La tecnología iba a dejarnos a todos sin empleo, pero aún seguimos trabajando: ¿qué ha pasado?

Robot fábrica IA

Paul Hennessy/NurPhoto via Getty Images

  • A mucha gente le preocupa que la inteligencia artificial acabe con muchos puestos de trabajo.
  • El temor a que las nuevas tecnologías sustituyan a los trabajadores ha sido una constante a lo largo de la historia. 
  • Y sin embargo, aquí estamos todos, todavía con trabajos que hacer.

Durante décadas se ha temido que las nuevas tecnologías estuvieran a punto de acabar con toda una generación de trabajadores.

Se suponía que el cajero automático acabaría con los empleados de la banca. Las hojas de cálculo iban a acabar con los contables. Los robots iban a hacer innecesarios a los humanos en los procesos de fabricación.

Y sin embargo, aquí estamos en 2023, con una ocupación histórica en España —por encima de los 20 millones de ocupados— y una cifra de desempleo de apenas el 3,8% en Estados Unidos:

¿Qué ha pasado?

Es una pregunta especialmente importante que debemos hacernos ahora que la IA se perfila como la próxima gran tecnología transformadora, que afectará a todo el mundo, desde los asistentes de atención al cliente hasta los programadores.

La respuesta puede servir de lección para el futuro.

La tecnología suele crear más puestos de trabajo en conjunto

En pocas palabras, la tecnología crea más puestos de trabajo de los que quita. Morgan Stanley abordó esta cuestión en un informe reciente:

"Durante muchos periodos anteriores de innovación tecnológica, se han hecho predicciones de grandes pérdidas de empleo, y en general lo que hemos visto es lo contrario, gracias al aumento de la productividad, la bajada de precios y también a productos y servicios totalmente nuevos".

David Autor, un destacado economista que ha seguido de cerca la automatización y la tecnología en el ámbito laboral, también escribió sobre esta dinámica en un importante ensayo de 2015 en el que se preguntaba: ¿Por qué sigue habiendo tantos puestos de trabajo?

"Los periodistas e incluso los analistas expertos tienden a exagerar el alcance de la sustitución de la mano de obra humana por máquinas e ignoran las fuertes complementariedades entre la automatización y la mano de obra que aumentan la productividad, incrementan los ingresos y aumentan la demanda de mano de obra".

Mathias Döpfner, CEO de Axel Springer.

La tecnología puede aumentar la necesidad de una función específica desplazando los costes y creando demanda

Esto puede ocurrir de varias maneras. En un escenario, la adopción de tecnología puede aumentar la necesidad de una función específica.

Por ejemplo, se temía que la llegada de los cajeros automáticos dejara sin trabajo a los cajeros de los bancos. Y efectivamente, pocos años después de la implantación de los cajeros automáticos, el número de empleados de caja por sucursal era menor.

Pero los cajeros también redujeron el coste de funcionamiento de una sucursal. Los bancos respondieron abriendo más sucursales y el número de empleados en banca siguió aumentando.

El economista James Bessen habla en un podcast de sus investigaciones sobre este tema:

Pues bien, la sucursal bancaria media en una zona urbana requería alrededor de 21 empleados de caja. Eso disminuyó debido a los cajeros automáticos a unos 13 empleados. Pero esto significaba que era más barato gestionar una sucursal. Los bancos querían, en parte debido a la desregulación ... pero también por razones básicas de marketing, aumentar el número de sucursales. Y cuando se hizo más barato hacerlo, la demanda de sucursales aumentó. Y como resultado, aumentó la demanda de empleados de caja.

La tecnología también puede crear nuevas funciones en profesiones adyacentes

En un segundo escenario, la tecnología puede reducir la necesidad de un profesional específico, pero ayudar a crear nuevas funciones en profesiones adyacentes.

En un artículo reciente ponía el ejemplo de Microsoft Excel. Las hojas de cálculo redujeron la necesidad de tener empleados encargados de los libros contables, pero aumentaron masivamente la necesidad de gestores financieros y contables, creando muchos más puestos de trabajo nuevos de los que se perdieron.

