Los videojuegos online ofrecen un inquietante anticipo de nuestro distópico futuro de IA

Evan Malmgren
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Juegos como el 'Old School RuneScape' han sufrido la intrusión de bots. Y con ChatGPT, cada vez es más difícil saber qué jugadores son personas reales.
Juegos como el 'Old School RuneScape' han sufrido la intrusión de bots. Y con ChatGPT, cada vez es más difícil saber qué jugadores son personas reales.

Robyn Phelps/Insider

  • Los bots en los juegos de rol multijugador eran relativamente fáciles de detectar hasta ahora: la llegada de ChatGPT ha mejorado sus respuestas hasta el punto de que se les puede confundir con una persona real.
  • Los desarrolladores de bots se dedican a conseguir recompensas de los juegos online y revenderlas en mercados secundarios.

La mayor parte de especulaciones sobre la futura influencia de la inteligencia artificial en nuestras vidas, responden a cosas distópicas: errores que pueden destruir a la humanidad o soluciones que tardarán años en manifestarse y cambiarán el mundo tal y como lo conocemos. Pero hay un sector que ya se está viendo afectado por la IA: los juegos online.

En los juegos de rol multijugador, millones de personas se reúnen para explorar, competir y colaborar en universos virtuales. La moda de estos videojuegos ha disminuido desde los años 80, pero sigue contando con un público acérrimo aficionado a juegos como World of Warcraft, Guild Wars 2 o Path of Exile. Estas comunidades cuentan incluso con culturas de juego y economías lo bastante complejas como para ser dignas de estudios académicos.

Ahora, estos mundos se están viendo acosados por un problema creciente: los bots. Dado que muchos videojuegos online utilizan interfaces sencillas y recompensan a los jugadores por completar tareas, los desarrolladores de bots pueden utilizar fácilmente scripts automatizados para cosechar recompensas en el juego a un ritmo inhumano. Esas recompensas pueden venderse por dinero real en mercados secundarios.

Aunque los bots han sido durante mucho tiempo un problema para las comunidades de jugadores, su incapacidad para mantener una conversación con los jugadores los había hecho fáciles de detectar. Aunque los bots han sido durante mucho tiempo un azote para las comunidades de jugadores, su incapacidad para mantener una conversación con los jugadores los había hecho fáciles de detectar. Pero un nuevo complemento de ChatGPT que salió al mercado en marzo ha hecho posible que los bots imiten de forma más realista a los jugadores humanos, con lo que los verdaderos jugadores humanos son incapaces de denunciar a los falsos jugadores y los desarrolladores están buscando arduamente una solución. 

Esta tecnología, impulsada por la IA, no sólo amenaza con transformar estos juegos que llevan décadas en el mercado, sino que también permite vislumbrar una nueva y extraña realidad en la que es prácticamente imposible distinguir a los humanos de los bots.

"No sabrás si estás hablando con un bot"

Hoy en día, ningún juego tiene tantos bots como el Old School RuneScape, el relanzamiento de 2013 del juego de aventuras que definió el género, de la desarrolladora británica Jagex. En él, los jugadores habitan el mundo fantástico de Gielinor, donde pueden matar monstruos, construir casas, minar, cultivar y completar misiones. En la década transcurrida desde su lanzamiento, el juego ha crecido hasta alcanzar casi 2 millones de jugadores activos, y el proyecto MMO Populations lo clasifica como uno de los más concurridos.

Este juego es atractivo para los que manejan bots porque es bastante sencillo: recompensa las tareas repetitivas con oro digital y los rudimentarios enemigos facilitan la creación de un programa para matar monstruos con un valioso botín. Si a esto le añadimos un gran mercado negro en el que los jugadores revenden moneda virtual u objetos a cambio de dinero real, el incentivo para desplegar bots es considerable. 

Aunque es difícil precisar el número exacto de cuentas no humanas, según los jugadores con los que he hablado y las estimaciones basadas en el número de cuentas que Jagex banea cada semana, aproximadamente entre un cuarto y un tercio de los jugadores conectados en cualquier momento son bots. 

