La urgencia por conseguir una vacuna contra el COVID-19 podría empeorar la situación de la pandemia, según los expertos

El profesor Gottfried Kremsner inyecta una vacuna contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) de la compañía biotecnología alemana CureVac a un voluntario.
El profesor Gottfried Kremsner inyecta una vacuna contra la enfermedad del coronavirus (COVID-19) de la compañía biotecnología alemana CureVac a un voluntario.
  • La urgencia por dar con la vacuna contra el COVID-19, la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus, podría empeorar la situación de la pandemia. 
  • Los expertos creen que se necesitan pruebas más sólidas para corroborar la eficacia de la misma y evitar la aprobación de vacunas inferiores. 
  • Mientras, la Comisión Europea cierra una compra centralizada a AstraZeneca, donde España se ha reservado más de 30 millones de vacunas aunque no haya ninguna garantía de que las que están en desarrollo se vayan a autorizar.
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La urgencia por dar con una vacuna contra el COVID-19, la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, podría poner en riesgo a la población y empeorar la situación de la pandemia

"Existe el peligro de que las presiones políticas y económicas para la obtención rápida de una vacuna COVID-19 puedan llevar al despliegue generalizado de una vacuna débilmente efectiva, debido a un resultado engañosamente prometedor de un ensayo con poca potencia", señala un grupo de expertos en ensayos de vacunas solidarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un artículo conjunto publicado en The Lancet.

De hecho, ya se están realizando reservas y compras sin que exista una garantía de que las vacunas que están en desarrollo se vayan a autorizar. Por ejemplo, la compra centralizada de la Comisión Europea a AstraZeneca, donde España se ha reservado más de 30 millones de las primeras dosis supuestamente a precio de coste. 

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A The Guardian, Sir Richard Peto, de la Universidad de Oxford y asesor de la Organización, asegura que la primera de estas se compraría y aprobaría en todo el mundo incluso si tuviese poca eficacia o si solo protege a una minoría, lo que daría lugar a que se aprobasen otras tantas vacunas inferiores, dado que estas se compararían con el éxito de la ya aprobada.

"Creo que hay una gran prisa, algo nacionalista y también algo capitalista, por ser el primero en registrar una vacuna y, de hecho, hará más difícil evaluar otras vacunas", sostiene el experto, que insiste en que aunque se necesita una vacuna lo antes posible, también ha de haber sólidas pruebas de su eficacia. 

Esto, exponen los científicos a la revista médica, sería peor que no dar con una vacuna.

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Si esta no tiene entre un 30% y 50% de efectividad —el mínimo considerado por la OMS—, las personas se confiarían tras su administración y rechazarían las medidas de seguridad.

De hecho, siquiera con su validación, la OMS cree que no será suficiente para frenar la pandemia

"El despliegue de una vacuna débilmente eficaz podría empeorar la pandemia de COVID-19 si las autoridades asumen erróneamente que causa una reducción sustancial del riesgo, o si las personas vacunadas creen erróneamente que son inmunes, lo que reduce la implementación o el cumplimiento de otros controles de COVID-19", recalcan. 

En su lugar, a corto plazo, los mismos recomiendan que las vacunas en desarrollo puedan compararse entre sí para evaluar su eficacia.

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