Los polos opuestos no se atraen: la ciencia descubre que las parejas comparten rasgos como opiniones políticas, educación o consumo de alcohol

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  • Así se desprende de un exhaustivo análisis realizado en la Universidad de California en Boulder sobre más de 130 rasgos y millones de parejas a lo largo de más de un siglo.
  • En cuestiones como la opinión política, religiosa, el nivel de educación o el consumo de sustancias como alcohol y tabaco las parejas eran altamente similares. Las mayores evidencias de que los polos opuestos se atraen se dio en el cronotipo y la tendencia a preocuparse.

Adiós a la creencia popular de que en el amor los polos opuesto se desean.  Al menos así se extrae de un exhaustivo análisis de la Universidad de California en Boulder realizado sobre más de 130 rasgos y millones de parejas.

Según el estudio, publicado en Nature Human Behaviour, casi el 90% de los rasgos analizados —desde las tendencias políticas hasta la edad de la primera relación sexual o el consumo de alcohol— las parejas se mostraban notablemente similares.

"Nuestros hallazgos demuestran que las aves del mismo plumaje tienen más probabilidades de juntarse", resume la primera autora, Tanya Horwitz, doctoranda del Departamento de Psicología y Neurociencia y del Instituto de Genética del Comportamiento (IBG).

Puede parecer algo meramente anecdótico, pero los hallazgos podrían tener importantes implicaciones para el campo de la investigación genética, al arrojan luz sobre fuerzas invisibles que pueden influir en las relaciones humanas.

"Muchos modelos genéticos suponen que el apareamiento humano es aleatorio. Este estudio demuestra que esta suposición es probablemente errónea", afirma Matt Keller, autor principal y director del IBG.

El consumo de alcohol o tabaco ayuda a hacer match

Según la investigación, entre el 82% y el 89% de los rasgos examinados eran similares entre parejas, mientras que sólo el 3% se clasificaban como sustancialmente diferentes. 

Para el nuevo trabajo, los autores realizaron tanto un metaanálisis de investigaciones anteriores como su propio análisis de datos originales. La investigación más antigua revisada se realizó en 1903.

Se centraron en analizar la tendencia a la similitud o diferencia de  22 rasgos en 199 estudios que incluían millones de parejas de novios, parejas casadas o parejas que convivían. Las parejas del mismo sexo no se incluyeron en la investigación.

Además, utilizaron un conjunto de datos del Biobanco del Reino Unido para estudiar 133 rasgos en casi 80.000 parejas de distinto sexo en Reino Unido.

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En ambos trabajos, las parejas coincidían en gran medida en una serie de aspectos, como opiniones políticas y religiosas, niveles de educación y algunas medidas de cociente intelectual. También hubo una elevada conexión en el consumo de sustancias: los fumadores empedernidos, los bebedores habituales y los abstemios tendían a formar pareja con personas de hábitos similares.

Las parejas no coincidían en todo. Entre los rasgos menos vinculados a conectar aquellos de índole física como la altura o el peso. Los rasgos de personalidad mostraron correlaciones mucho más bajas, como la extroversión.

"La gente tiene todas esas teorías de que a los extrovertidos les gustan los introvertidos o que a los extrovertidos les gustan otros extrovertidos, pero la realidad es que es como lanzar una moneda al aire: los extrovertidos tienen las mismas probabilidades de acabar con extrovertidos que con introvertidos", matiza Horwitz.

Las mayores evidencias de que los polos opuestos se atraen se dio en el cronotipo —si alguien es una "alondra matutina" o un "búho nocturno"—, la tendencia a preocuparse y la dificultad auditiva.

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