La inflación repunta al 3,2% en marzo por la vuelta al IVA del 21% en la factura de luz

Un hombre con carritos de supermercado para hacer la compra en inflación

REUTERS/Stephane Mahe

  • La inflación repunta de nuevo. La cesta de la compra se encarece un 3,2% en marzo por la subida del precio de la luz y de los combustibles.
  • La buena noticia es que la inflación subyacente sigue a la baja: retrocede dos décimas, hasta el 3,3%.

La inflación repunta de nuevo. La cesta de la compra se encareció un 3,2% en marzo, después de haber dado algo de tregua en febrero, según el último avance del Índice de Precios al Consumo (IPC), publicado hoy por el INE. 

Si en enero los precios subieron un 3,4%, en febrero dieron un frenazo al 2,8%. Ahora en marzo vuelven a repuntar: suben un 3,3%, cuatro décimas más que en febrero, básicamente por el encarecimiento del precio y de la luz y de los combustibles

En el caso de la electricidad, la subida tiene que ver con el retorno del IVA de la luz, que pasa del 10% al 21%, tras casi tres años con la tasa impositiva reducida después de que el Gobierno la rebajara para amortiguar el impacto de la crisis de precios en el bolsillo de los hogares.

Con este avance, la inflación vuelve a calentar la cesta de la compra y a superar la barrera del 3%, después del retroceso de 6 décimas que experimentó en febrero y que llevó a la inflación a su nivel más bajo desde agosto de 2023.

No es extraño. Con la crisis del mar Rojo, la guerra de Israel en Gaza y de Rusia en Ucrania, no son pocas las amenazas que inclinaban la balanza hacia un repunte de precios. Y, sin embargo, no todo son malas noticias.

Aunque la inflación general ha subido, la inflación subyacente continúa dando tregua, y retrocede dos décimas, hasta el 3,3% (todavía por encima de la tasa general). Si en diciembre subió un 3,8%, en enero lo hizo un 3,6% y en febrero un 3,5%.

La inflación subyacente mide cuánto se han encarecido de media los productos sin tener en cuenta la energía y los alimentos no elaborados, es decir, es el equivalente de sacar ambos elementos de la cesta de la compra para calcular cuánto más cuesta consumir cada mes. Esta tasa, que no tiene en cuenta los precios energéticos y de los alimentos, es un termómetro que sirve para medir el riesgo de que la inflación se incruste en la economía. 

Ahorro de dinero

La inflación se ha convertido en un fenómeno más pegajoso de lo esperado. Especialmente ahora que emergen amenazas que podrían provocar un nuevo repunte de precios, como la crisis del mar Rojo, donde los ataques a buques y el desvío de rutas podrían convertirse en un nuevo obstáculo para las cadenas de suministro que termine encareciendo la producción.  

Hace solo unos meses parecía que la energía y el precio de los alimentos empezaban a dar algo de tregua al bolsillo. En noviembre los precios subieron un 3,2% y, en diciembre, una décima menos. Pero en enero volvieron a repuntar, acelerándose hasta el 3,4%, y en febrero se frenaron al 2,8%.

Ahora, los precios parece que vuelven a dar tregua, pero podría ser un espejismo, tal y como revelan los datos de marzo. Que la inflación toque suelo podría ocurrir por un mero efecto estadístico, al comparar con tasas anteriores. 

Junio fue el primer mes en que la inflación dio un respiro a la economía. Los precios subieron un 1,9%, el mejor dato desde marzo de 2021. Hacía más de 2 años que no estaba en niveles tan bajos. Después, los precios volvieron a subir, y en enero alcanzaron el 3,4%.

Es el denominado efecto escalón: como los precios empezaron a dispararse a tasas muy altas en años anteriores, y la comparativa era interanual, es inevitable que, aunque la inflación siguiera subiendo, pareciera que se estaba moderando. Ahora que la comparativa se hace con finales de 2022, cuando las tasas empezaban a frenarse, vuelve a observarse un repunte.

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