Me mudé a África en secreto y no se lo dije a mi jefe: nunca me pillaron, pero no fue fácil

| Traducido por: 
Habitación secreta

Getty Images

  • Business Insider ha hablado con una investigadora del sueño que ha trabajado a distancia desde África sin que nadie se entere.
  • Estaba 6 horas por delante de la hora local de su trabajo en Virginia, EEUU, así que ajustó su horario: utilizó un número de voz de Google para ocultar sus llamadas telefónicas y una VPN para enmascarar su dirección IP.

Este artículo se basa en una conversación mantenida por Business Insider con una investigadora del sueño de 31 años de una clínica de neurología que ha teletrabajado en secreto desde África sin que su jefe se enterara. Ha pedido que no se revelara su nombre, pero su empleo ha sido confirmado por este medio. El texto ha sido editado únicamente por motivos de extensión y claridad.

En 2018, me topé con el trabajo de mis sueños como jefa de un laboratorio del sueño. Tenía experiencia como enfermera y en general en el ámbito de la sanidad, y conseguir este trabajo y ascender a la alta dirección era para mí una oportunidad única en la vida. Este tipo de trabajos son raros, así que cuando consigues uno lo último que quieres es perderlo. 

Gran parte del trabajo consistía en revisar los estudios del sueño de los pacientes

Los estudios incluían páginas y páginas de datos sobre ellos. Yo me encargaba de revisarlos y señalar las anomalías para los médicos, de modo que pudieran revisarlos y prescribir un tratamiento para su trastorno. 

También realizaba tareas de gestión que incluían dirigir a los tecnólogos, mantener el laboratorio y atender a los pacientes con trastornos del sueño. 

A los pocos meses de empezar a trabajar, me enteré de que estaba embarazada

Trabajé en la oficina hasta el día en que me puse de parto. Pero después de tener a mi hijo, mi jefe me dio luz verde para empezar a teletrabajar. Como gran parte de mi trabajo consistía en revisar estudios del sueño, no necesitaba ir a la oficina. 

En aquel momento, era la única empleada que teletrabajaba. Aquel era un lujo que no mucha gente tenía, así que me sentí agradecida. Era la única manera de poder cuidar de mi hijo y no perder el trabajo de mis sueños, nunca mejor dicho.

Cuando mi hijo tenía 4 semanas, mi marido consiguió un trabajo en Túnez, África

Fue entonces cuando las cosas se pusieron de verdad interesantes. Mi marido trabaja para el Gobierno y yo no sabía cuánto tiempo tendríamos que estar allí.

Pero decidimos hacer las maletas y marcharnos de todos modos. Para mí aquello representó un gran conflicto, porque sabía que si mi jefe se enteraba, no podría conservar mi empleo. 

Piscina infinita

Pude trabajar a distancia desde África sin que nadie se enterara durante más de un año

Creo que le habrían dado el puesto a otra persona si les hubiera dicho que iba a vivir en África y que no iba a ir nunca a la oficina. Habría sido una pesadilla logística desde el punto de vista de recursos humanos.

Pero decidí correr el riesgo y me alegro de haberlo hecho.

Hice que mi nueva realidad funcionara de varias maneras, como apoyándome en el cambio de hora 

Mi trabajo consistía en revisar los estudios del sueño, hablar con los pacientes y los médicos para compartir los resultados y concertar citas.

Cuando estaba en Túnez, iba 6 horas por delante de mi laboratorio del sueño de Virginia, EEUU. Eso me favorecía, porque me despertaba, atendía a mi hijo recién nacido, hacía la casa y empezaba mi jornada laboral a las 10 de la mañana, hora de mi país, justo cuando abría el laboratorio y se despertaban los pacientes. 

En EEUU, empezaba a trabajar a las 5 o 6 de la mañana, cuando los pacientes se despertaban. Eso hacía difícil compaginar el trabajo desde casa con la maternidad.

Sin embargo, esta jornada hacía que el final de mis días pareciera más largo, ya que normalmente trabajaba de 10 a 12 horas y terminaba mi jornada laboral sobre las 9 de la noche.

No podía dar detalles de mi vida ni de mi situación

Túnez es un país mediterráneo precioso. Pude hacer muchas cosas interesantes, como visitar las ruinas romanas de Cartago, disfrutar de la playa y viajar constantemente a Europa, que estaba a un vuelo corto y barato de distancia. 

Pero no podía compartir ninguno de estos detalles con mis compañeros de trabajo ni con mi jefe. Cuando me preguntaban detalles sobre mi fin de semana o cosas que hacía, respondía de forma genérica y breve, lo cual por otra parte era normal. No hablábamos a menudo de nuestra vida personal en el trabajo. 

