La inflación se dispara en febrero al 7,4%, algo nunca visto desde 1989, y preludia una primavera descontrolada por la guerra en Ucrania

El presidente ruso Vladimir Putin y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
El presidente ruso Vladimir Putin y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.

 Alexandra Beier/Stringer vía Getty Images; Alexei Nikolsky/Getty Images; iStock Photo; Vicky Leta/Business Insider

La sombra de la inflación es, cada día, más larga y apunta a una primavera sombría. El precio de los productos se disparó al 7,4% en febrero, la tasa más alta en 33 años, según el indicador adelantado del IPC publicado hoy por el INE.

No se veía algo igual desde julio de 1989. Y todavía podría empeorar. La inflación lleva meses descontrolada por la escalada de precios de la energía y la crisis de suministros. Pero la guerra en Ucrania está tensando la cuerda de precios de la energía todavía más, lo que podría llevar a una inflación desbocada durante los próximos meses.

Rusia es el principal proveedor de gas de la mayoría de países europeos, y el temor a un corte de suministro ha disparado el precio de la energía.

Casas de análisis como Funcas, de hecho, ya pronostican que el año terminará con una inflación disparada al 6,5% promedio en 2022, una tasa nunca vista.

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En verano se decía que sería un fenómeno transitorio. Medio año después, nadie duda de que ha venido para quedarse más tiempo, y ahora, con la guerra en Ucrania, la situación podría agravarse con una inflación descontrolada en primavera. 

Hasta ahora, las dos amenazas que llevaban meses tensando los precios era la crisis de suministros y la escalada de precios de la energía

En septiembre, el aumento alcanzó el 4%, en octubre un 5,4%, en noviembre llegó al 5,5% y en diciembre se disparó al 6,5%. El alza de enero fue del 6,1%, algo inferior, pero de nuevo en febrero.

Con la guerra de Rusia en Ucrania, el horizonte de precios podría ensombrecerse todavía más. En los últimos días el petróleo ha escalado a máximos no vistos desde 2014, y el gas se ha llegado a disparar un 40%. 

Si el gas se encarece, sube el precio de la luz (hace falta gas para generar electricidad), y si sube la electricidad, la inflación aumenta, y ya estábamos en los niveles más altos de los últimos 30 años.

Según Estadística, el aumento del IPC interanual de febrero hasta el 7,4% se debe a las subidas "generalizadas" pero destacan las de los alimentos y bebidas no alcohólicas y los carburantes, y el precio de la electricidad.

En cuanto a la inflación subyacente, que excluye del cálculo alimentos no elaborados y productos energéticos, por su volatilidad, aumentó en febrero seis décimas, hasta el 3%. Eso significa que sigue lejos del dato general, indicando que la escalada de precios no se ha incrustado en la economía, pero conviene vigilarla, porque en enero fue del 2,4%, bastante inferior.

La amenaza de la inflación en la economía 

El problema de la subida de la inflación es el impacto que tiene sobre las rentas de los hogares y el consumo, un elemento clave para la economía española.

"Una inflación más elevada erosionaría la capacidad de compra de los hogares", alertan desde Funcas, que de hecho pronostican que la inflación podría dispararse al 6,5% en 2022, dos puntos por encima de su anterior previsión. Esto supondría la tasa más alta de la historia.

"Transporte, factura de la luz, calefacción, alimentos... Estos son los productos en los que más va a repercutir la subida de precios, y afectan desproporcionadamente más a los más vulnerables: las rentas más bajas", lamenta Gonzalo Escribano, investigador principal y director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano.

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Esto es especialmente peligroso para un país como España, cuya economía depende del consumo, y en un momento clave para la recuperación económica, cuando la mitad de las esperanzas están puestas en la reactivación del consumo de las familias.

"De mantenerse las actuales tensiones, la economía española crecería a una tasa significativamente inferior", estima Funcas. La última pieza de dominó en caer sería la de la recuperación económica de España. 

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