La entrada de STC en Telefónica también tiene una lectura geopolítica: hay nuevos bloques en el frente tecnológico y eso devalúa la posición europea

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea en el Foro Económico Mundial.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea en el Foro Económico Mundial.

REUTERS/Arnd Wiegmann REFILE

  • La ampliación de los BRICS y el dominio tecnológico y también regulatorio que exhiben algunos de sus miembros cambia las reglas del juego.
  • Algunas analistas ya avanzan un mundo con la regulación tecnológica fragmentada en 2 grandes bloques, el G7 y estos BRICS, lo cual devalúa la posición de la Unión Europea en estos debates.

La aparición de STC en el accionariado de Telefónica puede acabar siendo una novela de espionaje e intrigas financieras y diplomáticas.

Los saudíes anunciaron el martes la compra del 9,9% de las acciones de la teleco española. El porcentaje no pasa de ahí por una razón muy clara: la legislación española prevé instrumentos con los que el Gobierno podría vetar lo que define como "inversiones extranjeras" en sociedades españolas que tengan la consideración de estratégicas.

De hecho, el Ejecutivo reforzó esa idea con la consolidación del escudo antiopas mediante real decreto. Si la compra es de menos del 5% de los títulos, el decreto exime a los inversores de solicitar autorización al Ministerio de Defensa.

Si la inversión es de entre el 5% y el 10%, los inversores pueden enviar una escritura pública a Defensa con el compromiso de que no entrarán en el consejo de administración. De esta forma tampoco tendrían que esperar a que Defensa aprobase la operación. STC no ha optado por esa opción y solicitarán "en los próximos días" la receptiva autorización.

STC ha comprado el 4,9% de los títulos y ejecutará el 5% restante mediante otros instrumentos financieros. Defensa tendrá la última palabra. Si acepta, la teleco saudí podrá tener silla en los órganos de Telefónica. STC enfatiza que la suya es una operación amistosa. Por ahora, la inversora ni confirma ni desmiente si pedirán esos asientos. Le corresponderían entre 1 y 2.

Desde el Gobierno en funciones ya hay reacciones. La vicepresidenta Nadia Calviño explicitó este miércoles que Telefónica es una empresa estratégica y, mientras se analiza la operación, también remarcó que el Gobierno aplicará "todos los mecanismos necesarios" para priorizar "la defensa de los intereses estratégicos de España".

La vicepresidenta segunda del Ejecutivo, Yolanda Díaz, de la coalición Sumar, ha reaccionado con más vehemencia. El pasado viernes, días después de que se anunciara la operación, dejó claro que trabajaría para impedir que esta se llevase a término.

Stand de STC en el MWC 2022

"Telefónica es una empresa estratégica para nuestro país y como tal, maneja lo más importante de nuestras vidas, que son los datos, que no solo son el petróleo del siglo XXI, sino que todo radica en los mismos". "No podemos consentir que esta operación continúe. Así se lo he hecho llegar a la vicepresidenta económica en funciones [Nadia Calviño] y así lo voy a defender", adujo.

Lo cierto es que, tras las buenas palabras iniciales, medios como El País ya informan de la desconfianza que reina en el Consejo de Ministros ante la idea de que los saudíes consumen su operación.

La llegada de los saudíes a Telefónica supuso toda una sorpresa. Sin embargo, había quien ya había vaticinado hace tiempo que este tipo de adquisiciones sorpresivas se podrían empezar a dar debido al estado de debilidad que atraviesa el sector de las telecomunicaciones europeo.

Una operación que es un toque de atención para España y para la Unión Europea

Un ejemplo de esos análisis es el que firmaron hace unas semanas aquí las investigadoras del Real Instituto Elcano Judith Arnal y Raquel Jorge. En su artículo, Arnal y Jorge también lanzaban una serie de propuestas con las que la Comisión Europea podría revertir esta situación que atraviesa el mercado teleco en el Viejo Continente.