Cuando alguien del laboratorio me pedía que fuera a darle algún tipo de formación, me mantenía firme y le decía que trabajaba a distancia y que podíamos hacerlo por teléfono. Por suerte, nadie lo cuestionó ni se opuso. 

Era difícil atender llamadas telefónicas 

La parte más difícil del trabajo era tener que hablar con pacientes a cualquier hora del día y de la noche. Parte de mi trabajo consistía en llamar a los pacientes para comunicarles los resultados del estudio del sueño. A veces, los pacientes me llamaban a las 2 de la madrugada, hora de mi país, y yo tenía que contestar porque querían hablar de sus problemas y de sus resultados.

Por suerte, las llamadas no eran por vídeo, así que los pacientes no podían verme. Así era más fácil atenderlos desde cualquier lugar de la casa sin que supieran que era de madrugada para mí. 

También disimulé mis llamadas telefónicas con 2 estrategias principales

En primer lugar, tenía un número de voz de Google que hacía que pareciera que seguía teniendo un número de teléfono estadounidense cuando estaba en el extranjero.

También utilicé una VPN (red privada virtual, por sus siglas en inglés). Esto hizo que mi teléfono pensara que estaba en EEUU, lo que me permitió utilizar aplicaciones o programas que podrían no estar disponibles en el país en el que vivo, como Zoom o Facebook

Tener una VPN me ayudó a utilizar esas plataformas, ver ciertos canales de televisión y tener acceso a herramientas de Internet que no se ofrecían en el país en el que estaba. También enmascara tu dirección IP para que nadie pueda saber que estás fuera de EEUU. 

Era difícil trabajar totalmente a distancia

Para trabajar a distancia en otro país hay que ser muy disciplinado. Tienes que asegurarte de cumplir un horario y hacer todo tu trabajo para no levantar sospechas. 

Cuando nos mudamos a África, yo era una teletrabajadora novata, así que tuve que aprender a prescindir por completo de las ventajas de la presencialidad y a hacerlo todo electrónicamente. Tuve que aprender distintas formas de escanear documentos, firmar estudios electrónicamente y solucionar problemas informáticos a miles de kilómetros de distancia.

Esto habría sido un reto independientemente de dónde teletrabajara, pero a veces me hacía desear estar de nuevo trabajando en el laboratorio.

 

El hecho de no trabajar en una oficina me hizo ser más eficiente

Pude encargarme de grandes proyectos, como ayudar al laboratorio a obtener su acreditación, lo que implicó presentar mucha documentación. Y pude hacerlo sin tener que salir de Túnez. 

Tenía miedo de perder mi trabajo

Mi mayor temor durante todo el año era que un día mi jefe se enterara y yo perdiera el trabajo. Había trabajado muy duro para llegar a estar donde estaba. Sabía que si me despedían, sería difícil encontrar otro trabajo similar, sobre todo a distancia. 

Era un trabajo muy raro. Quería aferrarme a él, no dejarlo ir.

Mi trabajo soñado se volvió aburrido y demasiado repetitivo 

Con todo y con eso, después de un año trabajando a distancia desde África, empecé a aburrirme de mi empleo. No interactuaba con compañeros de trabajo y estaba completamente sola leyendo estudios sobre el sueño. Echaba de menos relacionarme con gente en persona, y me frustró tener que sentarme frente al ordenador todo el día y mirar la pantalla.

Vivíamos en un lugar muy barato y no necesitábamos los ingresos que ganaba con este trabajo. 

Unos meses antes, empecé un blog de comida

El blog empezaba a despegar en cuanto a lectores y seguidores. Fui encontrando formas de rentabilizarlo, sobre todo a través de anuncios e ingresos por afiliación. 

Después de un año trabajando a distancia en África, decidí renunciar y dejar oficialmente mi trabajo en el laboratorio del sueño.

Al principio, mi jefe se enfadó porque lo dejé

Me había dejado trabajar a distancia, sabía hacer muy bien mi trabajo. Aun así, me alegré de dejarlo. Quería dejar de vivir esta doble vida.

No hice ningún tipo de revelación sobre la vida secreta que llevaba, pero después de marcharme empecé a publicar en las redes sociales que vivía en Túnez. Algunos de mis compañeros de trabajo se dieron cuenta y se sorprendieron. Mi jefe nunca me dijo nada. 

Me sentí muy orgullosa de mí misma cuando dejé este empleo

Tenía mucho miedo de que me despidieran y pensaba que nunca encontraría otro trabajo que me gustara. Estaba equivocada. Hay muchos trabajos interesantes, y no deberías aferrarte a una oportunidad que ya no te gusta solo porque crees que nunca ganarás dinero haciendo otra cosa. 

Lo harás. Hay muchas formas de hacerlo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.