He tenido chinches cuatro veces: aprendí a actuar rápido, alertar a los vecinos e invertir en un protector de colchón

Hace cinco veranos, me desperté en medio de la noche, encontrándome un bicho diminuto sentado en mi almohada. Me estaba mirando fijamente, así que grité, lo aplasté con un pañuelo de papel y lo miré más de cerca. Sí, era una chinche.

No era la primera vez que me topaba con estos bichos chupasangres. En los 34 años que llevo viviendo en Nueva York, he tenido la mala suerte de encontrarme esta sorpresa cuatro veces en tres apartamentos distintos.

La primera vez, me negué a creer que fuera cierto hasta que el perro olfateador de chinches hizo su agosto en mi dormitorio. La segunda vez, encontré una chinche detrás de la cama el día de San Valentín. La tercera vez, un nuevo compañero de piso se mudó con ellas. La cuarta vez ya no me he sentido tan ingenua como para pensar que será la última.

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Los bichos en sí son en su mayoría inofensivos —no propagan enfermedades, y sus picaduras generalmente no causan problemas de salud graves. Pero hay una paranoia aguda que acompaña a una experiencia con chinches. Todas las veces, durante días y semanas de que se fueran, cada sensación corporal, cada mota de suciedad, me hacían entrar en un bucle.

Estaba convencida de que habían vuelto a aparecer más. Recientemente, volví a soñar con ellas tras leer sobre la aparente infestación de París.

En plena Semana de la Moda de la capital francesa, aparecieron informes de la aparición de chinches en cines, trenes e incluso en el aeropuerto Charles-de-Gaulle. Aparecieron vídeos que mostraban a los diminutos bichos marrones en el transporte público, y las entrevistas callejeras reflejaron una histeria creciente.

"Hoy he estado atento al subir al tren para ver si había bichos en mi asiento", dijo un viajero. Las autoridades francesas no han hecho gran cosa para calmar el miedo, y se han registrado avistamientos en otras ciudades francesas. "Nadie es inmune", tuiteó Emmanuel Grégoire, teniente de alcalde de París, a finales de septiembre.

Las chinches han vuelto y amenazan con tomar tu hogar si no empiezas a tomar medidas

Ahora, los habitantes del Reino Unido y Estados Unidos se preguntan si serán los siguientes. Es comprensible: las chinches son un asco —en más de un sentido— y la idea de que crucen el Atlántico en miles de equipajes de mano puede provocar picores. Pero las chinches ya están aquí, llevan mucho tiempo y se van a quedar.

Esto es lo que he aprendido de mi tiempo en las trincheras contra las chinches, y recuerda, que no cunda el pánico.

La prevención es clave aunque a veces es cuestión de mala suerte

La mejor manera de enfrentarse a las chinches es evitarlas por completo. Les encanta viajar en objetos usados. El calor intenso es la mejor forma de matar a las chinches que están vivas. Si compras ropa en una tienda de segunda mano, métela en la secadora cuando llegues a casa, al menos durante media hora.

Si encuentras en la calle muebles tapizados o incluso madera —sí, también pueden buscarse un hogar entre esas grietas—, te aconsejo que los dejes allí, por muy bonitos que puedan quedar en el salón. Los muebles de metal son una apuesta más segura (aunque no son inmunes). Y ni se te ocurra comprar un colchón usado.

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Las chinches son viajeras entusiastas, y pueden meterse en tu maleta cuando vas a un hotel o Airbnb. Pero si te preocupa traerte chinches de París, por ejemplo, hay algunas cosas que puedes hacer para protegerte. 

Lou Sorkin, un experto en chinches y entomólogo que trabajó en el Museo Americano de Historia Natural durante más de 40 años, dijo que posiblemente quieras dejar tu maleta en la bañera.

"Es mejor no colocar las maletas sobre los muebles ni sobre la cama", dijo. "Si hay chinches en la habitación, pueden arrastrarse hasta cualquier cosa que se coloque sobre la cama. También podría ocurrir en los sofás más pequeños y en las sillas tapizadas".

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Cuando llegues a casa, aísla la maleta y mete toda la ropa en la secadora durante una hora. Aun así, aunque lo hagas todo bien, a veces las chinches se cuelan en tu casa. Es tan probable que infesten las casas nuevas como las antiguas, y les gustan tanto los espacios inmaculados como los desordenados.

A veces, simplemente te fastidian: las tiene tu vecino, traes una a casa en el tren, Dios decide castigarte... y no es culpa de nadie.

Bajo ninguna circunstancia intentes esperar que se vayan

Si se produce una de las situaciones descritas anteriormente, no inicies una batalla de voluntades con los bichos, porque saldrás perdiendo. Las chinches dan miedo, son incómodas e increíblemente molestas.

Si sospechas que las tienes —o, peor aún, encuentras un insecto—, puede que te veas obligado a esperar a ver si el problema desaparece por sí solo. Pero, como aconseja Sorkin, "si las chinches se detectan pronto, es mucho más fácil deshacerse de ellas".

Si encuentras heces (¡se parecen a esto!) en el colchón, las sábanas o el somier, encuentras una chinche viva o muerta, o sufres picaduras con regularidad, llama a un exterminador para que realice una inspección, por ejemplo, inmediatamente.

Los exterminadores realizarán una inspección exhaustiva para evaluar el alcance de la infestación. Incluso puede venir un perro rastreador de chinches para averiguar exactamente dónde hay chinches vivas. Esto hace que la experiencia sea más agradable.

