El método de Moderna contra el coronavirus apuesta por transformar el cuerpo humano en una "fábrica de vacunas"

Elaboración de la vacuna contra la COVID-19 de la estadounidense Novavax.
Elaboración de la vacuna contra la COVID-19 de la estadounidense Novavax.

Novavax

  • Moderna planea usar el ARN como mensajero (ARNm) dentro de las células para producir una reacción inmune. Esto es, que sea el propio cuerpo el que se convierta en una "fábrica de vacunas" propia.
  • Las grandes ventajas de las vacunas de este tipo son la velocidad y la flexibilidad; al contrario que sus rivales, no necesitan tediosas células vivas ni virus difíciles de manejar, y la química básica es bastante sencilla de manejar.
  • A la larga, los defensores del ARNm esperan que se convierta en un trampolín que permita obtener vacunas para otras infecciones difíciles de tratar, así como inyecciones personalizadas para el cáncer e incluso tratamientos para enfermedades cardíacas.
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Casi todas las vacunas antivirales funcionan de manera similar:

Un virus muerto o debilitado se introduce en una persona sana, generando anticuerpos y estimulando el sistema inmunológico; una vez culmina el proceso, el vacunado se encuentra completamente protegido una vez el verdadero patógeno ataca su organismo.

A lo largo de las décadas, este enfoque ha vencido a la polio, erradicado la viruela y controlado la varicela, el sarampión y las paperas, pero la producción de vacunas nunca ha sido tan sencilla o rápida como suena a simple vista. Muchas vacunas contra la gripe todavía se cultivan en huevos de gallina, y los nuevos enfoques se basan en la ingeniería genética siguen sin impedir el desarrollo de proteínas virales.

Por contra, las vacunas contra el coronavirus de Moderna Inc., en Cambridge, Massachusetts, y su rival alemana BioNTech SE proponen inmunizar a la gente de una forma radicalmente diferente: aprovechando las células humanas para convertir el cuerpo en una "fábrica de vacunas" por sí mismo. En lugar de proteínas virales, las vacunas contienen instrucciones genéticas transportadas a través de ARN mensajero (ARNm) que incitan al cuerpo a producirlas.

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El ARNm-1273 de Moderna consiste en una cadena de ARNm que le dice al cuerpo que produzca la proteína de punta que el coronavirus usa para adherirse a las células humanas. Si la vacuna funciona como se pretende, el cuerpo empezará a producir las proteínas poco después de la inyección, incitando al sistema inmunológico a reaccionar y acumular anticuerpos protectores contra ellas.

A su favor, las grandes ventajas de las vacunas de ARNm son la velocidad y la flexibilidad; al contrario que sus rivales, no necesitan tediosas células vivas ni virus difíciles de manejar, y la química básica es bastante sencilla de manejar.

En este caso, la vacuna de Moderna llegó a la fase I de pruebas en humanos el 16 de marzo, sólo 63 días después de que la compañía comenzara a desarrollarla. Apenas 4 meses después, el 27 de julio, se produjo la primera inyección de prueba en un voluntario. Menos de 12 horas después, BioNTech y su socio, Pfizer Inc., anunciaron su etapa final de testeos. Todo un tiempo récord acompañado de buenos resultados.

Así, los ensayos de fase I de Moderna y BioNTech-Pfizer se han centrado en estimular el sistema inmunológico, producir anticuerpos y neutralizar el virus con los propios recursos del cuerpo. De esta forma, serían las células las que producirían sus propias vacunas, un objetivo que por el momento parece más que factible.

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Según Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, "los anticuerpos neutralizantes son el estándar de oro de la protección". 

Claro que no todo es color de rosa. Las vacunas de ARNm no gozan de buena prensa históricamente —rara vez han logrado entrar en fase final— y no están libres de efectos secundarios. Sólo en el caso de Moderna, su fase I produjo hasta 15 efectos leves en la dosis media y 3 reacciones temporales graves en la dosis alta. Aunque las pruebas han mejorado desde entonces, no son pocos los escépticos con este tipo de vacunas.

"No encuentro ninguna razón para centrarse en las vacunas de ARNm. Simplemente no lo entiendo", comparte Peter Jay Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Colegio de Medicina Baylor de Houston, a Bloomberg. Aun así, el profesor no pierde la esperanza con Moderna, la cual ve "prometedora" por momentos.

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A la larga, los defensores del ARNm esperan que se convierta en un trampolín que permita obtener vacunas para otras infecciones difíciles de tratar, así como inyecciones personalizadas para el cáncer e incluso tratamientos para enfermedades cardíacas. "Es un gran momento para la terapéutica del ARNm en general, porque ahora es una palabra familiar y todo el mundo la conoce", comenta Derrick Rossi, biólogo de células madre y cofundador de Moderna.

La vacuna ya protege a ratones

Los últimos hallazgos de Moderna muestran que la vacuna en investigación indujo anticuerpos neutralizantes en ratones cuando se administraron como dos inyecciones intramusculares de pequeñas dosis (1 mg) con 3 semanas de diferencia. Aunque todavía queda mucho por delante, los resultados son optimistas y presentan un horizonte brillante para los defensores del ARNm.

En experimentos adicionales se descubrió que los roedores, que se enfrentaron al virus tras recibir la vacuna, quedaron protegidos de la replicación viral durante todo el tiempo que duró el experimento, con un máximo de 13 semanas. Los autores señalan que estos estudios, combinados con investigaciones en primates y las pruebas clínicas de la fase 1, apoyan la evaluación del ARNm-1273 en los ensayos clínicos de eficacia.

"Esta es una demostración de cómo el poder de los nuevos conceptos impulsados por la tecnología, como la vacunología sintética, facilita un programa de desarrollo de vacunas que puede iniciarse sólo con secuencias de patógenos", concluye el estudio, publicado en la revista Nature.

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