Muere César Alierta, el último presidente de Telefónica nombrado por el Gobierno y responsable de la internacionalización de la teleco

César Alierta ha fallecido este miércoles en Zaragoza a los 78 años, por complicaciones con una enfermedad cardiaca. 

Su muerte se produce después unas horas de confusión durante las que numerosos medios de comunicación publicaron la noticia de su fallecimiento en la mañana de este miércoles. 

Poco después, diversas fuentes como el diario local El Periódico de Aragón e incluso la cuenta de Grandes Empresas de Telefónica en X, antigua Twitter, confirmaron que el empresario se encontraba en estado crítico pero que seguía vivo.

Alrededor de las 13.00 horas, RTVE y El Heraldo de Aragón confirmaban finalmente el fallecimiento de Alierta.

Se marcha uno de los últimos grandes empresarios de la Transición española, que llegó a la presidencia de Telefónica en julio de 2000 a propuesta del Gobierno de José María Aznar.

Alierta sucedió en el cargo a Juan Villalonga y precede al actual presidente ejecutivo de la multinacional española, José María Álvarez-Pallete, desde que dimitiera en 2016. Continuó vinculado a la compañía presidiendo su fundación, la Fundación Telefónica, hasta febrero de 2022.

El aragonés ha sido uno de los empresarios españoles más relevantes de las últimas décadas. Bajo su batuta, Telefónica comenzó su proceso de internacionalización y apostó por la digitalización, la tecnología y la innovación. En 2022, Alierta pronunció un discurso en el marco de unos premios de El Economista, en el que contó cómo fue la creación de la unidad digital de la firma:

"En 2010, reuní al comité ejecutivo de Telefónica y decidí hacer una unidad digital, y el comité me miró mal, creo que pensaban que estaba loco. Pero nosotros en esa época teníamos que adelantarnos. Cuando empezamos no teníamos ni idea, pero a base de errores se aprende". "Lo tenía entonces muy claro y lo sigo teniendo ahora: el futuro de la humanidad pasa por la digitalización".

Alierta, además de presidente de Telefónica entre los años 2000 y 2016, ha sido uno de los principales accionistas del club de fútbol Real Zaragoza. En su currículum también destaca la presidencia de la Asociación Española del Mercado de Valores entre los años 1991 y 1996, y el nombramiento, justo después, de presidente de la empresa pública Tabacalera.

El nombramiento de Alierta como presidente de Tabacalera fue a instancias también del Ejecutivo de Aznar. Bajo su mando, Tabacalera inició su proceso de privatización, de una forma casi paralela a la privatización de la Telefónica que apenas unos años después él mismo comandaría, sin experiencia previa en el mundo de las telecomunicaciones.

Los caprichos del destino han querido que el Estado vaya a volver a estar presente en el accionariado de la compañía española 26 años después de que se produjese su privatización: el Gobierno de Sánchez anunció la compra de un 10% del accionariado con el objetivo de suavizar la entrada de los saudíes de Saudí Telecom (STC) en la compañía.

Alierta llevó a Telefónica a ser una de las grandes operadoras de telecomunicaciones del mundo, alcanzando el podio siendo la tercera compañía del sector por capitalización. Precisamente la firma ha retraído en los últimos años su presencia en Latinoamérica –con excepción de Brasil–, región donde el propio Alierta hizo una apuesta decidida.

También fue decisión del presidente Alierta la integración de Telefónica Móviles en la compañía y el despliegue de fibra que ha llevado a España a ser uno de los países referentes en el despliegue de red, y que permitió que en la pandemia la infraestructura digital del país fuese una de las mejor preparadas de Europa para contener la demanda de conectividad que suscitó el confinamiento.

La multinacional presentó su nuevo plan estratégico trienial el pasado mes de noviembre. Entre los objetivos que se ha marcado se encuentra llevar el flujo de caja a los 1.000 millones, apostando por la inmersión digital y tecnológica de la teleco. Hace semanas, la compañía alcanzó un acuerdo con los sindicatos para un ERE que le costará 1.300 millones de euros, afectando a 3.400 personas.