Vacunar primero a los jóvenes puede tener sentido: varios expertos avalan el enfoque pragmático de Indonesia

Un joven se vacuna en España
  • La estrategia de vacunación que han desarrollado la mayoría de países prioriza la vacunación de personas mayores y vulnerables. 
  • Sin embargo, algunos países han decidido inmunizar primero a la población joven. 
  • Los expertos señalan que esa estrategia también tiene sentido, pero España ha optado por proteger primero a sus mayores debido a que han sido los más afectados por la pandemia. 
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España avanza hacia la inmunidad de grupo, que espera lograr en verano, y está ya vacunando a la población entre 50 y 59 años. 

Aquellos que tienen entre 40 y 49 años, que empezarán a inmunizarse en junio y el resto de la población a partir de los 16 años podrá empezar a vacunarse en julio. 

Las personas menores de 40 podrían ser vacunadas como un solo bloque, sin hacer distinción por décadas. Esto rompería con la estrategia de vacunación que ha seguido el Gobierno hasta ahora que, además de a los profesionales sanitarios, ha optado por priorizar la vacunación a las personas más mayores. 

De acuerdo con la actualización del informe de actividad de vacunación en España, relativa al 13 de mayo, ya se han administrado un total de 21.071.940 dosis (91,2% de las dosis entregadas). En cuanto a la población, 14.555.552 de españoles (30,7% población) ha recibido al menos 1 dosis, mientras que un total de 6.716.156 (14,2%  población) ya cuentan con la pauta completa.

La mayoría de vacunados es la población más mayor, algo que se alinea con la estrategia que han seguido países como Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia o Japón.

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Estos gobiernos han contado con comités de expertos que han recomendado un plan de priorización que, en la mayoría de los casos, recomendaba vacunar primero a trabajadores sanitarios, esenciales, personas vulnerables y personas mayores. 

Sin embargo, hay un país que ha adoptado una línea de vacunación diferente a la que se está llevando a cabo en el resto del mundo: Indonesia está vacunando primero a los trabajadores de entre 18 y 59 años.

Los expertos señalan que el plan de Indonesia tiene sentido y aseguran que cada país debe adaptarse a sus circunstancias 

En la decisión de Indonesia de vacunar primero a su población más joven (junto con los trabajadores sanitarios) han jugado un papel varios factores. 

Para empezar, la estrategia del gobierno ha sido impulsada por la limitada autorización de la vacuna COVID-19 a su disposición —la china Sinovac— entre las personas mayores de 60 años.

Además, Indonesia tiene solamente un 5% de población mayor de 60 años, por lo que no era tan arriesgado no vacunar primero a este grupo. 

Por otro lado, la mayoría de las casas en Indonesia son intergeneracionales, así que no están fácil aislar a una persona mayor si está infectada o alguien de su entorno lo está. El gobierno decidió entonces vacunar primero a los jóvenes trabajadores, que son los que más interacciones tienen y vuelven luego a casa con sus familiares mayores, según explica la BBC. 

"Estamos apuntando a aquellos que probablemente propaguen el virus", explica al medio  Amin Soebandrio, que ha asesorado al gobierno en la elaboración de la guía de vacunación. 

En Indonesia, el 80% de los casos de COVID-19 se encuentra entre la población activa, así que apostar por vacunar primero a los trabajadores podría reducir al colectivo más afectado. 

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"Si eres un país en desarrollo, puedo ver una política de protección de tus trabajadores adultos jóvenes, aquellos que propagan más el virus, como un método razonable, porque realmente no puedes decirle a la gente que se quede en casa", valora  Peter Collignon, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad Nacional de Australia, que considera que hay que adaptar la vacunación a cada país. 

Dale Fisher del Hospital de la Universidad Nacional, ha calificado la medida de Indonesia como un "enfoque pragmático". 

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La realidad es que la medida que ha tomado Indonesia ha sido puesta sobre la mesa y discutida en muchos países, que aseguran que habría sido más útil vacunar primero a la población que tiene más interacciones. 

El Dr. Julian W. Tang, virólogo de la Universidad de Leicester, aboga por considerar esta estrategia en un artículo de opinión en Politico. 

"Los trabajadores sanitarios de primera línea, que son los que corren un mayor riesgo de contraer el COVID-19, deberían recibir la vacuna antes que cualquier otra persona, pero después de eso hay un fuerte argumento ético para vacunar a los jóvenes primero", asegura. 

"En lugar de pensar en los jóvenes como parte del problema —como infractores de las normas o superdifusores, por ejemplo—, podemos convertirlos en parte de la solución para frenar la transmisión y acabar con la pandemia", asegura. 

Un estudio liderado por el ingeniero español Jorge Rodríguez, e la Universidad Khalifa de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), también ponía en tela de juicio la estrategia seguida por España. 

El modelo de Rodríguez asegura que sería más eficaz vacunar a las personas que tienen más interacciones, como trabajadores esenciales y jóvenes. 

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"Si la vacuna es también eficaz contra la transmisión, nuestro modelo indica, de forma inequívoca, que la vacunación prioritaria a los grupos de población con más interacciones podría lograr, en un país como España, enormes reducciones en fallecimientos totales frente a si se vacuna por criterios de alta mortalidad", asegura en una entrevista con El País. 

De hecho, un estudio reciente de McKinsey aseguraba que los diferentes patrones de interacción humana son un factor determinante en la propagación del COVID-19, pero infravalorado en los modelos que estudian la transmisión y en la toma de decisiones de políticas de salud pública. 

¿Por qué España no ha optado entonces por esta estrategia? 

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"En la priorización de la vacuna ha pesado la vulnerabilidad y la deuda que tenemos con los mayores", ha explicado Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética de España y uno de los expertos que ha ayudado a confeccionar el plan de vacunación contra el COVID-19, en una entrevista con El País.

El presidente del Comité asegura que guiarse por estudios como el de Rodríguez habría significado seguir un criterio únicamente utilitarista. 

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