Algunas causas son fáciles de comprender. La cotización de las telecos europeas caen. Están débiles. Una razón puede ser la falta de concentración —la fusión entre Orange y MásMóvil sigue paralizada por la Comisión—. Otra, las reticencias a la hora de ofrecer ayudas estatales. O la falta de actualizaciones normativas.

Lo explicaba así Judith Arnal, una de las investigadoras del Real Instituto Elcano. Al teléfono, Arnal incidía en que la normativa actual nace en un contexto de liberalización. "La normativa se centraba sobre todo en garantizar unos precios asequibles para los consumidores. Pero el panorama y el entorno de negocio ha cambiado muchísimo".

Tanto, que la propia investigadora reconoce que estuvo a punto de dar un brinco cuando conoció la noticia de que STC entraba en el accionariado de Telefónica. "Me tranquilizó ver que la propia compañía dijese que no tienen interés en influir en la marcha de la compañía ni en llevar a cabo cambios sustanciales. Pero obviamente uno puede decir eso y luego actuar de otra manera".

Le sorprendió sobre todo por la lectura geopolítica que se puede hacer de la situación. "Tradicionalmente, Arabia Saudí ha sido un socio de EEUU. En los últimos tiempos la cosa ha empezado a virar. Arabia Saudí está desinvirtiendo bastante deuda pública de EEUU. Acaba de acceder a los BRICS. Ya no es el tradicional aliado de EEUU".

Efectivamente, Arabia Saudí ha ido vendiendo sus bonos del Tesoro estadounidense en los últimos meses. Se deshizo en junio de este año de más de 3.000 millones, llevando su inversión en la deuda pública estadounidense a su nivel más bajo en los últimos 6 años, como recogió Bloomberg.

Los medios también están destacando cómo Arabia Saudí está protagonizando este golpe de timón con respecto a su histórica alianza con EEUU. No la está rompiendo, pero después de sucesivos recortes en su producción de petróleo frente a las peticiones norteamericanas, el deterioro es palpable. 

Todo esto llevó a un hito a finales de agosto: el grupo de los BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, invitó formalmente a otras economías emergentes, como Argentina, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Irán o la propia Arabia Saudí a unirse a este grupo a partir del año que viene. La globalización ha terminado y ahora se están configurando los bloques enfrentados.

Y en ese conflicto económico, tecnológico y diplomático Europa sigue vacilante, pudiendo leerse esta adquisición del 9,9% de Telefónica como un golpe de atención de Riad a Madrid y Bruselas. Para Arnal hay que ser "prudentes" y esperar. Estas compras pueden ser amigables y "con una perspectiva de desarrollo de negocio, que ojalá sea este caso".

"Pero puede que se den otras circunstancias: esta es una llamada de atención a Europa, a echar un paso atrás y ver en qué situación se quedan nuestras empresas, sobre todo las estratégicas, en un contexto geopolítico que ya no es el de la globalización de hace unos años", recuerda la experta.

Un mundo dividido en bloques tecnológicos: el G7 vs los BRICS

Para Arnal, es evidente que el mundo está configurando los nuevos bloques regulatorios en términos de política económica y digital. De hecho, la analista del Real Instituto Elcano prepara un nuevo análisis con su compañera Raquel Jorge en el que pormenizarán cómo son esos nuevos bloques y cómo les diferencia esencialmente su aproximación regulatoria a la nueva tecnología.

"Lo que vemos es que se están empezando a configurar bloques regulatorios en materia digital", resume la experta. En abril de este año varios ministros del G7, el foro del que forman parte  Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, apuntaron que el grupo debería adoptar un enfoque para regular la inteligencia artificial similar al que impulsa Bruselas.

En otras palabras: un enfoque centrado en los riesgos que cada modelo algorítmico pueda generar en la sociedad.

"Sin embargo, en China se regula de manera sectorial y con unos principios totalmente distintos a los nuestros", apunta Judith Arnal. India, por su parte, empezó el año asegurando que no planeaba regular la IA. Ahora, cuando la Cumbre del G20 se celebra estos días en Nueva Delhi —y la presidencia de la India comenzó el año pasado— parece que esa idea está cambiando.

