Junto con el bicarbonato de sodio, el vinagre comparte el honor de ser el producto natural de limpieza más polivalente y usado en el hogar. Sus usos son casi infinitos, desde limpiar el interior de la lavadora a borrar las manchas de quemado de las ollas, quitar los malos olores del microondas o desinfectar el váter.

No obstante, una duda muy frecuente entre quienes se inician en el uso de este producto es la duda de la diferencia entre el vinagre blanco y el vinagre de limpieza. ¿Sirven ambos para limpiar? ¿Solo uno es válido en la cocina? ¿Qué cualidad principal es la que los distingue? Sal de dudas inmediatamente.

Esta es la diferencia entre el vinagre blanco y el vinagre de limpieza

Para uso culinario, tienes diferentes tipos de vinagre a tu disposición, como el vinagre balsámico o de Módena, el vinagre de vino blanco o el vinagre blanco, este último elaborado con alcohol de grano o de cereales. En el caso del vinagre blanco, es más fuerte y para el aliño bastan unas cuantas gotas. 

Por su parte, el vinagre de limpieza tiene un uso específico para tal fin, y lo encontrarás en la sección de limpieza del supermercado. La principal diferencia con el vinagre blanco es, precisamente, el porcentaje de acidez de su contenido.

Mientras que el nivel de acidez del vinagre blanco destinado al consumo culinario se sitúa entre un 3% y un 5%, el vinagre para limpiar tiene un grado mucho más elevado, ya que su acidez es del 8%.

Ni se te ocurra echarle este último a tu ensalada: debido al elevado nivel de acidez, podría causar diferentes daños en tu organismo, desde quemaduras en el tejido sensible de tu esófago y boca, a náuseas, vómitos, dolores de cabeza, problemas de piel o daños en los dientes. 

¿Entonces no puedo limpiar mi casa con vinagre blanco?

Sí que puedes: el vinagre blanco que usas para cocinar es también válido para limpiar tu casa, ya que tiene propiedades desinfectantes y antibacterianas y también es idóneo para desincrustar la grasa o acabar con los malos olores.

Sin embargo, y aunque es válido emplear el vinagre destinado a la alimentación, lo idóneo es utilizar el de limpieza, puesto que garantiza mayor eficacia y una desinfección más profunda. Puede desde quitar chicles de la ropa a aceite pegado a los electrodomésticos, y por supuesto, acaba contra los gérmenes y bacterias como la E. coli o lo Salmonella.

Entre otros usos, el vinagre de limpieza es genial como suavizante natural, para quitar el olor a humedad y sudor de la ropa, dejar impolutos los azulejos de la cocina sin recurrir a la lejía, eliminar los restos de cal de grifos y fregaderos, limpiar el acero y la plata, quitar las huellas de grasa y suciedad de las pantallas digitales o limpiar hornos, persianas o planchas de la ropa.

Dicho de otro modo: a ser posible, deja el vinagre blanco para la lechuga y el de limpieza, para la bayeta. Si no lo tienes a mano, el de cocina te servirá para la limpieza (que no al revés).