Me he alojado en una cúpula de plástico por poco más de 200 euros en Nueva Zelanda: pensé que me helaría de frío, pero al final no quería irme

La autora de 'Business Insider' delante de la cúpula geodésica en la que se alojó durante su viaje a Nueva Zelanda.
La autora de 'Business Insider' delante de la cúpula geodésica en la que se alojó durante su viaje a Nueva Zelanda.

Monica Humphries/ Business Insider

  • He visitado Nueva Zelanda y me he alojado en una cúpula geodésica de plástico situada una isla sur del país.
  • Temía pasarme las noches tiritando en el mini apartamento de 12 metros cuadrados, pero sus lujosas comodidades y la chimenea de gas hicieron que no me quisiera ir nunca.  

Nueva Zelanda alberga la naturaleza más impresionante que he contemplado. Quería empaparme de sus impresionantes montañas, sus frondosos bosques y sus aguas cristalinas.

Un atardecer en Nueva Zelanda desde el mini apartamento.

Monica Humphries/Insider

Y aunque era invierno, estaba deseando salir de mi ciudad en Denver (Colorado, Estados Unidos) y disfrutar de los paisajes del país, reservando un alojamiento que estuviese al aire libre y conectase con la naturaleza.

El exterior de la cúpula.
El exterior de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

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Ese deseo me llevó a encontrar Cross Hill Lodge and Domes con las cúpulas de plástico en la región neozelandesa de Otago, una zona de la Isla Sur del país.

Un mapa de Cross Hill Lodge and Domes en Nueva Zelanda.
Un mapa de Cross Hill Lodge and Domes en Nueva Zelanda.

Google Maps

Fuente: Cross Hill Lodge and Domes 

La propiedad, que se dedica exclusivamente al alquiler de cúpulas geodésicas, cuenta con 6 apartamentos y un alojamiento compartido a orillas del lago Hawea.

Vistas de la cúpula iluminada desde dentro.
Vistas de la cúpula iluminada desde dentro.

Monica Humphries/Insider

Encontré las cúpulas en Airbnb y reservé una estancia de una noche en una de ellas por 234 euros. 

3 de los 6 apartamentos de Cross Hill Lodge.
3 de los 6 apartamentos de Cross Hill Lodge.

Monica Humphries/Insider

Fuente: Airbnb

Para llegar, conduje aproximadamente una hora por el noreste de Queenstown y pasé por impresionantes montañas cubiertas de nieve y lagos helados.

El paisaje del lago cerca de Cross Hill Lodge and Domes.
El paisaje del lago cerca de Cross Hill Lodge and Domes.

Monica Humphries/Insider

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Cuando llegaba a mi destino, una de las cúpulas blancas asomaba entre los árboles.

La parte superior de una de las cúpulas asomaba en Cross Hill Lodge.
La parte superior de una de las cúpulas asomaba en Cross Hill Lodge.

Monica Humphries/Insider

Cuando salí del coche y sentí el aire gélido tuve miedo, ya que el plástico exterior de las cúpulas parecía muy fino y no estaba segura de que la calefacción fuera a ser suficiente. Quería disfrutar del aire libre, pero no quería pasarme la noche tiritando.

Entre los caminos de grava había jardines llenos de plantas.
Entre los caminos de grava había jardines llenos de plantas.

Monica Humphries/Insider

No había reembolso ni vuelta atrás. Me dirigí al albergue comunitario de Cross Hill, donde me recibió Stevie T., el anfitrión, que me enseñó el albergue: había sofás, un televisor y algunos postres gratuitos para los huéspedes.

Cross Hill Lodge.
Cross Hill Lodge.

Monica Humphries/Insider

Luego, nos dirigimos a la cúpula número 6, que era mi mini apartamento para pasar la noche.

La entrada a la cúpula número 6 en Cross Hill.
La entrada a la cúpula número 6 en Cross Hill.

Monica Humphries/Insider

Entré y mis preocupaciones desaparecieron: la mini casa estaba calentita gracias a una bomba de calor y era mucho más espaciosa de lo que esperaba.

El interior de la cúpula.
El interior de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

Era como entrar en un malvavisco gigante. La estructura metálica de la cúpula estaba recubierta de varias capas, lo que le daba un aspecto abullonado al interior.

El interior de la cúpula.
El interior de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

En la entrada de la cúpula me esperaban zapatillas de andar por casa y batas.

A la entrada del mini apartamento había batas y unas zapatillas de andar por casa.
A la entrada del mini apartamento había batas y unas zapatillas de andar por casa.

Monica Humphries/Insider

A la derecha de la entrada había una cama de matrimonio que miraba hacia un amplio panel de plástico transparente que hacía efecto de ventana, cubierto parcialmente por unas cortinas.

Una hilera de cortinas que tapa parcialmente la ventana.
Una hilera de cortinas que tapa parcialmente la ventana.

Monica Humphries/Insider

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Aparté las cortinas y aparecieron las vistas que daban a los cuidados jardines de la propiedad, a otras 4 cúpulas y a las montañas a lo lejos. En ese momento sentí un aire fresco y frío que se filtraba por la base de la cúpula.

La cúpula tenía un gran ventanal.
La cúpula tenía un gran ventanal.

Monica Humphries/Insider

Stevie T. me aseguró que la cúpula estaría caliente durante la noche. Tenía calefacción, además de una chimenea de gas, un colchón térmico y calefacción en el suelo del baño. De hecho, solo sentí el aire cuando me acercaba a la ventana.

