Cómo saber si vas a acabar quemándote: 3 'red flags' y 3 buenos presagios para valorar si merece la pena aceptar ese nuevo puesto de trabajo

Un hombre triste mira su ordenador

LumiNola/Getty Images

  • En ocasiones es difícil identificar si tu entorno laboral está haciendo que estés quemando o sufras burnout incluso llevando varios meses en tu trabajo.
  • Aquí puedes ver 3 buenos presagios y 3 malas señales (o red flags) para saber si un puesto va a hacer que te sientas mal antes incluso de haber aceptado la oferta de empleo. 

Sufrir burnout o estar quemado en el trabajo es una de las peores cosas que le pueden pasar a un trabajador. 

No sabes que sucede, pero sabes que algo no va bien en tu trabajo. Ir a la oficina te parece un suplicio o conectarte a la decimoquinta reunión por videollamada de la semana te supone un esfuerzo encomiable. No sabes qué te pasa, pero sabes que ya no sientes ilusión por trabajar.

Existen toda clase de consejos a seguir si sabes que estás quemado y quieres evitar sufrir una crisis laboral más seria. También hay guías para averiguar si estás sufriendo burnout o no, en caso de que no lo tengas del todo claro. Incluso se pueden encontrar reflexiones de profesionales de la talla de Bill Gates para evitar el agotamiento, aburrirse y quemarse en el trabajo.

Sin embargo, y aunque ya se conoce que la obsesión por la productividad es una de las principales causas del burnout y que los jefes cuentan con buena parte de la responsabilidad de que los trabajadores sufran este síndrome, en muchas ocasiones es difícil determinar si un entorno laboral te va a hacer padecerlo hasta que no llevas varios meses en él. 

Aquí puedes ver 3 malas señales (o red flags) y 3 buenos presagios que han identificado desde CNBC Make It para saber si un puesto va a hacer que estés quemado antes incluso de haber aceptado esa oferta de trabajo que tan buena pinta tiene. 

Buenas señales

1. Los altos cargos van a estar ahí para lo que necesites

Un buen jefe es un buen coach

El director clínico de Intellect, una startup de apoyo a la salud mental con sede en Singapur, Oliver Suendermann, asegura a CNBC que, si los jefes se muestran comprensivos cuando sus empleados piden ayuda, se normaliza que la gente pida ayuda cuando la necesite

 

"Los altos cargos que hablan con franqueza y vulnerabilidad sobre su experiencia con la salud mental, o sobre cómo han recurrido al coaching o a la terapia psicológica y se han beneficiado de ello, normalizan hablar sobre salud mental en la empresa", afirma el experto, "y, por tanto, animan a los empleados a hacer lo mismo y a cuidar mejor de su salud mental".

2. La empresa invierte en sus trabajadores

Reunión de equipo de marketing

Unsplash

Suendermann liga esto con aquellas organizaciones que proponen talleres de mejora de las habilidades personales en el lugar de trabajo, las denominadas soft skills. Según el experto, las empresas pueden hacer así que sus empleados formen relaciones más sólidas y saludables entre ellos

Aun así, también entrarían aquí aquellas compañías que ofrecen planes de prevención de riesgos laborales que van más allá de identificar las salidas de emergencia de la oficina (algo que también es necesario), aquellas iniciativas tales como los planes de conciliación familiar o de apoyo a la salud mental.

3. Los directivos dan prioridad al contacto directo con los empleados

Compañeros de trabajo en la pausa para el café

Lo ideal aquí sería que los altos mandos contasen con formación en salud mental, explica Suendermann a CNBC. Sin embargo, esto no es lo habitual, por lo que bastaría con que se interesen y estén pendientes de que sus trabajadores no sufren signos de agotamiento ni de estrés en las reuniones y las interacciones que mantienen con ellos. 

Jefe delegando

Además, también sería conveniente que los directivos se mostrasen preocupados por hacer que el periodo de adaptación para los nuevos miembros de su organización sea lo más llevadero posible.

 Red flags

1. Esperan que estés disponible todo el tiempo 

mujer con estrés en el trabajo, cansancio

La autora de No puedo más: Cómo los millennials se convirtieron en la generación quemada, Anne Helen Petersen, recomienda desconfiar de las empresas que esperan que sus trabajadores estén disponibles fuera del horario laboral

"Al recibir mensajes fuera de nuestro horario de trabajo, siempre hacemos el mismo ejercicio mental: '¿debo responder?', '¿pensarán que soy un mal empleado si no lo hago?', 'si están trabajando, entonces yo debería estar trabajando', 'si respondo, pensarán que siempre estoy disponible a esa hora y no quiero que piensen eso'", indica a CNBC la experta en el síndrome del burnout, Emily Ballesteros.

La experta expresa que lo recomendable es que las compañías dejen claro qué es lo que esperan de sus trabajadores desde un primer momento y que los empleados apliquen una separación sólida entre su trabajo y su vida privada, ya que esto reduce las posibilidades de agotamiento. 

2. La organización no forma a sus directivos para que sepan detectar y actuar contra el burnout

Despido, un jefe grita a una trabajadora

Getty Images

Esta situación puede llegar a ser incluso contraproducente para las propias empresas, ya que, si sus directivos no saben identificar el cansancio de sus trabajadores, no van a detectar cuál es el motivo real tras la caída de la productividad y pueden tomar decisiones erróneas en base a ello.

Una mujer teletrabajando

"Algunos directivos creen que el agotamiento no es real y que los empleados solo tienen que controlarse o trabajar más para gestionar la carga de trabajo y cumplir los indicadores clave de rendimiento", asegura Suendermann, el director clínico de Intellect, que aboga por que los altos cargos entablen conversaciones con sus subordinados y les demuestren que pueden hablar con ellos de lo que sea. 

3. Los trabajadores reciben elogios por trabajar en exceso

Una mujer agotada en el trabajo.

Getty

La autora de No puedo más señala que cuando los jefes hacen esto instauran "una fetichización del exceso de trabajo", generando así la expectativa de que los empleados continúen con esas prácticas. 

"Cuando empezamos a dar prioridad a este elogio frente al equilibrio [entre el trabajo y nuestra vida privada], somos más susceptibles a quemarnos", afirma a CNBC Ballesteros, la experta en bournout, que aconseja a la gente dar valor y disfrutar del tiempo que pasa fuera del trabajo

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