Prepárate, esta campaña que acaba de terminar puede ser la última antes de que la IA participe en los programas, carteles e incluso mensajes de los partidos

Fin de campaña para las elecciones generales de 2015.

REUTERSSusana Vera

  • La campaña electoral que acaba de terminar ya ha mostrado el potencial de las IA generativas en términos de comunicación y estrategia política.
  • Una investigación de Google, el MIT y Harvard advierte que modelos de texto pueden incluso hacer predicciones sociales que los partidos usarán (y es un riesgo).

La campaña electoral ha llegado a su fin. Este domingo 28 de mayo más de 36 millones de personas están llamadas a su cita con las urnas para elegir a sus nuevos gobiernos municipales y autonómicos en el caso de 12 comunidades.

Los habituales cruces de reproches y acusaciones han sido, dentro de lo que cabe, los esperados. El arranque de campaña estuvo marcado por la acción política del Ejecutivo central en materia de vivienda. Luego llegó el turno de la sequía. Después ETA, a raíz de unas candidaturas de EH Bildu, copó el centro de atención de muchos electores.

Solo los últimos días de campaña se han visto enfangados por las polémicas relacionadas con los supuestos intentos de compra de votos. Comenzaron en Melilla y se propagaron por el resto del territorio nacional como la pólvora.

Se han celebrado debates en cientos de televisiones locales y regionales, y los candidatos han medido sus propuestas y han hecho balance de la gestión realizada en la legislatura que ahora llega a su fin.

Mientras tanto, el mundo ha seguido con expectación los paseos que el empresario tecnológico estadounidense Sam Altman ha dado por el mundo. Pisó Madrid hace apenas unos días, donde habló de su compañía, OpenAI, de su producto, que te sonará más, ChatGPT, y del papel que pueden jugar los países diseñando la regulación de una tecnología que ya se compara con la bomba nuclear.

Altman es el CEO de OpenAI, la empresa que ha diseñado el modelo de lenguaje extenso GPT. Es uno de los mayores ejemplos de las posibilidades de la IA generativa, y nació tras unos meses en los que sistemas generadores de imágenes como DALL-E o Stable Diffusion generaban también cada vez más atención.

Antes de recalar en Madrid y realizar una gira que pasó por países como Nigeria, Bruselas o Reino Unido, también compareció en el Senado de los Estados Unidos, donde confesó uno de sus mayores temores.

Los mensajes subliminales de campaña en la ropa de los políticos: por qué, aunque creas que no, te sigues fijando en la 'corbata' de los candidatos

"Llevamos bastante tiempo trabajando en inteligencia artificial". "Pero a medida que la tecnología avanza, entendemos que mucha gente empieza a tener ansiedad por cómo esta podrá cambiar nuestras vidas. Nosotros la tenemos", reconoció. "Fundamentalmente, estos nuevos sistemas van a ser desestabilizadores".

"Pueden crear y crearán mentiras persuasivas a una escala que la humanidad no había visto hasta ahora. Elementos extranjeros van a usar esta tecnología para inferir en nuestras elecciones, especialistas la utilizarán para manipular nuestros mercados y nuestros sistemas políticos. La democracia en sí misma es la que está amenazada", enfatizó.

Las elecciones municipales y autonómicas españolas de este 28 de mayo han sido uno de las primeros comicios a escala nacional que se han convocado a nivel global después de que este fenómeno haya empezado a despuntar. Se han visto, sí, imágenes generadas en inteligencia artificial durante mensajes de campaña.

Lo que todavía no se han visto —y es probable que se empiecen a ver en la campaña de las elecciones generales de finales de año— han sido discursos, mensajes, comunicados o publicaciones generadas por inteligencia artificial animando al voto. 

Y eso es lo preocupante: tal vez existan, pero muchos de estos sistemas de IA generativa son todavía indetectables para el ojo humano.

La IA generativa ya está en política y parece que ha llegado para quedarse

Los desarrollos de estos modelos no están exentos de polémica, especialmente en el ámbito del arte y el diseño gráfico. Uno de los partidos que han hecho uso público de esta tecnología para generar sus imágenes de campaña ha sido Podemos, lo que ha sorprendido —y decepcionado— a algunos de sus potenciales votantes, que entendían que la organización sería más sensible a estas cuestiones.

Fue esta misma semana cuando Podemos empleó la inteligencia artificial para encajar en personajes de cómic a algunos rostros de sus principales candidatos para las elecciones municipales y autonómicas. 

"Con vuestros súper poderes, con las mejores candidatas y candidatos que podíamos tener, este 28M vamos con todas nuestras fuerzas para que el sentido común se siga traduciendo en derechos. #YSiPodemos se mezclara con súpers en un generador IA?", propuso la formación morada entonces.