Jagex prohíbe oficialmente tanto las granjas de bots como el comercio de bienes del juego en el mundo real, pero ambas prácticas persisten a pesar de las redadas periódicas. SirPugger, un youtuber especializado en bots, ha compartido información sobre granjas de bots que recaudan cientos de miles de dólares al año. Basándose en los bots que ha detectado, afirma que podría haber millones de dólares intercambiados cada año en los distintos sitios web que componen el mercado negro de RuneScape. Dado que sus vídeos causan problemas a quienes ganan dinero en una zona gris legal y violan las condiciones de servicio del juego, SirPugger se ha negado a dar su nombre real.

Ilustración sobre ChatGPT

SirPugger afirma que los desarrolladores de bots se dividen en 2 categorías. Una es la del jugador medio que utiliza servicios automatizados para subir de nivel y saltarse las partes menos interesantes del juego. La otra son las operaciones organizadas que dirigen "granjas de bots", o grandes grupos de bots, para recolectar monedas del juego a gran escala y venderlas en los mercados secundarios. Según la investigación de SirPugger, la gente puede ganar más de 100.000 euros al año en el mercado negro del juego.

En Old School RuneScape, los puntos calientes de bots han invadido zonas del juego que albergan actividades rentables para obtener recompensas, haciéndolas inaccesibles para los jugadores reales. Los bots también hacen prácticamente imposible que los humanos se sitúen en las primeras posiciones de las tablas de clasificación que registran los logros del juego.

Todos estos problemas han obligado al equipo "antitrampas" de Jagex a iniciar una carrera contra los desarrolladores de bots. El equipo despliega mecanismos cada vez más sofisticados para identificar y bloquear sus cuentas, que inevitablemente se topan con las contramedidas de los bots. Pero la herramienta de detección de bots más fiable de la empresa ha sido la propia comunidad: los jugadores pueden denunciar las cuentas de las que sospechen que utilizan scripts de terceros. Pero la integración de ChatGPT amenaza con convertir esta solución comunitaria en cosa del pasado.

Casi inmediatamente después de que OpenAI lanzara una actualización a principios de marzo, los desarrolladores de bots empezaron a conectar sus scripts a ChatGPT. Menos de 2 semanas después, un desarrollador que se autoproclama como "el más popular" proveedor de bots para Old School RuneScape, publicó en un foro interno un anuncio sobre una nueva capacidad para ejecutar scripts que mantienen conversaciones coherentes.

Al principio, estos "bots conversacionales" eran rudimentarios, según SirPugger: si le hacías 2 veces la misma pregunta, no se daban cuenta. Pero los bots que utilizaban ChatGPT empezaron a mejorar rápidamente, y SirPugger se dio cuenta de que pronto serían casi indistinguibles de los humanos. 

"Ahora es capaz de leer conversaciones anteriores, así que tiene el contexto de lo que estés hablando", comenta SirPugger sobre los bots. "Ahora responden cosas como: '¿Por qué me preguntas eso otra vez?' O dicen cosas del estilo 'Ya te lo he dicho, pero aquí tienes más información'", explica.

Utilizando aplicaciones de terceros como Bot Detector, que funciona de forma similar a un verificador de generación de texto de IA, algunos jugadores han podido documentar interacciones con usuarios sospechosos de ser bots. En algunos casos, estos bots con IA parecían compadecerse de los jugadores reales, e incluso se quejaban de la sobreabundancia de bots. En una de las interacciones que vio SirPugger, un bot imitaba a un veterano gruñón que insultaba a los jugadores: "Nos acercamos rápidamente a un estado en el que no podrás distinguir si estás hablando con un bot", afirma.

¿Humano o IA? ¿Importa?

En su novela de 2010, El ciclo de vida de los objetos de software, el escritor de ciencia ficción Ted Chiang imaginó un futuro cercano de mundos digitales (algo así como una versión funcional del desastrosamente decepcionante metaverso de Mark Zuckerberg) poblado por avatares manejados por humanos y seres de IA. La novela introduce un debate ético: si la interacción con una "forma de vida" digital puede ser tan compleja como la real, ¿importa si se está interactuando con una persona real?

