Hacer 'skiplagging' para ahorrar dinero en billetes de avión solo es posible porque las aerolíneas incumplen una de las leyes básicas de la geometría

Andy Kiersz,Taylor Rains
| Traducido por: 
Stranded at the airport
AP/Rick Bowmer
  • Últimamente, los pasajeros luchan contra los altos precios de las aerolíneas haciendo skiplagging.
  • Esto significa comprar billetes más baratos con escala en la ciudad de destino en lugar de un vuelo directo.
  • Esto solo funciona porque las tarifas aéreas violan la "desigualdad del triángulo", una de las leyes básicas de la geometría.

Una de las tendencias más populares para ahorrar dinero en los viajes solo funciona gracias a las malas matemáticas de las aerolíneas.

El skiplagging, también conocido como "billete con ciudad oculta", consiste en reservar un vuelo con una escala con la intención de "saltarse" el segundo tramo y bajar en la ciudad de escala. En pocas palabras, se trata de reservar un vuelo del aeropuerto A al aeropuerto B, pasando por el aeropuerto de escala C, y bajarse en C. 

La gente puede ahorrarse mucho dinero haciendo esto porque un vuelo sin escalas de A a B es muchas veces más caro que reservar uno con escala en la ciudad de destino prevista. 

Sin embargo, las aerolíneas odian este truco porque consideran que la gente les estafa unos ingresos potenciales. Y no dudan en castigar a los que son descubiertos, incluso cancelando el vuelo de vuelta de los que hacen skiplag en el viaje de ida.

Y todo esto solo es posible porque las tarifas aéreas no siguen una de las reglas más intuitivas de todas las matemáticas.

Una de las leyes más básicas de la geometría es algo llamado la "desigualdad del triángulo". Si quieres medir la distancia entre puntos en un espacio, una de las reglas básicas que debe seguir esa medida es que la distancia entre 2 puntos debe ser menor o igual que la distancia desde el primer punto a otro punto y luego de vuelta al segundo punto original.

La desigualdad recibe su nombre del funcionamiento de los triángulos en la geometría plana clásica. Si tenemos un triángulo, la suma de las longitudes de 2 lados cualesquiera de ese triángulo es mayor que la longitud del tercer lado.

Podríamos esperar que las tarifas aéreas siguieran más o menos esta regla y actuaran como una especie de métrica de distancia entre ciudades. Entre el combustible, el mantenimiento y el sueldo de la tripulación, debería costar más volar un avión de Nueva York a Ámsterdam, seguido de un tramo de Ámsterdam a Londres, que volar el avión solo de Nueva York a Ámsterdam. Esa diferencia de costes debería reflejarse en el precio de los billetes entre las 3 ciudades.

Pero está claro que no siempre es así, y esa violación de la desigualdad triangular es lo que hace posible el skiplagging. El hecho de que a veces sea más barato reservar un vuelo de Nueva York a Londres con escala en Ámsterdam que reservar un vuelo directo de Nueva York a Ámsterdam demuestra que las aerolíneas infringen la desigualdad del triángulo.

El skiplagging crea la posibilidad de que 2 pasajeros se sienten uno al lado del otro, habiendo pagado uno menos por 2 vuelos que el otro por uno. La idea de que tomar un desvío debe ser más largo o más caro que un viaje en línea recta está fundamentalmente arraigada en el cerebro humano. Por eso los matemáticos utilizan esa idea como axioma al medir distancias. Pero el mundo no siempre coincide con nuestras intuiciones, y en el precio de un billete de avión intervienen otros factores además de la distancia.

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En una entrada de blog de 2013, el escritor de matemáticas y ciencia Brian Hayes dio una posible explicación a este fenómeno de violación de la igualdad del triángulo, señalando que la discrepancia podría deberse a que el vuelo directo tiene mucha más demanda que el vuelo con escala, lo que lleva a las aerolíneas a cobrar más por el vuelo sin escalas. Y el precio de un vuelo de Nueva York a Amsterdam compite con el de un vuelo directo de Nueva York a Londres, no con el de un vuelo de Nueva York a Amsterdam.

Además, el modelo hub-and-spoke de las aerolíneas obliga a muchos viajeros a pasar por un gran hub para llegar a ciudades regionales más pequeñas. Pero el auge de las compañías de bajo coste que ofrecen rutas de punto a punto ha hecho más competitivo el mercado, lo que ha llevado a las aerolíneas principales a bajar el precio de estos itinerarios de conexión.

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