Los síntomas de alerta que pueden hacer sospechar a tu médico de cabecera de un cáncer

Médico de familia atendiendo a una paciente en la Seguridad Social.
Médico de familia atendiendo a una paciente en la Seguridad Social.
  • El médico de cabecera se coloca en muchos casos como la primera barrera para acceder al especialista que confirme un diagnóstico de cáncer.
  • Estos son algunos de los síntomas que pueden despertar sospechas de un tumor en Atención Primaria.

En el diagnóstico de cáncer a veces tiende a pasarse por alto el papel fundamental del médico de cabecera. La especialidad de oncología será la encargada de realizar las pruebas pertinentes que confirmen o no la enfermedad. Pero acceder al especialista pasa en muchos casos por ser derivado desde la Atención Primaria.

La detección precoz es esencial, ya que conlleva un mejor diagnóstico y mayores probabilidades de curación. Una vez  que el paciente ha acudido a la consulta por un problema que le inquieta, la actuación del médico de familia es clave para disminuir la demora diagnóstica ante el reconocimiento de síntomas que podrían hacer sospechar de cáncer y derivar al hospital. 

El tiempo recomendable entre la derivación del médico de atención primaria y la consulta con el especialista de referencia no debe ser superior a 15 días, siendo 7 días el idóneo, sostiene la guía Unidades asistenciales del área del cáncer elaborada por Sanidad que toma como referencia las pautas de derivación para casos sospechosos de cáncer del Instituto Británico para la Salud y la Excelencia Clínica (NICE por sus siglas en inglés).

Aquí cabe tener en cuenta algunos aspectos de índole personal. Ya que es de suponer que no todos los profesionales de atención primaria otorguen la misma importancia a un mismo síntoma o signo. Tampoco es fácil definir el momento en que un síntoma común pasa a ser atribuido a un cáncer, ya que en sus primeras manifestaciones los tumores suelen parecerse a enfermedades comunes.

No obstante merece la pena demandar atención ante anomalías, por muy leves que parezcan.

"El mensaje clave es escuchar a tu instinto y si notas algo inusual en ti informa a tu médico de cabecera, ya que detectar el cáncer en una etapa temprana significa que es mucho más probable que el tratamiento tenga éxito", opina la doctora Nisa Aslam, médico de cabecera en Londres.

A este respecto la sanitaria comparte en The Mirror  las señales de alerta que no deben pasarse por alto:

  • Cansancio intenso: el cansancio sin motivo aparente a veces puede ser un signo de cáncer.
  • Dolor: probablemente no sea un tumor, pero es necesario controlar un dolor nuevo e inexplicable en cualquier parte del cuerpo que durante 3 semanas o más.
  • Pérdida de peso inexplicable: perder un 5% más de peso corporal sin intentarlo puede estar relacionado con el cáncer.
  • Un bulto nuevo: la mayoría son inofensivos, pero se debe examinar la aparición de un bulto en cualquier parte del cuerpo que persista durante más de 2 semanas.

A pesar de ser un síntomas compatible con numerosos tumores, la pérdida de peso inexplicable es uno de los cambios menos atribuido al cáncer, tal y como evidenció un estudio sobre 1.729 adultos mayores de 50 años en Reino Unido que encontró que la gente tiende a ignorar muchas de las dolencias frecuentes que pueden ser las primeras advertencias de cáncer.

Superados los 50, el dolor abdominal, las diarreas o el estreñimiento, el malestar estomacal, nauseas o vómitos así como reflujo cuando van acompañados de adelgazamiento sin explicación requieren una cita "urgente" con el especialista de acuerdo a las directrices marcadas por la NICE.

En menores, de acuerdo a un artículo en la revista médica Pediatría Integral de la Sociedad Española de Pedriatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, los principales síntomas y signos de sospecha de cáncer en Atención Primaria son: palidez, masas (en cabeza, cuello y otras localizaciones),inflamación de los ganglios, movimientos anormales, hematomas y signos de sangrado, fatiga, cefalea, anormalidades visuales, dolor y síntomas musculoesqueléticos. 

"El pediatra de Atención Primaria ha de reconocer cuándo una sintomatología aparentemente benigna puede ser el inicio de una patología grave, identificando aquellos signos de alarma que requieren estudio inmediato", afirman las autoras.

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