Hay pocas dudas de que Putin ordenó matar a Prigozhin, lo cual es sin duda la cuestión
Reuters
- Aunque no está confirmado que Yevgueni Prigozhin haya muerto, ni por qué, ni cómo, no es difícil deducirlo.
- Prigozhin desafió públicamente a Vladímir Putin y, no mucho después, su avión cayó del cielo.
- Este incidente coincide con una serie de sucesos anteriores, que, según los expertos, tienen una evidente intencionalidad.
Aún no se ha confirmado la muerte de Yevgueni Prigozhin, el señor de la guerra ruso. Aún no está claro qué ocurrió exactamente en su avión el 23 de agosto.
Pero todo el mundo entiende lo que ha pasado.
El presidente Vladímir Putin, por supuesto, no ha dicho nada. Estaba en un acto de Estado con un trasfondo casi cómico, para rendir homenaje a las fuerzas armadas rusas.
GAVRIIL GRIGOROV/POOL/AFP vía Getty Images
Más o menos al mismo tiempo, el avión en el que viajaba Prigozhin se precipitó bruscamente desde los cielos, no muy lejos de Moscú, y acabó hecho cenizas. Habían pasado dos meses desde su frustrado motín contra el Gobierno de Putin.
El respetado corresponsal de asuntos de seguridad de la BBC, Franker Gardner, apuntaba lo siguiente este jueves: "Vladímir Putin no perdona a los traidores ni a los que le desafían".
En lo que a asesinatos se refiere, lanzar por los aires a tu oponente más prominente no es precisamente sutil. Y ese, casi con toda seguridad, es el objetivo.
Comité de Investigación de Rusia/Agencia Anadolu vía Getty Images
La presunta muerte de Prigozhin parece ser el último de una serie de golpes de gran resonancia en los que el Kremlin apenas parece haberse preocupado de disimular su trabajo.
Un ejemplo obvio es el complot perpetrado contra Sergei Skripal, un antiguo agente ruso que desertó al Reino Unido.
Según las autoridades británicas, agentes rusos untaron la puerta de Skripal con un agente nervioso poco común —el Novichok—, lo que le provocó un grave envenenamiento al que sobrevivió milagrosamente.
El Novichok es un veneno desarrollado en la Unión Soviética al que sólo tienen acceso los laboratorios rusos.
Como escribió en su momento el experto Luke Harding, la elección del arma era "una espantosa tarjeta de visita" que apuntaba directamente a Moscú.
Las autoridades rusas respondieron a la acusación británica con un show circense: los dos sospechosos aparecieron en la televisión rusa asegurando que eran hombres inocentes que sólo estaban en la ciudad para ver la catedral. Nadie se lo creyó.
Noticias RT
No era difícil discernir un mensaje del Kremlin: hemos hecho esto, sabemos que lo sabéis y no nos importa.
Un ejemplo más antiguo es el del desertor Alexandr Litvinenko en 2006, que fue asesinado también en Reino Unido con un veneno inconfundible, la sustancia radiactiva polonio-210.
Gran Bretaña identificó (con el tiempo) a Rusia como culpable y exigió un juicio contra los asesinos inculpados, que tampoco llegó a ninguna parte.
También se han multiplicado otros atentados fuertemente vinculados a Rusia: el asesinato a plena luz del día de un combatiente rebelde en Berlín, el envenenamiento del político opositor Alexei Navalny y, antes que él, la muerte de Boris Nemtsov.
La impunidad es la cuestión. Y la advertencia: si te cruzas con Putin, no esperes sobrevivir.
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