Así pueden medicamentos Ozempic enfatizar el culto al cuerpo y estigmatizar la obesidad

Ozempic
  • Los llamados agonistas del receptor GLP-1 como Ozempic o Wegovi podrían hacer que la obesidad deje de ser un problema de salud en el futuro.
  • Pero para algunas voces estos medicamentos podrían traer un culto al cuerpo que enfatice los estigmas sobre las personas que decidan adelgazar sin medicarse.

Una nueva clase de medicamentos para bajar de peso podría acabar con la epidemia de obesidad. Es el anuncio más repetido desde que se dio a conocer la utilidad de Ozempic para perder peso.

La nueva clase de fármacos, llamados agonistas del receptor GLP-1, parece encaminado a ello. En ensayos clínicos la semaglutida desarrollada por la farmaceútica danesa Novo Nordisk logró una pérdida de peso del 15%. Se comercializa bajo la marca Wegovy, pero como Ozempic, este medicamento para la diabetes también se utiliza "fuera de su uso" para bajar de peso. El competidor diseñado por la empresa estadounidense Eli Lilly es aún más eficaz.

Dado que se espera que una de cada 5 mujeres y uno de cada 7 hombres viva con obesidad en 2030, su aparición ha supuesto todo una revolución. Para ese año los analistas de Goldman Sachs esperan que el mercado global de medicamentos contra la obesidad crezca potencialmente hasta alcanzar unos 100.000 millones de dólares. Para entonces Lilly y Novo Nordisk acapararán el 80%del mercado, recoge Bloomberg.

The Economist prevé que el mercado de estos fármacos crezca un 26% anual en los próximos 5 años, en comparación con el 16% anual de los medicamentos oncológicos y el 4% anual de los medicamentos inmunológicos, 2 de los sectores más importantes en la categoría. Novo Nordisk es ya superior a LVMH en más de 100.000 millones de dólares, lo que la coloca como la empresa europea más valiosa en bolsa.

Todo lo que cambiará con Ozempic

Las farmacéuticas no son las únicas que podrían salir beneficiadas de un mundo con cinturas más estrechas.

Los posibles ganadores incluyen empresas como el fabricante de jeringuillas Gerresheimer AG y el distribuidor de medicamentos McKesson Corp., estima Bloomberg. Mientras que los establecimientos de comida rápida pueden ver cómo las cosas se ponen difíciles en un mundo obsesionado por adelgazar.

Los tratamientos para bajar de peso cambian el panorama en el cuidado de la salud "debido al cambio hacia medidas más preventivas”, apunta Henk Grootveld, director de tendencias de inversión en Lombard Odier Investment Managers. "Además del ámbito de la atención sanitaria, también podría tener enormes consecuencias en las tendencias de consumo y de estilo de vida, dado que estos tratamientos reducen el apetito".

Analistas de BMO Capital Markets afirman que los fármacos GLP-1 podrían ser una mina de oro para los inversores. Con la gente más delgada, prevén un auge potencial en la ropa deportiva o los gimnasios. Incluso se muestran optimistas sobre el empuje que podría generar para las aerolíneas, pues "pasajeros más ligeros podrían significar costes más bajos".

Fobia a la grasa y el sobrepeso

No todo es de color de rosa en el mundo de los fármacos GLP-1. Los efectos secundarios de estos medicamentos incluyen náuseas, vómitos, mareos y otros trastornos gastrointestinales. Pero debido a su novedad, no se tienen datos de posibles consecuencias a largo plazo.

Aquí, la Agencia Europea del Medicamento investiga si las inyecciones para adelgazar aumentan el riesgo de suicidio. Pacientes de Ozempic y Wegovy se están quedando embarazadas pese a tomar anticonceptivos o tener problemas de fertilidad. En un delirio de frivolidad máxima, la gran demanda generada entre las élites que buscan perder un poco de peso de forma rápida y sin esfuerzo ha dejado sin el tratamiento a los pacientes que lo necesitan para la diabetes.

Otras implicaciones podrían tener un calado más social.

Algunas voces comienzan a advertir  de cómo los medicamentos como Ozempic podrían ensalzar el culto al cuerpo y fomentar los prejuicios hacia las personas con obesidad.

"Estoy gorda, saludable, feliz y no me sorprende en absoluto la rapidez con la que los pequeños avances del movimiento de positividad corporal han retrocedido con la llegada de un nuevo medicamento 'milagroso'", escribió el pasado año la periodista Rachel Pick en un ensayo en The Guardian.

A pesar de haber perdido 25 kilos devolver su nivel de azúcar en la sangre a un rango normal y bajar su colesterol y presión arterial, un familiar le recomendó tomar semaglutida para adelgazar.

"Los artículos apasionantes, los chistes de los Oscar, los TikToks: todos tratan sobre cómo personas que ya están sanas están usando un nuevo medicamento inyectable para reducir su cuerpo, persiguiendo la delgadez a cualquier coste financiero o físico, porque estar gordo es el peor tipo de fracaso", reflexiona Pick.

No es la única que piensa así. La profesora de Nutrición, Dietética e Innovación Alimentaria en la universidad UNSW Sydney, Emma Beckett, especulaba recientemente sobre la posibilidad de que estos medicamentos promuevan una cultura de la dieta. Es decir, la obsesión por perder peso en lugar de por ganar salud, fuerza y

energía.

"Enmarcar estos medicamentos como una 'cura' exacerba la visión binaria de personas delgadas versus gordas, y saludables versus no saludables. Estos no son resultados binarios que sean buenos o malos. El peso y la salud existen en un espectro", escribe en The Conversation.

¿En un mundo donde sea posible librarse de los kilos con solo una inyección diaria —dejando a un lado los costes de estos tratamientos y quiénes podrán acceder a ellos— qué mensaje se está enviando a aquellos que decidan perder peso sin medicación, mantenerse sanos pero con sobreso, o no puedan lograrlo a pesar de intentarlo?

En este punto Beckett recalca como los resultados de los estudios enfatizan el peso medio o máximo perdido por los pacientes, pero se tiende a pasar por alto el porcentaje que no logró modificar su cuerpo. "Esto significa que no todo el mundo pierde tanto peso como el promedio y algunos ni siquiera pierden peso. Para algunas personas, los efectos secundarios superarán los beneficios".

"La delgadez no es accesible para todos, y nunca lo será, tanto por razones genéticas como por razones de desigualdad económica", recuerda Pick. "Sabiendo esto, debemos hacer el difícil trabajo de aceptar verdaderamente que los cuerpos vienen en diferentes tamaños y aprender a no tratar a las personas de manera diferente según su apariencia. Necesitamos lograr una positividad corporal real, en lugar de la versión banal, corporativizada y ensimismada".

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