La IA y la realidad virtual, presentes ya en la universidad española: "Soy partidaria de su integración", explica la rectora del CEU San Pablo

  • Rosa Visiedo, rectora del CEU San Pablo, se muestra partidaria de integrar paulatinamente tecnologías como la IA y la realidad virtual a las aulas.
  • "Hay que conseguir que profesores y alumnos se relacionen con ellas de la forma más natural posible", comenta la rectora.

Alumnos y profesores universitarios deberían estar hablando a estas alturas del curso de los resultados cosechados durante el primer cuatrimestre y de la necesidad de dar el resto en los meses que quedan, recuperaciones incluidas.

No obstante, la irrupción de la IA, concretamente de herramientas generadoras de texto como ChatGPT, han venido a sacudir este año los cimientos de la educación posobligatoria. 

No es la primera vez en los últimos años que esta sufre un terremoto. Hace apenas 3 cursos, la pandemia obligó a las instituciones educativas, también las universidades, a digitalizarse en tiempo récord

Profesoras y profesores universitarios que veían las aulas virtuales como una extravagancia moderna o, en el mejor de los casos, como una herramienta opcional, encontraron en ellas la única vía de comunicación con sus alumnos. Quien no sabía usar aplicaciones como Teams o Meets aprendió a marchas forzadas mientras los correos electrónicos entre alumnos y docentes iban y venían.

Hoy, IA y realidad virtual se enfrentan a su particular reválida ante el escrutinio de una comunidad educativa dividida entre el optimismo tecnológico y el temor de lo que los alumnos incurran en prácticas deshonestas.

"Yo soy de la opinión de que la medida de lo posible hay que incorporar estas tecnologías", explica Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, en conversación con Business Insider España.

Para ello, arguye un primer motivo: utilizarlas ayuda a desmitificarlas, a perderles el respeto y el miedo. 

"Pienso por ejemplo en ChatGPT. Es verdad que es una herramienta capaz de generar textos, informes, discursos... Pero también que lo hace equivocándose mucho. No son errores estructurales, pero sí revelan que bebe de fuentes equivocadas", explica la rectora.

Con todo, son fallos lo suficientemente gruesos, opina la doctora en Ciencias de la Información y durante muchos años también docente universitaria, como para espantar en cualquiera la idea de que en un futuro más o menos próximo la IA pueda sustituir incluso a los profesores.

"Hay que buscarle las posibilidades a esas herramientas y hacer que los alumnos y los profesores se relacionen de la forma más natural que posible con ellas".

Bien es sabido que no todo el mundo educativo sostiene esta tesis. En las semanas inmediatamente posteriores a la popularización de ChatGPT, de hecho, surgió un potente movimiento contrario al empleo de la IA en las aulas bajo el argumento de que los alumnos poco menos que dejarían de pensar si ya contaban con una IA que generaba ideas por ellos.

Esto, por no contar los potenciales casos de fraude en trabajos escolares y universitarios. Fruto de este miedo, algunos legisladores de lugares tan importantes como Nueva York o Australia pusieron pies en polvorosas y prohibieron a sus alumnos el acceso a ChatGPT.

Aunque en Nueva York, por ejemplo, pronto reconocieron que la limitación solo afectaba a los dispositivos escolares y que, en efecto, no hay manera de controlar que los alumnos puedan usar la IA desde sus casas, eso no impidió que poco a poco siguiera aumentando la lista de los detractores.

Frente a estos, por otra parte, surgieron también pronto voces dispuestas a explorar las posibilidades que trae consigo la aplicación de ChatGPT en el aula

Este movimiento, como contó Business Insider España, se vio liderado precisamente por docentes de etapas universitarias que, precisamente por contar con los alumnos con más bagaje intelectual, se animaron pronto a confiar en que sabrían usar la herramienta como una fuente de información más, no como la única disponible.

Para Visiedo, la cuestión va más allá de ChatGPT propiamente dicho: "Soy partidaria de integrar porque entonces uno puede enseñar también qué beneficios tiene la herramienta y qué inconvenientes y, sobre todo, puede mostrar cómo usarlas de un modo ético. Es también trabajo de la universidad generar foros para hablar sobre esto". 

Realidad virtual, una tecnología de presente

El camino, opina Visiedo, no es muy distinto del que han recorrido tecnologías como la realidad virtual. La rectora habla de ello así, en pasado, porque considera que esta es una tecnología que ya está más o menos integrada en el día a día de los universitarios.

Naturalmente, no lo hace de la misma manera en todos los ámbitos, pero sí ofrece ya posibilidades que hace apenas unos años eran poco menos que ciencia ficción.

Soy profesora de matemáticas y ciencias en un instituto y ChatGPT me ha facilitado muchísimo el trabajo

"El otro día estaba de visita en la Facultad de Medicina y vi cómo trabajan los alumnos ya con unas aulas de simulación en la que se pueden generar pacientes virtuales con ciertas sintomatologías. Los alumnos los diagnostican e intervienen", relata Visiedo.

La tecnología no se queda ahí: "Tenemos unas gafas de realidad virtual que permiten al estudiante ver todos los huesos de un esqueleto humano y a continuación sumarle el aparato muscular, el sistema nervioso, el vascular... Gracias a esto hoy pueden ver cosas que antes dependían de lo buenas que fueran las fotos del libro de texto o de lo bien que dibujara el profesor".

Para Visiedo, no queda demasiado tiempo para que los alumnos puedan por ejemplo hacer disecciones virtuales de cuerpos humanos. 

Pero las potenciales aplicaciones de la realidad virtual irán más allá del mundo de la Medicina: "Esto tendrá aplicaciones en el mundo tecnológico, en las ingenierías, en la arquitectura, en Humanidades... El otro día me enseñaron una aplicación que usa IA y realidad virtual en yacimientos. Todo lo que te puedas imaginar vendrá de la mano de estas innovaciones".

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