La chimenea de la cúpula.
La chimenea de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

Al pasar junto al dormitorio, vi una pequeña mesa y una cocina compacta.

Una mesa pequeña con 2 sillas cerca de la cocina.
Una mesa pequeña con 2 sillas cerca de la cocina.

Monica Humphries/Insider

La cocina tenía todo lo necesario para una estancia corta, con cubertería, vajilla, cafetera y un mini frigorífico con leche y agua fría.

Vista de la encimera y el fregadero de la cocina.
Vista de la encimera y el fregadero de la cocina.

Monica Humphries/Insider

Pasé por la cocina y caminé hacia la parte trasera de la cúpula. Allí encontré la entrada al cuarto de baño.

Entrada al baño de la cúpula.
Entrada al baño de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

Agradecí que el baño estuviera dentro de mi cúpula. En el pasado, otros Airbnbs a los que he ido tenían retretes y baños portátiles, así que me alegró el hecho de que no tenía que volver al frío una vez que me preparase por la noche.

El interior del baño.
El interior del baño.

Monica Humphries/Insider

Más tarde, me fijé en más detalles lujosos de la cúpula: por todas partes se encendían luces con sensores de movimiento. En el baño había un calentador de toallas y en la cocina, un espumador de leche.

La cúpula tenía un calentador de toallas.
La cúpula tenía un calentador de toallas.

Monica Humphries/Insider

Las comodidades, las impresionantes vistas y la mullida cama me convencieron de que no necesitaba salir de la cúpula, ni siquiera para tomar el postre. Así que me instalé y encendí el colchón térmico, que era como estar tumbado sobre una almohadilla térmica gigante.

La cama gigante de la cúpula.
La cama gigante de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

A mi alrededor fueron llegando otros huéspedes y al igual que una tienda de campaña, las cúpulas no estaban insonorizadas: podía escuchar a otras parejas decidir qué iban a cenar o qué planes hacer para el día siguiente.

La vista a través de la ventana de la cúpula.
La vista a través de la ventana de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

Sabía que ellos también podían verme y oírme. Con la cortina abierta y las luces encendidas, cualquiera que pasara tenía una visión clara de lo que hacía dentro de la cúpula.

Cualquiera que andara cerca de la cúpula podía ver el interior.
Cualquiera que andara cerca de la cúpula podía ver el interior.

Monica Humphries/Insider

Pero incluso con una privacidad limitada, estaba más conectada con la naturaleza que en la mayoría de los demás lugares donde he dormido. Me sentía en paz oyendo piar a los pájaros y gotear la lluvia. Podía ver las montañas escarpadas y olía la leña quemándose desde el albergue.

Las vistas de la cúpula iluminada por dentro.
Las vistas de la cúpula iluminada por dentro.

Monica Humphries/Insider

Después de cenar lo que había preparado, me metí en la cama. El sol se puso y mi cúpula quedó iluminada por la chimenea de gas. Entonces, me di cuenta de que me estaba perdiendo uno de los principales atractivos de la cúpula: las estrellas.

Por la noche la chimenea de gas es la única cosa que desprende luz.
Por la noche la chimenea de gas es la única cosa que desprende luz.

Monica Humphries/Insider

Apagué la chimenea con el mando a distancia para verlas mejor. A través del plástico transparente, busqué estrellas fugaces y constelaciones.

Las estrellas vistas desde la cúpula.
Las estrellas vistas desde la cúpula.

Monica Humphries/Insider

Pero la contemplación no duró mucho porque cuando el aire frío se coló en el apartamento, volví a encender la chimenea y me dormí. Con la calefacción del colchón a tope, la chimenea al máximo y el termostato de la cúpula a 22,5 grados, no pasé frío en toda la noche.

El termostato de la cúpula.
El termostato de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

A la mañana siguiente, me desperté con un amanecer abrasador.

El amanecer desde la cama de la cúpula.
El amanecer desde la cama de la cúpula.

Monica Humphries/Insider

Salí de la cama caliente y exploré los jardines del albergue.

Entre los caminos de grava hay jardines llenos de plantas.
Entre los caminos de grava hay jardines llenos de plantas.

Monica Humphries/Insider

Pasé junto a una bañera de hidromasaje de leña que se puede usar gratis, pero que hay que reservar con antelación. Si me hubiera quedado más tiempo en Cross Hill, habría reservado una plaza.

La propiedad también cuenta con una bañera de hidromasaje.
La propiedad también cuenta con una bañera de hidromasaje.

Monica Humphries/Insider

Por último, subí a la cabaña, donde cada mañana se sirve un desayuno gratuito. Allí me reuní con otras familias y parejas para comer huevos, tostadas y champiñones.

El albergue sirve desayuno todos los días.
El albergue sirve desayuno todos los días.

Monica Humphries/Insider

Con el estómago lleno después del desayuno, arrastré los pies de vuelta a la cúpula. No tenía ninguna gana de hacer la maleta y marcharme. Mientras doblaba el pijama de la noche anterior, soñaba con hacer de Cross Hill mi hogar.

El exterior de una de las cúpulas.
El exterior de una de las cúpulas.

Monica Humphries/Insider

Claro que hay algunas noches muy frías, pero me di cuenta de que vivir en un lugar que combinaba a la perfección el interior con el exterior podía ser una alternativa a mi vida urbana en Denver.

La autora de este artículo durante su viaje a Nueva Zelanda.
La autora de este artículo durante su viaje a Nueva Zelanda.

Monica Humphries/Insider

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