Europa sigue dándole vueltas a la manera de frenar la llegada de coches eléctricos chinos al continente. De hecho, de los más de 10 millones de coches vendidos en toda Europa en 2023, el 2,4% eran de origen chino. 

Las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China, incluidos los fabricantes no chinos con plantas allí, aumentaron de 1.600 millones de dólares en 2020 a 11.500 millones en 2023. Según estimaciones de la ONG Transport & Environment, la cuota alcanzará el 11% este año y llegará al 20% en 2027.

Para tratar de frenar la llegada de estos coches asiáticos, el pasado septiembre Bruselas confirmó que abriría una investigación antidumping sobre los coches eléctricos chinos para tratar de evitar un caso como el de las placas solares de 2012. Pekín ha tachado la investigación de proteccionista, alegando que sus empresas son simplemente más competitivas.

En la actualidad, los coches eléctricos chinos están sujetos a un arancel del 10% cuando se importan a Europa. Los fabricantes europeos pagan un 15% cuando exportan a China.

Sin embargo, esos aranceles parecen ser escasos. Según informa Reuters, la UE necesitaría imponer enormes aranceles, de aproximadamente el 50%, para frenar el flujo de vehículos eléctricos chinos baratos hacia el bloque. 

La nueva trampa de los coches eléctricos chinos: los venden nuevos registrándolos como usados

Se espera que la investigación antisubvenciones de Bruselas sobre los coches eléctricos chinos concluya en unas semanas, pero los investigadores del Grupo Rhodium afirman que cualquier medida punitiva será probablemente demasiado tímida para disuadir a los fabricantes de automóviles chinos.

"Esperamos que la Comisión Europea imponga aranceles de entre el 15% y el 30%. Pero incluso si los aranceles se sitúan en el extremo superior de esta horquilla, algunos fabricantes con sede en China seguirán siendo capaces de generar cómodos márgenes de beneficio en los coches que exportan a Europa debido a las sustanciales ventajas de costes de las que disfrutan", señala un informe. 

"Para que el mercado europeo dejara de ser atractivo para los exportadores chinos de vehículos eléctricos, probablemente serían necesarios aranceles del 40-50%, probablemente incluso más elevados en el caso de fabricantes integrados como BYD".

Las ganancias que tienen con la venta de coches en Europa respecto a China es abismal. Según recoge Rhodium, un BYD Seal U se vende por 20.500 euros en China y 42.000 en la UE. El beneficio estimado es de 1.300 y 14.300 euros respectivamente. 

Las importaciones ya pagan un arancel del 10% en la UE, lo que supone unos 2.100 euros por vehículo.

"Según nuestros cálculos, un arancel del 30% seguiría dejando a la empresa con una prima del 15% (4.700 euros) en la UE en relación con sus beneficios en China, lo que significa que las exportaciones a Europa seguirían siendo muy atractivas", señala  Rhodium en el informe.

Atendiendo a estos datos, incluso BYD podría bajar los precios y, aun así, alcanzaría su objetivo de hacerse con el 5% del mercado de la UE en 2025 y con el 10% en 2030. 

Sin embargo, los chinos no son los únicos que se enfrentan a la subida de los aranceles. Los fabricantes de automóviles alemanes y estadounidenses, que fabrican en China y venden en la UE, también son vulnerables al aumento de los aranceles. Según Rhodium, unos aranceles del 15% acabarían con los beneficios de las exportaciones de Tesla de China a la UE.

Rhodium predice que los responsables políticos de la UE en Bruselas podrían utilizar otros medios para proteger la industria nacional. Entre otras cosas, podrían restringir las importaciones chinas por motivos de seguridad, dada la cantidad de datos que recogen los vehículos, o centrar las subvenciones a los consumidores de vehículos eléctricos en los modelos fabricados en la UE.