La inflación empina la cuesta de enero: los precios aprietan y suben un 5,8% y la tasa subyacente se dispara

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Reuters

  • La inflación rompe con 5 meses seguidos de bajadas y vuelve a apretar el bolsillo: sube al 5,8% en enero, una décima más que en diciembre.
  • Ahora todos los ojos están puestos en la inflación subyacente, que sigue disparada y aumenta al 7,5%.

Enero siempre viene en cuesta, pero puede que la de 2023 haya todavía más empinada por culpa de una inflación que no termina de desaparecer.

El año ha empezado con unos precios subiendo a ritmo del 5,8% interanual, según el avance del Índice de Precios al Consumo (IPC), publicado hoy por el INE. Se trata de una décima más que en diciembre, cuando el aumento fue del 5,7%

Con la subida registrada en el primer mes de 2023, la inflación rompe con 5 meses consecutivos de descensos en su tasa interanual y retoma los ascensos, después de meses disparada a cotas no vistas desde los años 80.

A ello se suma ahora el problema de la inflación subyacente, la tasa latente, que enciende alarmas, disparada por encima de la tasa general. Si en enero de 2022 la inflación subyacente estaba en el 2,2%, un año después ya alcanza el 7,5%, y subiendo.

Esto significa que la tormenta de costes energéticos y de materiales que sufrían las empresas se ha estado trasladando a precios finales de los productos que fabricaban.

Mientras que la inflación general bajó del 6,8% de noviembre al 5,7% de diciembre, la subyacente se disparó muy por encima de lo esperado: del 6,3% de noviembre pasó a un 7% en diciembre y a un 7,5% en enero, superando todas las expectativas.

Según el INE, la subida del IPC interanual hasta el 5,8% de enero se debe, principalmente, al encarecimiento de los carburantes y a que los precios de vestido y calzado han bajado menos en el arranque de este año de lo que lo hicieron en enero de 2022.

Además, ahora es el precio de los alimentos el que empieza a dispararse, y se encarecen más que nunca. Razón por la cual el Gobierno aprobó la reducción del IVA a los alimentos.

Persona comiendo yogur en el sofá

A falta de los datos desglosados de enero, en diciembre el precio de los alimentos apretó todavía más, a pesar de la moderación del resto de la cesta de la compra. Los alimentos se encarecieron un 15,7%, alcanzando un récord histórico, y todo apunta a que las subidas seguirán instaladas en la economía durante este año.

El origen de la 'sorpresa subyacente'

En el caso de la sorpresa de la subyacente en diciembre, una parte del repunte vino del lado de los precios de la restauración, que subieron un 7,6% respecto a diciembre de 2021, lo que refleja que el aumento de costes energéticos y de los alimentos ya se han trasladado a precios finales en la hostelería. 

En otras palabras: el pincho de tortilla en el bar cuesta más caro porque refleja desde el plus de factura que abona el establecimiento por el precio de la energía, hasta el subidón de precios del aceite, los huevos o las patatas.

En cuanto a la otra parte del repunte de la inflación subyacente, ésta viene del lado de los lácteos. Resulta que la inflación subyacente ahora mismo está adulterada por el efecto de los lácteos, una partida que el INE no excluye del cálculo de esta tasa y que, sin embargo, deberían estar fuera por su volatilidad.

La inflación subyacente mide cuánto se han encarecido de media los productos sin tener en cuenta la energía y los alimentos no elaborados. Es como sacar estos 2 elementos de la cesta de la compra para calcular cuánto más cuesta consumir cada mes.

"La sospecha que tenemos muchos es que la subyacente ha subido mucho por 3 o 4 productos", explica Manuel Hidalgo, colaborador en la Fundación Alternativas y profesor de Economía aplicada en la Universidad Pablo de Olavide. 

De hecho, la mayoría de productos que más se encarecieron en diciembre fueron, además del aceite, leche, yogur o derivados lácteos. Todos ellos experimentaron subidas de alrededor del 30%.

Para la economía familiar seguirá siendo un dato negativo, ya que el bolsillo nota igual ese subidón de los lácteos y el aceite. Pero el hecho de que la tasa subyacente sea menor de lo que parece sí es algo significativo para la política económica. 

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