresas no residenciales en los 2 últimos años, se ha visto afectado por una fuerte caída en el mercado, tambaleándose debido a la subida de tipos de interés. También es el sector más responsable del reciente aumento de los despidos. 

A nivel mundial, las señales son aún peores. Europa está entrando en recesión, mientras que las políticas chinas de "cero-COVID" han frenado el crecimiento en esa región. Como no hay ningún incentivo para que las marcas traten de invertir para satisfacer la demanda en otros lugares, es probable que las empresas pausen sus planes de gasto hasta que el panorama esté menos nublado.

Nubes negras

¿Y qué pasa con la Reserva Federal? ¿Está próxima la ralentización de las subidas de tipos de interés, o incluso una reducción para apoyar la economía? Creo que es poco probable. Para empezar, los funcionarios de la Reserva Federal han sido muy explícitos en las últimas semanas sobre sus planes de seguir subiéndolos.

En su esperado discurso del viernes durante la conferencia anual de la Fed en Jackson Hole, Wyoming, Powell llegó a advertir sobre momentos complicados. E incluso ralentizar el ritmo de las subidas no es lo mismo que bajar tipos. Y lo que es más importante, los funcionarios de la Fed se han mostrado reacios a cambiar su política en un momento dado. Una flexibilización prematura de la política de reducción de la inflación con el dato todavía elevado entraña el riesgo de afianzar una tasa de inflación aún más alta.

Para saber hasta qué punto hay que preocuparse por el enfriamiento de la economía, vale la pena fijarse en la evolución del mercado bursátil. Los cambios en los precios de las acciones se reducen a 3 factores: tipos de interés, beneficios reales y esperados, y prima de riesgo. 

El buen comportamiento de las acciones en julio y la mayor parte de agosto puede atribuirse en gran medida a la bajada de tipos de interés, ya que los inversores suponían que la Fed iba a relajar sus medidas. Pero no hay señales de esto, así como tampoco de desaceleración, por lo que el discurso de Powell contribuyó a una enorme venta de acciones el pasado viernes

Si a esto le añadimos el hecho de que la economía seguirá desacelerándose, presionando a la baja los beneficios de las empresas, tenemos la posibilidad de otro escenario bajista.

En los últimos 2 meses, la economía ha empezado a mejorar. Pero cuando los estadounidenses regresen de sus vacaciones de verano, se encontrarán con la posibilidad real de una desaceleración, o incluso de una recesión.

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