De locomotora europea a la primera línea de impacto por la guerra: por qué el modelo económico de Alemania ha fracasado y España tiene una oportunidad

El presidente Pedro Sánchez y la vicepresidenta y ministra de Economía Nadia Calviño

REUTERS/Juan Medina

Donald Trump siempre tuvo a Alemania entre ceja y ceja. Al país lo tachó de moroso con la OTAN, de ser "malo" en comercio y de "rehén" de Putin. Y lo cierto es que, aunque siempre se rodeó de fake news, en esta ocasión no iba mal encaminado.

Alemania se lo jugó todo a una carta en 2 frentes estratégicos, energía y comercio, y ahora se ha convertido en la gran economía europea con más papeletas para una recesión

El país germano es de sobra conocido por mantener un enorme superávit comercial, lo que significa que vendía a otros países más de lo que les compraba. Fue este modelo el que despertó la ira de Trump, que criticaba que viviera a expensas de la demanda de otros países (por aquel entonces, el superávit comercial de Alemania estaba en máximos históricos). 

Pero incluso la Comisión Europea llegó a criticar el modelo alemán, cuyo superávit por cuenta corriente constituía una fuente de desequilibrios macroeconómicos.

Todo ha dado un vuelco ahora. En mayo, el superávit se esfumó y Alemania registró su primer déficit comercial desde 1991.

"A Alemania se le ha caído el mundo. Su economía estaba orientada a la exportación, y ahora la globalización con China se ha acabado, y tampoco va a exportar un comino a Rusia ni a Europa del Este...", resume Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía en la Universidad de Barcelona.

Después de una contracción del 0,7% a finales de 2021, Alemania arrancó el año a medio gas, lastrada por el impacto de la variante ómicron en la actividad, y también por los parones de producción en China, su principal proveedor. 

A la dependencia del comercio exterior se suma la energética. Alemania le compra a Rusia el 60% del gas que consume, frente a un 30% de media en la eurozona. Ahora, la amenaza cada día más probable de un corte de gas ruso dejan a la economía germana al borde de la recesión.

"Ha habido una apuesta clara por un modelo energético que ahora es insostenible. Alemania lo ha apostado todo a una carta y ahora tiene problemas. Por eso es el país que más suave se está mostrando con Rusia", señala Manuel Hidalgo, investigador sénior del Centro de Políticas Económicas de Esade.

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"Estamos ante una situación inédita en mucho tiempo. Alemania ha sido de las economías más robustas y que se han mantenido más estables en el último cuarto de siglo", recuerda Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano.

Fiarlo todo al comercio exterior: un arma de doble filo

Alemania lo apostó todo al modelo de comercio exterior. Tras la caída del muro de Berlín y la masacre de Tiananmén en 1989, mientras China giraba hacia el neoliberalismo, Alemania apostó por la reunificación. Pero el impulso le duró poco, explica Bernardos: "En 2004 decide aplicar neoliberalismo puro, a partir de trabajos basura, los minijobs...".

La clave estaba en las exportaciones: daba igual que el consumo interno del país fuera bajo, porque el superávit comercial era tremendo. 

"Esta fortaleza que es ser una nación exportadora también es una vulnerabilidad si se enfría la economía mundial. Puede ser un arma de doble filo", advierte Ansgar Seyfferth, colaborador de la Fundación Alternativas y director para España y Portugal de STAT-UP.

Al no tirar tanto de consumo interno, Alemania es mucho más susceptible a lo que ocurra en otros países. EEUU es su cliente número uno y China su principal proveedor. 

"Alemania es una de las economías europeas más sensibles a estos shocks", corrobora María Romero, responsable de Economía de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Esto significa que si, por ejemplo, China se tambalea, Alemania puede caer detrás. Y es lo que está ocurriendo.

A la invasión rusa en el segundo trimestre se suma que la economía China también ha estado cojeando. "La economía china ha estado parada casi todo el trimestre por las restricciones ante la nueva ola de COVID-19, y Alemania es una de las economías más sensibles a lo que sucede en China", añade Romero.

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España: 4 ventajas y una oportunidad

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"Vamos a asistir a un shock asimétrico diferente al que en 2008 golpeó a los países mediterráneos", apunta Hidalgo. 

