Soy una antigua azafata de vuelo: estas son 8 cosas que hago cada vez que viajo como pasajera

He trabajado como azafata de vuelo durante más de una década y he adquirido algunos hábitos de los que no me puedo librar ni siquiera cuando vuelo como pasajera.

Estas son algunas de las cosas que siempre hago en los vuelos comerciales. 

Siempre reservo un asiento de ventanilla...

Cada uno tiene sus preferencias, pero para mí no hay nada mejor que un asiento de ventanilla.

Sí, puede que tengas que pasar entre tus compañeros para ir al baño, pero eso puede no ser frecuente dependiendo de tu vejiga. Aun así, pedir salir de la fila merece la pena para tener un lugar donde apoyar la almohada y un reposabrazos propio (el asiento del medio siempre sale perdiendo).

Además, al prescindir del asiento del pasillo, puedo protegerme los codos de los carritos y de la gente que pasa a mi lado durante todo el vuelo. 

... y me aseguro de que mi asiento esté lejos de los aseos y la mampara

No siempre se sabe al lado de quién se va a estar cuando se elige asiento, pero hay formas de hacer el viaje más agradable durante el proceso de reserva mirando el mapa con antelación.

Por ejemplo, yo nunca reservo un asiento cerca de un aseo o una cocina (donde se prepara la comida), porque sé lo ruidosos y concurridos que serán. También evito los asientos en las mamparas que separan secciones del avión: las personas con bebés suelen reservar esta zona porque es donde se colocan los moisés. 

Me resulta difícil no ir arreglada al embarcar, así que me pongo ropa de estar por casa después de subir al avión

Llevo años teniendo que ir bien arreglada para ir a trabajar en avión y es difícil romper ese hábito como pasajera.

Siempre subo al avión con un atuendo impecable, peinada y maquillada, pero una vez a bordo me dirijo al baño para ponerme la ropa de estar por casa.

Es difícil predecir el calor o el frío que hará en un vuelo, así que suelo llevar prendas ligeras y cómodas que pueda poner en capas en el equipaje de mano. Evito las prendas que se ajustan a la cintura y elijo tejidos que no se arruguen fácilmente.

También intento entrar en el baño del avión antes que los demás para que esté limpio mientras me cambio.

Las zapatillas de hotel son un artículo de viaje imprescindible 

Me encanta llevarme las zapatillas gratuitas de los hoteles en los vuelos largos. 

Son perfectas cuando no quieres sentarte con un calzado incómodo pero te niegas a que tus compañeros de vuelo vean tus calcetines, por muy monos que sean. Además, son fáciles de poner y quitar.

También llevo zapatillas cuando voy y vengo del baño. Después de haber sido tripulante de vuelo, nunca más entraré en el baño de un avión sin algo más sustancial que unos calcetines en los pies.

Puedes reclinar el asiento en un avión, pero jamás hagas esto: "es asqueroso"

Además, las zapatillas se pueden tirar al final del vuelo. 

La protección solar debe aplicarse para cualquier vuelo 

Llevo años luchando contra los efectos que los vuelos tienen en mi piel, así que siempre me doy un mini tratamiento facial en los vuelos de larga distancia. Utilizo una mascarilla de hidratación intensa y parches de gel debajo de los ojos, y luego me aplico la crema hidratante y SPF 50.

En vuelos más cortos, me aseguro de llevar una crema hidratante facial nutritiva y de larga duración, un suero de vitamina C y, lo más importante, un SPF potente. 

Llevar mi propia comida y bebida es muy útil

No confío en la comida de los aviones, que no siempre es la más sabrosa. La sal y el azúcar añadidos que se suelen utilizar para que la comida de los aviones sepa mejor no ayudan a evitar la deshidratación y la hinchazón.

Yo me llevo mi propia comida al avión, normalmente algo sencillo como sushi de aeropuerto. También me gusta llevar algún tentempié saludable que pueda disfrutar durante el vuelo.

6 cosas que debes evitar beber o comer en un avión, si tienes más de 60 años

En cuanto a las bebidas, evito el alcohol. Para mantenerme hidratado, siempre llevo mucha agua en el avión, le añado electrolitos y me bebo la mayor parte. 

Al llevar mi propia comida y bebida, no tengo que esperar al servicio y puedo comer a mi propio ritmo. Esto es especialmente útil si quiero mantener mi cuerpo en una zona horaria concreta. 

En cada vuelo, cuento cuántas filas me separan de la salida más cercana

Toma nota de la salida más cercana y toca los reposacabezas mientras cuentas las filas hasta llegar a tu asiento. Si ocurriera lo peor y el avión se estrellara, esto puede ayudarte a orientarte hacia una salida en caso de poca visibilidad. 

Es un escenario improbable, pero he asistido a incontables horas de formación en seguridad para saber qué me salvaría la vida en caso de emergencia.

No me pillarás pulsando el timbre de llamada 

Sé muy bien lo ocupados que pueden estar los miembros de la tripulación durante un vuelo, y a veces se enfrentan a situaciones estresantes de las que la mayoría de los pasajeros ni siquiera son conscientes. 

Por eso, tocar el timbre de llamada no es útil a menos que haya una emergencia médica o alguien necesite ayuda urgente. Yo no lo pulsaré si quiero hacer una pregunta o sacar algo de mi maleta.