La última alianza de Kim Jong Un con Putin podría hacer de él un líder temible

Kim Jong Un y Vladímir Putin, durante su encuentro en Vladivostok (Rusia) en 2019.
Kim Jong Un y Vladímir Putin, durante su encuentro en Vladivostok (Rusia) en 2019.

KCNA via REUTERS

  • Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, y Vladímir Putin, presidente de Rusia, se reúnen estos días en Vladivostok. 
  • Putin probablemente intentará conseguir un acuerdo sobre armamento en medio de la escasez de munición en Ucrania. 
  • Pero Kim estará en condiciones de obtener importantes concesiones.
Análisis Faldón

La última vez que el líder norcoreano Kim Jong Un viajó en su tren blindado a prueba de balas para visitar al presidente ruso Vladímir Putin en Vladivostok, la dinámica entre los líderes era muy diferente. 

En aquel entonces, en 2019, Putin desempeñó el papel de intermediario del poder mundial, tratando de llegar a un acuerdo nuclear con Kim después de que las negociaciones entre el entonces presidente estadounidense Donald Trump y el aislado líder norcoreano fracasaran. 

Pero esta vez, es Kim Jong Un quien tiene la sartén por el mango, y son muchos los que temen que su nueva alianza con Putin le convierta en un hombre temible. 

Mientras se prolonga la invasión rusa de Ucrania, el Ejército ruso anda escaso de municiones y otros materiales, por lo que es probable que Putin busque un acuerdo de armas con Kim para apuntalar los suministros de primera línea, según confesaron fuentes militares estadounidenses al diario The New York Times la semana pasada

Putin, al igual que Kim, es ahora un paria mundial, sujeto a una orden de detención internacional por crímenes de guerra en Ucrania y sólo puede contar con un número cada vez menor de aliados en su intento de hacer frente a la espiral de problemas económicos y militares de Rusia. 

Seguramente, Kim negociará duro para ofrecer a Putin las armas y el apoyo que necesita, una situación que preocupa cada vez más a Estados Unidos y a sus aliados de la zona, que llevan décadas imponiendo duras sanciones para aislar a Corea del Norte.

Los analistas afirman que Kim podría obtener de Putin valiosa tecnología militar, incluidos satélites y submarinos de propulsión nuclear. 

"La cooperación entre Rusia y Corea del Norte puede ir más allá del comercio de armas convencionales y la asistencia alimentaria y energética, y abarcar posiblemente tecnología avanzada para satélites, submarinos nucleares y misiles balísticos", escriben Victor Cha y Ellen Kim en el CSIS, un centro de estudios con sede en Washington.

Rusia, Ejército (ensayo histórico)

Además, Kim podría conseguir que Putin se comprometa a aumentar la cooperación militar entre ambos Estados. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, en una visita a Corea del Norte en agosto, sugirió que las naciones podrían participar en ejercicios navales conjuntos, lo que supondría un gran triunfo para Kim en su intento de romper el aislamiento de Corea del Norte y reforzar su régimen.

Pero los analistas dicen que aunque Rusia se abstenga de proporcionar a Kim un gran apoyo armamentístico y tecnológico, el paso en apariencia más moderado de suministrar combustible, alimentos y medicinas a la enferma y empobrecida Corea del Norte podría impulsar la economía y acelerar su programa nuclear. 

"Si Rusia paga con petróleo y alimentos, puede reactivar la economía norcoreana, lo que a su vez podría reforzar también el sistema armamentístico de Corea del Norte. Es una fuente extra de ingresos para ellos que no tenían", explica a la cadena BBC Yang Uk, investigador del Instituto Asiático de Estudios Políticos. 

Esto resulta especialmente chocante si se tiene en cuenta que Rusia es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y su papel en la imposición de oleadas de sanciones destinadas a acabar con el programa nuclear norcoreano.

Pero Putin, en este momento, probablemente considera que desafiar la influencia de Estados Unidos en Asia, reforzando a Corea del Norte, es una prioridad mayor. 

"La desaparición del mundo de la posguerra fría y el retorno de la mentalidad de bloque tienden a fomentar este tipo de realineamientos", escribe Sergey Radchenk, profesor del Centro Henry A. Kissinger, en The Guardian.

"El elefante en la habitación es China, el eterno protector de Pyongyang, que también se ha ido acercando a Rusia por la lógica de su propio conflicto cada vez más profundo con Estados Unidos. La última vez que estos tres países estuvieron en la misma sintonía fue a finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, que no puede describirse como una época feliz para el noreste asiático".

En el caos resultante de la guerra de Ucrania, Kim, un jugador astuto y despiadado, podría convertirse en uno de los grandes ganadores.

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