Son precisamente los Países Bálticos, Irlanda o Países Bajos, conocidos como los halcones del euro por su austeridad y ortodoxia económicas, los que ahora han visto más golpeadas sus economías. No sólo por una cuestión de proximidad geográfica al área de conflicto, sino también por contar con un modelo económico con un gran peso de la demanda externa en detrimento de la interna.

"Todos estos países que nos han dado caña tienen ahora un problema: su principal socio comercial y energético es Rusia", añade Bernardos.

Mientras tanto, comenta, "España está mucho mejor que los demás. Tenemos una ventaja latente".

Las 4 ventajas de España

La primera, que el Banco Central Europeo está muy preocupado por que la subida de tipos anunciada no desencadene una recesión que haga caer a Alemania y gran parte de las economías centroeuropeas. Asegurar que no habrá grandes incrementos en los tipos de interés significa que la demanda en España no se frenará de golpe.

Precisamente la demanda nacional es la segunda ventaja para España. A diferencia de Alemania, la economía española tiene un gran peso de la demanda nacional, que contribuye a alrededor de la mitad de la generación de riqueza.

En tercer lugar, el turismo. Ha sido el sector más golpeado por la pandemia (y uno de los más atacados históricamente) y ahora podría ser la industria que salve los muebles de una crisis (al menos en 2022). 

Por último, la lluvia de miles de millones de euros de los fondos europeos. "Aunque el consumo se modere, la llegada de los fondos europeos ayudará a movilizar la inversión e impulsar la actividad económica. La inversión todavía hoy se mantiene moderada porque está a la espera de los fondos", asegura Romero.

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España, incluso, va a recibir más dinero del esperado. La Comisión Europea ha anunciado que la economía española recibiría un aumento significativo en la partida de ayudas directas asignadas.

"A nosotros lo que nos salva son los fondos, el turismo y que no dependemos de Rusia", resume Bernardos. 

En el ámbito energético, España depende mucho menos de Rusia que otros países y, además, es el país europeo con mayor capacidad de regasificación, al contar con 6 plantas regasificadoras de gas licuado.

Hay menos probabilidades de que la crisis golpee antes a España pero, si lo hace, la economía española sufrirá mucho más, avisa Hidalgo: "Estamos mucho más endeudados. Alemania tiene músculo, pero nosotros no tenemos margen para una respuesta fiscal a la altura".

Una oportunidad: que Alemania vuelva a mirar al Sur

Durante la primera parte del siglo XXI, con la entrada a la Unión Europea de los países del Este, Alemania viró, explica Bernardos: "Dejó de mirar al Sur de Europa y se centró en el Este".

Y lo cierto es que Oriente ha dominado la estrategia económica de Alemania, con una apuesta cada vez mayor por China y Asia, y una gran dependencia de Rusia.

"Esto es todo un mundo, un modelo que ha dominado durante los últimos 20 años que ahora se acaba, y que nos puede afectar a nosotros de forma muy positiva", augura Bernardos. Falta que España sepa aprovecharlo.

"En su momento perdimos industria y el mundo viró hacia el Este. Ahora, el mundo gira de nuevo hacia el Oeste, y estamos ahí. Muchos empleos que se fueron al Sureste Asiático volverán", añade.

España puede aprovechar, por ejemplo, la oportunidad que supone el acortamiento de las cadenas de valor. Tanto la pandemia como la crisis de suministros hicieron saltar por los aires las cadenas globales de valor y dejaron en evidencia el talón de Aquiles de Europa: las grandes economías podían tener industrias muy punteras, pero no tenían capacidad para fabricar una mascarilla.

Ahora, las economías avanzadas tratan de corregir esa debilidad acortando las cadenas de valor. "Mucha de esa producción se esta trasladando cerca de Europa y ahí España se puede beneficiar", coincide Otero. 

Países como Alemania tendrán que depender de mercados más próximos. "Y ahí es donde vemos que España puede aprovecharlo", añade Otero, que sin embargo advierte: "Igual que es complejo cambiar el modelo productivo de España, soy escéptico de que Alemania llegue a cambiar su modelo. Hay elementos estructurales que hacen que Asia siga siendo el continente más atractivo para las empresas alemanas".

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