Nota sobre las picaduras: a algunas personas les salen ronchas en cuanto se sientan cerca de una chinche. Otra gente puede no experimenta evidencia alguna sobre su piel.

La primera vez que viví en un lugar con chinches, mi compañera de piso fue la que llamó al exterminador, y es que estaba llena de picaduras. Yo no tenía ni una marca y supuse que sólo estaban en su cama, pero me equivoqué y sufrí por mi arrogancia.

Alerta a tus vecinos si vives en una urbanización

Nadie quiere hacer esto, pero es necesario. A las chinches les encanta pasearse de un apartamento a otro. Si tienes chinches, es posible que tus vecinos también las tengan, e incluso puede que te hayas contagiado por ellos.

Si tus vecinos no acaban con las chinches, sus bichos podrían eventualmente volver a tu apartamento, tirando por tierra todo tu trabajo por ahuyentarlas.

En algunos lugares, incluida la ciudad de Nueva York, los caseros están obligados a inspeccionar los apartamentos contiguos cuando tienen un caso confirmado. Nunca he oído que un casero haga esto; desde luego, ninguno de mis caseros lo hizo con mis vecinos. Así que te tocará a ti alertarlos.

Considera cuidadosamente las opciones para terminar con ellas

Las chinches son estresantes por muchas razones, incluida la obvia: "docenas de bichitos picándome mientras duermo". El proceso de exterminio en sí es una de las mayores molestias.

Algunos especialistas exigen una preparación exhaustiva antes de tratar tu espacio, que puede incluir embolsar y calentar toda tu ropa, lavar y calentar toda tu ropa de cama, apartar todos tus muebles de las paredes, pasar la aspiradora, levantar el colchón de la cama, desmontar el somier y mucho más. Lleva mucho tiempo, es agotador y, si vives lejos de una lavandería, casi imposible.

Según Sorkin, también es algo innecesario y quizá incluso perjudicial. Las empresas podrían no ser capaces de tratar la plaga adecuadamente si hay demasiada actividad previa al tratamiento. 

Cuando embolsas todo y mueves tus pertenencias de un lado a otro, "puedes estar moviendo poblaciones de chinches por todas partes", dijo. De hecho, cuando tuve chinches la tercera vez, mis compañeros de piso y yo revolvimos todas nuestras cosas antes incluso de que llegaran los exterminadores. Al final, la plaga se instaló en mi habitación y todo mi trabajo fue en vano".  

Sorkin recomienda tratamientos de baja o nula preparación, que pueden pedirte que dejes todo en tu casa como está, o que calientes y embolses sólo la ropa de cama antes de que lleguen los exterminadores. Una vez que lo hagan, podrán evaluar lo que ocurre y aplicar un tratamiento más preciso.

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Si los bichos han conseguido meterse en todos los cajones y armarios, es posible que tengas que calentar y embolsar todo, razón de más para estar alerta y detectar la plaga a tiempo.

Si tuviera que hacer una preparación y limpieza exhaustivas, bien porque un casero me obligara a utilizar un determinado exterminador o porque mi infestación fuera demasiado extrema, optaría por enviar mis cosas a través de una empresa de lavandería de chinches. 

Las distintas empresas de control de plagas emplean diferentes métodos de exterminio, y estos pueden cambiar dependiendo de la naturaleza de tu plaga. Algunos dicen que el tratamiento térmico —que sella tu casa y calienta toda la propiedad a la vez— es el más eficaz, pero es caro y sólo funciona si vives en una casa unifamiliar.

Otros utilizan una combinación de pesticidas, aspirado y cryonite, que congela las infestaciones superficiales. Sorkin recomienda usar Aprehend, un biopesticida que contiene un hongo que mata las chinches.   

Sin embargo, algunos propietarios optan por los tratamientos más baratos. En mi experiencia, eso consistía en que aparecieran unos cuantos tipos y apenas rociaran nada. Esto no funcionó, y tuvieron que volver muchas veces. 

Si puedes permitírtelo, buscar tus propios exterminadores y cargar 1.500 dólares a una tarjeta de crédito puede merecer la pena el tiempo y la desesperación emocional. (Aunque lo más probable es que sigas teniendo que contratarlos a través de tu casero, aunque seas tú quien pague la factura).

Invierte en Climb-Ups, un protector de colchón, y un Packtite

Los interceptores Climb-Up son pequeñas tazas que se pegan bajo los pies de la cama; atrapan los bichos que caen del colchón, así que si tienes una plaga, lo sabrás muy rápido.

Un protector de colchón y somier evitará que los insectos infesten esos elementos. Y un Packtite, o un aparato similar para calentar chinches, calentará libros, papeles, zapatos, maletas y otros objetos que no puedas meter en la secadora. 

Mantén la calma incluso aunque parezca imposible

Tener chinches es estresante y caro. Puede hacer que te pelees con las personas con las que vives, ya sean compañeros de piso, tu pareja o toda tu familia. Pero una infestación de chinches no es más que una batalla entre muchas otras. 

Respira hondo, no te dejes llevar por el pánico y no grites a nadie porque haya puesto su almohada infestada de chinches cerca de la bolsa de plástico llena de ropa que acabas de traer de la lavandería. Y recuerda: siempre puedes prender fuego a todas tus posesiones y mudarte.