Así lo explica Morgan Stanley:

"A medida que la adopción de esta tecnología crecía rápidamente a lo largo de la década de 1980, especialmente tras la introducción de Microsoft Excel en 1987, vimos una reducción en el número de estadounidenses que trabajaban como encargados de libros y empleados de contabilidad/auditoría (de ~2 millones en 1987 a poco más de 1,5 millones en 2000), pero también vimos un aumento significativo de estadounidenses empleados como contables/auditores (pasando de ~1,3 millones en 1987 a ~1,5 millones en 2000) y analistas de gestión y gestores financieros (de ~0,6 millones en 1987 a ~1,5 millones en 2000)".

Pero quienes desempeñan una profesión afectada pueden encontrarse en una situación peor

La tecnología crea empleo en términos generales. Por eso seguimos siendo tantos los que trabajamos en un momento de avance tecnológico histórico.

Sin embargo, la difusión de la tecnología tiene el potencial de alterar la mano de obra de forma que repercuta negativamente en los trabajadores.

Charter, la empresa de medios y consultoría centrada en el mundo laboral, cita el ejemplo de las mujeres que trabajaban como telefonistas a principios del siglo XX.

La conmutación mecánica hizo innecesaria esa función, obligando a las mujeres a buscar trabajo en otros sectores. Y así fue. Esta nueva tecnología no redujo el empleo entre las mujeres jóvenes.

Pero, según un documento de trabajo de 2020 de la Asociación Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER), la interrupción pudo provocar que esas mujeres ganaran menos ingresos con el tiempo. Del documento del NBER:

La reducción del número de telefonistas se vio compensada por el crecimiento de puestos de trabajo demográficamente similares con salarios similares o ligeramente inferiores (por ejemplo, mecanógrafas y secretarias, trabajadoras de restaurantes). La particularidad de este crecimiento del empleo compensado en un conjunto selecto de ocupaciones que eran demográficamente similares a las operadoras telefónicas sugiere que la reincorporación de tareas restauró los niveles de empleo de las siguientes cohortes.

La IA está arruinando internet.

Y los trabajadores existentes a veces sufren las consecuencias de una mayor competencia

Hay una segunda posibilidad. A principios de este año escribí sobre los trabajadores de cuello blanco que se enfrentan a su propio momento Uber. Me refiero a la introducción de Uber en Londres, donde antes los taxistas debían superar un examen intensivo que limitaba la oferta de taxistas.

De repente, con Uber, cualquier conductor con un teléfono móvil podía competir por el negocio. Esto presionó a la baja los ingresos de los taxistas.

"De repente, saber el nombre de cada calle de Londres dejó de ser una experiencia valiosa, de modo que cualquiera con carné de conducir podía conducir un taxi", me explicó a principios de este año el profesor Carl Benedikt Frey, director de Futuro del Trabajo en la Escuela Martin de Oxford. "El resultado fue más competencia para los taxistas titulares, que vieron caer sus ingresos en torno a un 10%".

Cómo se implanta una nueva tecnología es fundamental

La tecnología suele crear nuevos puestos de trabajo e industrias, lo que compensa con creces cualquier empleo que se pierda como consecuencia de su implantación.

Todavía queda mucho trabajo por hacer, como ocurre hoy en día.

Pero no hay garantía de que el trabajador afectado por una nueva tecnología consiga el nuevo puesto de trabajo que se crea, ni de que los ingresos de los demás no disminuyan como consecuencia de la nueva competencia tecnológica.

Por tanto, no se trata tanto de si tendremos trabajo en el futuro como de cuál será ese trabajo y cuánto se pagará por él. Existe el temor de que la IA agrave la desigualdad de ingresos.

Esto hace que sea crucial cómo se implanta la tecnología, quién participa en sus beneficios y qué ocurre con los trabajadores que se ven afectados.

La IA ya está en el centro de las negociaciones sindicales en Hollywood. Morgan Stanley ha pronosticado que el auge de la IA generativa creará "una demanda sin precedentes de recualificación".

En un documento político actualizado en septiembre, Daron Acemoglu, Autor y Simon Johnson escribieron: "La Inteligencia Artificial Generativa (IA) seguramente tendrá un impacto en la desigualdad, pero la naturaleza de ese efecto depende exactamente de cómo se desarrolle y aplique esta tecnología. Nada en el camino de esta (o cualquier) tecnología es inevitable".

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