Tengo 40 años, estoy soltera y no espero la simpatía de nadie

Al dirigirme a mi tercera ronda de entrevistas para un puesto de alto nivel en una empresa inmobiliaria en 2019, estaba emocionada y meticulosamente preparada. Había analizado las tendencias del mercado durante semanas, repasado las operaciones más recientes y revisado los casos más relevantes del sector.

Sin embargo, no estaba preparada para la línea encubierta de preguntas sobre mi vida personal.

Echando un vistazo a la parte superior de mi currículum, mi entrevistador tomó nota del barrio de Manhattan en el que vivía.

"Mi mujer y yo cenamos allí anoche. ¿Vives sola?", me preguntó.

De repente, mi mente se aceleró: ¿Cómo respondo? Ya me siento infantil comparada con las fotos de familia, la taza de papá número 1 y los logros enmarcados que se exhiben en su despacho.

Si digo que vivo sola, pareceré rezagada en la vida o, peor aún, mantenida por mis padres. ¿Debo admitir que solo puedo permitírmelo porque también trabajo de camarera por las noches y de vez en cuando alquilo mi otra habitación? Si digo que vivo sola, ¿pareceré una solterona solitaria o una fiestera inestable? En aquella época tenía un novio serio que se quedaba a dormir casi todas las noches. ¿Debería exagerar la verdad y decir que tengo una pareja estable para dar la impresión de que tengo mi vida resuelta?

Mi mente se desbocó hasta que cedí y dije: "Sí, tengo suerte de haber conseguido una gran oportunidad con un apartamento, pero mi pareja y yo en un futuro próximo decidiremos buscar una nueva vivienda".

El motivo por el que sentí la necesidad de ofrecer exenciones de responsabilidad en mi respuesta puede que tuviera más que ver con el condicionamiento social que con mi propia neurosis personal, pero, no obstante, me reprochaba a mí misma haber abierto una nueva caja de Pandora. Ahora corría el riesgo de que me considerasen un lastre por la baja por maternidad. No había nada que ganar.

En aquel momento tenía 36 años y pensaba que a las mujeres de cierta edad, o bien se las percibe como muy independientes y abrasivas, o bien como un alto riesgo de baja por motivos personales.

A las mujeres se nos hacen preguntas retorcidas

Recientemente, he cumplido 40 años y he vivido en Nueva York la mayor parte de mi vida adulta. Tras graduarme en la universidad, trabajé unos años como chef y desempeñé diversas funciones en el sector de la hostelería antes de iniciar una carrera a tiempo completo como agente inmobiliario de lujo.

En la actualidad, dirijo varios proyectos a gran escala y me enfrento a un montón de preguntas sobre mi estado civil. No soy la única. Mis compañeras solteras coinciden en que las preguntas que recibimos están sacadas de un manual y, dependiendo de nuestras respuestas, a menudo nos encontramos con un trato de consuelo o con duras críticas.

Estar soltera puede ser una mezcla de libertad y frustración al mismo tiempo. Una encuesta realizada a 1.064 solteros en Estados Unidos por el Centro de Psicología Thriving en 2022 reveló que el 69% de los encuestados estaban contentos con su soltería y el 91% afirmaba disfrutar de su independencia.

Hace poco recibí una pregunta poco original pero desconcertante a través de Instagram. Un hombre que había intentado invitarme a salir varias veces a lo largo de los años reaparecía tras divorciarse recientemente. El mensaje decía: "Hola Christina, siempre he sentido algo por ti y te tengo en gran estima. Me he separado hace poco y me encantaría salir contigo. Una cosa que no consigo entender es cómo demonios sigues soltera".

¿Cómo esperaba que se percibiera esto? ¿Es un cumplido, una pregunta, un juicio o todo lo anterior?

Decidí dejar las cosas claras a través de redes sociales

Era el tercer mensaje de este tipo que recibía, y decidí lanzarme a internet con un reel público en lugar de responder a su DM de mal gusto. No iba dirigido a este individuo en particular, sino a todos los hombres e individuos que invaden el espacio de las mujeres con estas preguntas e inferencias.

Recibí felicitaciones de varios amigos, en su mayoría mujeres, pero también de algunos de mis amigos más progresistas y solidarios. Luego recibí una respuesta bastante a la defensiva y airada del hombre que me había enviado varios mensajes cuestionando mi soltería.

El mensaje de fondo es que las mujeres son damiselas, flores bonitas esperando a ser arrancadas. Las que parecen solteras son las no elegidas, y debe haber alguna explicación despectiva de por qué siguen en el mercado.

Parece que a muchos no se les ocurre que hay mujeres que están encantadas de estar solteras y eligen felizmente seguir estándolo. Las mujeres que somos solteras preferimos nuestra propia compañía antes que comprometer nuestra felicidad para cumplir con un statu quo.

Parte de las que decidimos no casarnos, o no hacerlo hasta una edad más avanzada, lo hacemos porque mantenemos un cierto estándar en la vida y no estamos dispuestas a conformarnos debido a la presión.

Me encantaría que la narrativa cambiara en los próximos años. Si una mujer dice: "No, no estoy casada". En lugar de una mirada comprensiva, ¿no sería reconfortante escuchar: "Eso es increíble", seguido de una nueva pregunta sobre nuestros intereses?

Celebremos los demás logros en la vida de una mujer, porque tenemos muchos. Y uno de ellos es elegir darnos prioridad a nosotras mismas cada día.

Y por cierto, también elegí rechazar la oferta de trabajo.