La IA ya compite con tu asesor financiero, pero no va a ir mucho más lejos: "Será una consejera, pero no tomará ninguna decisión"

Una persona grabando un podcast.

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  • La inteligencia artificial generativa va a cambiar la forma de trabajar de tu asesor financiero, pero no va llegar a sustituirle.
  • "Será una consejera, pero no tomará ninguna decisión", Juan Guruceta, CEO y cofundador de Divilo.

ChatGPT ni es la primera inteligencia de tu vida, ni será la última. 

Las aplicaciones de búsqueda de empleo que analizan tu currículum, la app de indicadores de salud de tu móvil e incluso tu GPS aplican esta tecnología para optimizar sus procesos, hacer análisis de datos internos e identificar oportunidades de negocio. Tu banco no iba a ser menos.

"Cuando te preaturoizan un préstamo personal —al recibir un mensaje de tu banco que dice "tienes 2.000 euros disponibles ahora mismo"— es una máquina la que ha determinado que tu riesgo de impago es cero o es muy bajo", aclara el CEO y cofundador de Divilo Juan Guruceta.

"No es una persona la que te está lanzando un mensaje, es un sistema de analítica de datos que conoce perfectamente todos tus movimientos y que te va a recomendar el mejor producto o el producto que más se adapte a tus necesidades", continúa.

Y eso es lo que, según el experto, va a ser la inteligencia artificial: un asesor o recomendador, pero no un actor que tome decisiones.

 

Cierto es que la IA como ChatGPT, que es una tecnología generativa de texto, capaz de establecer una conversación contigo, guardar un registro del chat, retomarlo cuando quieras y hasta reconocer sus errores —lo que es, a su vez, uno de sus mayores problemas— ha marcado un antes y un después en la percepción masiva de la inteligencia artificial. 

Sin embargo, Guruceta se mantiene, porque incluso la IA desarrollada por OpenAI tiene demasiados problemas como para sustituir al humano que hace su trabajo en el campo financiero. 

"La IA será más un advisory (asesor) en la parte de pagos y en la eficiencia de determinados procesos, pero al final los pagos van a seguir siendo ejecutados por humanos, porque son bienes y servicios. Son salarios o adquisición de productos, por ejemplo. Será una consejera, pero no tomará ninguna decisión", ejemplifica Guruceta.

Una máquina tampoco puede intuir que va a surgir una pandemia y que te vas a quedar sin trabajo durante varios meses, añade. Con lo que seguirán habiendo factores totalmente ajenos al día a día (y en constante cambio) a los que una máquina no se puede anticipar. 

Eso sin contar con las relaciones interpresonales, ni el rendimiento de cuentas. ¿Quién se asegura de que el cliente está bien informado, como estipula la ley, si toma decisiones a un clic de distancia? 

"Una herramienta no puede entender los problemas de una familia"

"No utilizamos un chat ni siquiera para responder automáticamente cuando un cliente nos escribe. Es decir, nosotros tenemos un servicio de atención al cliente que está disponible en un horario determinado y es humano, porque además es lo que las familias necesitan", cuenta Beatriz Arce, encargada del lanzamiento en España de Pixpay.

"Las familias necesitan hablar con alguien que entienda verdaderamente cuáles son los problemas y la realidad es que una herramienta, a día de hoy, no puede entender sus problemas", concluye.

Eduardo Peralta, cofundador de Finsei, que participó como ponente en el anterior Fintech Forward Summit (FFS), sin embargo, pone el foco en lo que ya funciona: el call center

"A los humanos, por definición, no nos gusta hablar con una máquina, nos gusta hablar con humanos. Pero evidentemente tenemos que aceptar que a partir de ahora esta tecnología se va a imponer. Es como cuando llamamos a un call center y nos pasa la maquinita. Todos esos pasos no nos gustan, pero son necesarios para llegar a la persona correcta", ejemplifica. 

En Finsei, por ejemplo, Peralta reconoce que la IA generativa podría ayudar al cliente a contextualizar y analizar todos los datos que tiene dentro de la plataforma: su planificación financiera, su colchón de emergencia, su jubilación o el plan de estudio para sus hijos.

"En última instancia, el cliente que invierte necesita mayoritariamente el toque humano, necesita que alguien le explique, que empatice con él, que le haga entender lo que está ocurriendo en los mercados... Eso, a día de hoy, que lo haga una máquina es muy complicado. Pero esa misma tecnología lo hará más fácil, porque permitirá al asesor multiplicarse por 4", concluye.

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