Europa podría estar a punto de suavizar la Euro7 tras la presión de la industria del automóvil

Los fabricantes llevan meses peleando para que Europa cambie algunos puntos de la nueva normativa Euro7. Ya en septiembre, la Unión Europea cedió y retraso la entrada de norma hasta 2027. Entre las múltiples quejas de las marcas, una de ellas siempre ha sido el encarecimiento de los coches, ya que se deberían cambiar todas las piezas para conseguir rebajar las emisiones.

Según publica The Guardian, la UE estaría a punto de rebajar aún más esta medida que provocará unos costes estimados de 100.000 millones de euros en salud y medio ambiente. 

Los análisis facilitados por el Consorcio para las Emisiones Ultrabajas de los Vehículos al medio muestran que la mitad del ahorro económico previsto con las nuevas normas Euro 7 sobre emisiones de los automóviles se perderá debido a los daños causados por el exceso de dióxido de nitrógeno. 

Este gas tóxico es el principal contaminante liberado por los motores de combustión, especialmente en los diésel, y fue responsable de 49.000 muertes prematuras en la UE y 5.750 en el Reino Unido en solo un año. 

Los expertos de Clove, que han trabajado mano a mano con la UE para analizar los efectos de la Euro 7, han recomendado reducir significativamente la cantidad de dióxido de nitrógeno que pueden emitir los vehículos y endurecer las condiciones reales de conducción en las pruebas de homologación de los nuevos modelos. 

En este sentido, según detalla The Guardian, el año pasado se reunieron un representante del comisario europeo de Mercado Único, Thierry Breton, y el entonces presidente de Acea, Oliver Zipse, que también es consejero delegado de BMW, donde los fabricantes se mostraron contrarios a unos límites estrictos de emisiones de dióxido de nitrógeno y a favor de mantener unas pruebas de homologación poco estrictas.

Las actas de esa reunión demuestran que el representante aseguró al grupo de presión que la Comisión "establecería requisitos ambiciosos pero factibles". 

La propuesta presentada por la Comisión en noviembre de 2022 adoptó en gran medida los límites de emisiones recomendados por la industria, en contra del consejo dado por los consultores de Clove y a pesar de que la UE había gastado 80 millones de euros en proyectos, a menudo con fabricantes de automóviles, que demostraban que era posible realizar mejoras asequibles para reducir las emisiones con las tecnologías actuales.

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La reunión entre el representante de la Comisión y Acea no se declaró en el registro público de transparencia, a pesar de que es obligatorio divulgar este tipo de encuentros. La excusa que dio en ese momento la Comisión Europea fue que "no se registró a tiempo debido a un descuido administrativo". 

En principio, el Parlamento Europeo votará la reforma de la Euro 7 el próximo jueves. 

Según los cálculos de ACEA, la patronal europea de automovilísticas, los turismos diésel se encarecerán una media de 2.629 euros, mientras que los que usan gasolina aumentarán en torno a 1.862 euros. 

Algo que también subraya Clove, quien afirma que los costes que supondría para la industria la producción de vehículos menos contaminantes — estimados en unos 30.000 millones de euros — serían muy inferiores a los 182.000 millones de euros de beneficios que podría reportar a la UE el endurecimiento de las restricciones a la contaminación vial.

"Nuestro análisis de costes y beneficios se basa en modelos transparentes y en un diálogo exhaustivo con todas las partes interesadas, incluidos los fabricantes y proveedores de automóviles", declara el profesor Zissis Samaras, coordinador de Clove.

Varias fuentes indicaron que la Comisión había negociado unos límites de emisiones de escape más bajos como parte de un acuerdo tácito para garantizar el apoyo de la industria a la eliminación progresiva de los motores de combustión en toda la UE en 2035.

Por su parte, las ONG ecologistas se han mostrado muy contrarias a suavizar la normativa. Anna Krajinska, responsable de emisiones de vehículos y calidad del aire de Transport & Environment, afirma que "sin normas efectivas que reduzcan las emisiones, muchos de estos vehículos seguirán envenenando nuestro aire al menos hasta 2050, por encima de las salvaguardas recomendadas por la OMS".

En la práctica, los límites legales de emisiones siguen superándose con frecuencia, según se desprende de pruebas recientes. En parte, porque no se tienen en cuenta que aún circulan coches muy antiguos, los cambios de temperatura o que en los trayectos cortos urbanos se consume mucho porque no hay una velocidad constante.