Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, el porcentaje de españoles que realizan su jornada laboral desde sus propias casas se ha disparado debido al confinamiento y las medidas de contención, pasando de un 4,8% a un 34%, según se refleja en una encuesta sobre el impacto del virus en la situación laboral que fue elaborada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) a finales de marzo y principios de abril.
Este rápido repunte del teletrabajo ha evidenciado las ventajas de este modelo para aquellos sectores cuya producción o resultados no dependen de empleos presenciales, permitiendo que muchas empresas de múltiples actividades continúen con su actividad. Sin embargo, también ha evidenciado los problemas de aislamiento, carencias materiales, sobrecarga o reparto de tareas domésticas que puede generar a los trabajadores.
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Por este motivo, el Ministerio de Trabajo ha elaborado un anteproyecto de Ley de Trabajo a Distancia, que ha remitido recientemente a los sindicatos y la patronal para negociar sus detalles antes de que lo apruebe el Consejo de Ministros y se inicie su tramitación parlamentaria. En su contenido, esta norma regulará cuestiones como la conciliación, la promoción profesional y salarial, el derecho a la intimidad o los riesgos laborales, entre otras, según ha avanzado Cinco Días.
Hasta ahora, los contenidos de esta ley que habían sido filtrados a la prensa se referían a la posibilidad de que los empleados que teletrabajan puedan negociar horarios flexibles y tengan derecho a la desconexión digital para evitar abusos, además de establecer que el teletrabajo es totalmente voluntario y que será la empresa la que corra con los gastos que el teletrabajo suponga a sus empleados, según avanzó El País hace 2 semanas.
En cambio, los detalles que publica este lunes el diario económico del Grupo Prisa se centran en las repercusiones que el teletrabajo puede tener en el ámbito personal y profesional de los que lo llevan a cabo, atendiendo a posibles perjuicios a su promoción laboral, a la mejora de su salario, a los riesgos laborales específicos que conlleva trabajar desde el propio domicilio o al reparto de tareas y responsabilidades en el hogar.
Así, el anteproyecto cuenta con un epígrafe dedicado a la prevención de riesgos “específicos y diferenciados” del teletrabajo por parte de la empresa, como asegura Cinco Días, en referencia al sedentarismo, a los problemas oculares, las malas posturas que pueden provocar daño físico o a peligros "psicosociales", como el estrés, las adicciones tecnológicas o el ciberacoso, además de garantizar el derecho a la intimidad y a la desconexión.
Además, también se busca garantizar que el teletrabajo no supone un freno en la carrera profesional del trabajador y su crecimiento en responsabilidades y remuneración en la empresa. Para ello, el texto incluye la preferencia de acceso al trabajo presencial de los teletrabajadores, obligando a la empresa a informarles de posibles vacantes, y el derecho a retornar al trabajo presencial tras un periodo de prueba en formato a distancia.
Estos mismos principios se aplicarán a la política de salarios, en la que habrá que garantizar que no hay desequilibrios entre empleados presenciales y a distancia. Por otra parte, el anteproyecto establece, según Cinco Días, la necesidad de evitar que los convenios perpetúen los roles de género y de fomentar la corresponsabilidad entre mujeres y hombres en el cuidado de menores y dependientes.