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"India decía que en un principio no iba a regular, pero ahora parece que sí, que quiere ser la líder, o al menos sentar una serie de principios regulatorios tanto en el G20 como en los BRICS", señala la experta de Elcano. El país está impulsando varias propuestas para regular tecnologías, desde la propia inteligencia artificial a las criptodivisas.

Así las cosas, la investigadora ve que hay un riesgo de acuerdos multilaterales pero delimitados en materia regulatoria en muchos ámbitos tecnológicos, que desemboque en "una importante fragmentación a nivel global entre marcos regulatorios".

Donde Arnal ve principalmente la división es entre las aproximaciones que hacen de la tecnología foros como el G7 o los propios BRICS, a los que el año que viene se sumará precisamente Arabia Saudí, cuya teleco, STC, ahora se abre paso en Telefónica — y ya pide a su presidente ejecutivo, Álvarez-Pallete, información sobre el plan estratégico de la compañía española—.

El desafío más inmediato tiene que ver con la defensa y con los intereses estratégicos de España: Telefónica es una compañía de telecomunicaciones que ha firmado múltiples acuerdos y contratos con Defensa. Pero la realidad es que si se hace una lectura en clave geopolítica, las impresiones pueden ser preocupantes.

El dominio de los BRICS en política tecnológica pilla a Madrid y a Bruselas a pie cambiado

Si la carrera espacial de la Guerra Fría pudo tener algún día una continuidad parece que será en la arena tecnológica y entre 2 nuevos bloques. No en balde, la India ya ha impresionado al mundo cosechando en los últimos meses varios éxitos en el ámbito de la exploración espacial, incluyendo su primer alunizaje en la historia.

Las exhibiciones espaciales indias no son las únicas demostraciones del impulso tecnológico que viven los países que forman parte de los BRICS. China, sin ir más lejos, es una potencia mundial en diversos sectores digitales, muchos de los cuales ya se han lanzado a la conquista de mercados occidentales.

Shein y Temu se afanan en dominar el mercado del fast fashion ante el silencio de Gobiernos y otros gigantes textiles. Las polémicas entre EEUU y los terminales de Huawei, o el despliegue de esta firma en las infraestructuras 5G más allá de China, han sido sonadas en los últimos años. Y plataformas como TikTok siguen seduciendo a millones de usuarios.

Arabia Saudí tampoco es el primer estado de Oriente Medio que se hace fuerte en el IBEX 35. Catar por ejemplo ha conquistado la cima de 3 gigantes verdes del índice español. QIA, el brazo financiero de la monarquía qatarí, es máximo accionista de Iberdrola y Colonial; mientras que Qatar Airways está al frente de IAG, matriz de Iberia o British Airways.

De hecho, este escenario no atañe únicamente a las telecos europeas. La británica Vodafone vio cómo el año pasado entraba en su accionariado la emiratí Etisalat adquiriendo el 9,8% de la compañía, controlando hoy el 14,6% y sentándose además el consejo de la teleco. Es una operación con muchos paralelismos a la de STC con Telefónica.

El Gobierno de España presentó el escudo antiopas en plena pandemia, como una medida para evitar que la pérdida de valor de las firmas españolas en plena crisis sanitaria provocara una sangría en el mercado ante la llegada de potencias extranjeras. Aunque este verano se hizo permanente a través de un real decreto, es ahora cuando se comprobará qué implicaciones diplomáticas puede tener.

Todo ello, en un contexto en el que la carrera tecnológica ya no se puede resumir en China en la delantera, EEUU disputándole el espacio, y Europa rezagada, tratando de sobresalir como un espacio regulatorio autónomo.

Las reglas del juego están cambiando. Europa está perdiendo esa oportunidad. Si no revierte la situación, el mercado de las telecomunicaciones es uno de los sectores más expuestos, siendo este además estratégico para los planes de la Década Digital de Europa 2030. Europa ya no podrá ser un bloque regulatorio autónomo.

Será uno de los 2 bloques. Enfrente podrán estar Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y desde el año que viene Arabia Saudí, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Egipto y Argentina.

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