Los chatbots de ahora no son ni de lejos tan realistas como la IA de la imaginación de Chiang, pero los jugadores ya están empezando a enfrentarse a la pregunta que planteó en su novela. Si los bots fueran realmente indistinguibles de los jugadores humanos (hasta el punto de que pudieran mantener amistades y participar en actividades sociales), ¿sería algo malo? ¿o harían que el mundo resultara más enriquecedor?

Por un lado, hacer que los bots sean imposibles de eliminar alteraría permanentemente la economía de estos juegos. Incluso sin la capacidad de comunicarse y socializar, los bots han llegado a dominar partes importantes de las economías de los juegos online multijugador. Al mismo tiempo, los scripts de bots podrían mejorar los aspectos sociales de los juegos, en lugar de restarles importancia. 

Los shooters online como Fortnite ya están plagados de bots de IA, y se encuentran en una posición única para cosechar los posibles beneficios de la integración de chatbot. Los mundos estarían más poblados y, aunque los jugadores "reales" seguirían perdiendo puestos en la clasificación, no necesariamente lo sabrían. En palabras de SirPugger: "Me gustan los juegos multijugador por la interacción entre jugadores. De repente, hay más 'jugadores' en el juego porque no se nota que son bots, lo que puede ser positivo".

Algunos aficionados y profesionales del sector ya se han percatado de las posibles ventajas de los bots programados con IA en los juegos. No se trata de bots sin escrúpulos manejados por malvados jugadores que intentan ganar dinero, sino de personajes intencionadamente colocados, llamados "personajes no jugadores", que han sido reforzados con una función de chat con IA. 

 

Por ejemplo, una modificación de ChatGPT para el popular juego Elder Scrolls V: Skyrim, realizada por un aficionado, permite a los personajes recordar interacciones pasadas con el jugador. Por parte de la industria, Replica Studios presentó hace poco unos PNJ (personajes no jugador) dotados de IA que podían mantener conversaciones complejas con los jugadores. Además, los usuarios están abiertos a la idea de mejorar la sensación de los juegos a través de la IA. Según un informe publicado por Inworld AI, una plataforma de desarrollo que intenta introducir la IA en los juegos, el 99% de los jugadores encuestados cree que la incorporación de PNJ con IA afectaría positivamente a la experiencia, y el 78% afirma que pasaría más tiempo jugando.

"Los humanos somos narradores. Nos atraen las narraciones que nos ayudan a dar sentido al mundo que nos rodea. Lo mismo ocurre en el mundo de los videojuegos: cuanto más envolvente y creíble es una historia, más queremos permanecer en ella", afirma Kylan Gibbs, cofundador y director de producto de Inworld AI, en una entrevista con AI Magazine.

Independientemente de lo que se piense de la idea de Gibbs, parecida a la de Matrix, siguen existiendo importantes obstáculos a la integración generalizada. Los modelos lingüísticos de IA siguen siendo propensos a ofrecer información falsa e incoherente, lo que dificultaría su incorporación a los juegos por parte de los grandes desarrolladores de videojuegos. Y aunque un jugador se sentiría más implicado hablando con un jugador de IA que haciendo clic en un diálogo guionizado, una interacción libre tendría muchas menos probabilidades de proporcionarle información relevante para avanzar en la historia.

Dada la oscuridad del potencial de la IA, actualmente la gente puede esperar cualquier cosa de ello. Pero la rápida integración de ChatGPT y otras tecnologías de IA en los juegos de formas no sancionadas muestra algunos de los escollos (y del potencial) de crear espacios virtuales en los que los humanos puedan cohabitar en aparente igualdad de condiciones con robots de gran capacidad de respuesta. En el futuro, es probable que sigan sirviendo como casos de prueba, lugares de experimentación e indicadores de cómo desplegar la tecnología de forma útil o perjudicial.

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