Otra organización, aunque del mismo espacio político, hizo lo propio también al arranque de la campaña. En Comú Podem, con presencia en el Parlament catalán, lanzó un vídeo en el que reconocía que le habían formulado una pregunta a la IA: "¿Cómo serán los pueblos y las ciudades del futuro?".

El spot, narrado por Jessica Albiach, portavoz de esos comunes en el Parlament, acababa concluyendo que "el futuro no lo decidirá ninguna máquina, no depende de la inteligencia artificial", tras haber enseñado varias imágenes generadas con MidJourney, otro de los populares motores para generar imágenes con inteligencia artificial.

Al otro lado del espectro político no se han apreciado ejemplos tan nítidos como este, más allá de que exdirigentes de Vox, por ejemplo, utilizan como avatares en redes sociales también imágenes generadas por inteligencia artificial, como apunta el sociólogo Iago Moreno en este artículo publicado días atrás en El Confidencial.

Pero más allá de la campaña, este tipo de sistemas ya se están utilizando para presentar mociones e interpelaciones en parlamentos regionales, como reconocen fuentes precisamente de En Comú Podem al propio Moreno. "Es sorprendentemente útil para optimizar muchos procesos en el día a día, y nos ayuda a organizar o reescribir muchas ideas".

Tampoco es extraordinario. Concejales y diputados provinciales han presentado siempre mociones y el tenor literal de muchas de ellas en realidad eran párrafos y párrafos copiados de artículos aparecidos en medios de comunicación. Que la inteligencia artificial generadora, en este caso de textos, iba a ser aliada de los técnicos de grupos políticos, era algo que no entraba en quinielas.

De hecho una reciente pregunta a la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en el Congreso, fue respaldada con ChatGPT. La presentó Vox. Iván Espinosa de los Monteros aseguró en su primer turno de palabra que había pedido al chatbot que le ayudara a descubrir cómo una ministra como Calviño manipulaba las estadísticas.

La respuesta de Calviño fue aplaudida: "Lo dice todo el que haya tenido que recurrir a la IA para hacer su pregunta".

Un debate importante y unos riesgos menospreciados

En EEUU la inteligencia artificial se ha entrometido en el debate político de maneras mucho más perniciosas. Allí han proliferado muchos deepfakes en los que se aprecian a mandatarios o líderes de los grandes partidos diciendo cosas que en realidad nunca han dicho. Estos deepfakes también son generados mediante IA y son parte de las nuevas formas y amenazas de desinformación.

El problema: que las herramientas capaces de detectar si un deepfake es tal o si es un vídeo legítimo y real no evolucionan tan rápido como lo hacen su contraparte. Aunque se han producido progresos, parte de la comunidad de verificadores y también de expertos en ciberseguridad están consternados por todas las posibilidades que esta tecnología ofrece a actores maliciosos.

Pero el mero hecho de que un grupo político use animosamente la inteligencia artificial generativa para diseñar sus flyers y carteles de campaña o incluso para escribir los discursos y propuestas que presenten en las cámaras legislativas abren una nueva dimensión de amenazas.

2 operarios montan una cabina de votación en Andalucía, en 2022.

El uso de estas herramientas sin una supervisión humana diligente puede perpetuar una serie de estereotipos. Las IA no son máquinas perfectas y reproducen muchos de los sesgos que tienen sus propios desarrolladores. OpenAI introduce siempre mecanismos de salvaguarda para evitarlo, pero diariamente se descubre una manera de que ChatGPT lo sortee.

Algo tan inocente como un mapa en el que ChatGPT ha 'etiquetado' a las distintas comunidades autónomas españolas con algo "característico" de la región puede provocar mucho malestar social. Y en manos de extremistas y radicales puede servir para amparar discursos contrarios a los derechos humanos y la propia democracia.

Todo máxime cuando los modelos de lenguaje extenso como GPT pueden llegar a predecir la opinión pública con extraordinaria eficacia gracias, fundamentalmente, a los medios de comunicación con los que también son entrenados. Así lo destaca un artículo académico presentado por investigadores de Google, el MIT y Harvard que fue recientemente citado en el Senado estadounidense.

Esto implicaría que, en un marco electoral, los partidos podrían dar por válidas esas predicciones que hagan estos chatbots y desarrollar sobre ellas sus estrategias electorales. Un senador estadounidense que presenció la intervención de Altman en la cámara lo advirtió: "Algo tan prosaico como el buscador de Google" ya influye en la orientación del voto de muchos ciudadanos.

Por eso, la IA generativa "es, por supuesto, algo mucho más poderoso y significativo. Mucho más en varias magnitudes".

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